REPORTAJE
La Policía Nacional en Cádiz, control, vigilancia y atención durante la pandemia
El trabajo de los agentes durante la alerta sanitaria se ha extendido a otras labores sociales como apoyo a los médicos o el contacto permanente con residencias de mayores y víctimas de violencia de género
Videoeconferencia con un centro de mayores de Cádiz.
Durante todo el período de alerta sanitaria, sobre todo en los momentos más duros, en el confinamiento y las primeras fases, la Policía Nacional, como el resto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, han sido determinantes a la hora de mantener el control . En el Estado de Alarma se dieron situaciones inéditas, bajo condiciones y reglas que antes jamás se habían producido. No había hecho falta. Sin embargo la llegada del coronavirus y su rápida expansión por todo el territorio nacional llevó a las autoridades a establecer normas para velar por el bien de todos. Los hospitales no daban abasto en muchas ciudades y la alarma social era evidente.
La vida del ciudadano estaba (y continúa estando) en riesgo y por ello la misión de estos agentes ha sido y es clave. Cuidar que todo vaya bien, que se cumpla con lo dictado, con lo recomendado , y controlar si en este complicado camino surgen problemas para intentar ponerles solución antes de tener que seguir lamentando. Cumplen así con su trabajo, para eso están, pero, en situaciones críticas como las vividas, su misión se hace todavía más necesaria e imprescindible.
Uno de los trabajos que han estado realizando y que ha sido crucial para que hubiera un orden ha sido la de establecer controles y patrullar para que los ciudadanos se quedaran en casa según lo recomendado por los expertos sanitarios. Era la única forma de frenar los contagios masivos que se estaban produciendo y que estaban llevando el caos a los hospitales, colapsados en algunos puntos del país con una denunciada falta de medios y previsión. Salir a la calle era ponerse en riesgo y poner en peligro a los demás ante un panorama tan desolador con un sistema que iba dando respuesta como podía.
En este sentido, la Policía Nacional estableció controles y patrullas para que los ciudadanos cumplieran con el confinamiento. Si no lo hacían, si no cumplían con lo establecido en la orden, eran propuestos para sanción y si reincidían en su desobediencia o cometían cualquier tipo de atentado a la autoridad, eran detenidos. En este sentido, y según datos recientes aportados por el Ministerio del Interior, Cádiz ha sido la tercera provincia de España donde más arrestados hubo durante el Estado de Alarma (231), por detrás de Alicante y Valencia. En total en España se detuvo a más de 4.000 personas y se propusieron para una multa administrativa a 287.000 ciudadanos (más de 68.000 de ellos en Andalucía).
No solo controles
Pero los agentes del Cuerpo Nacional de Policía no solo han desarrollado esta importante labor de control, sino que su trabajo ha ido más allá de esta encomienda. Agentes de diferentes unidades han mantenido el contacto directo con colectivos vulnerables o que durante la peor parte de la crisis podían necesitar de ayuda.
Este es el caso por ejemplo de la figura del interlocutor sanitario , una figura policial creada por la Secretaria de Estado de Seguridad en 2017 ante el incremento de agresiones que se estaba produciendo entonces contra personal sanitario. Y durante la pandemia, este ha sido uno de los sectores que más ha sufrido debido a la tensión que existía, el riesgo que corrían y las extremas necesidades que les iban agobiando todavía más. «Hemos tenido contacto directo y habitual con médicos, enfermeros, farmacéuticos, veterinarios, odontólogos...», cuenta el inspector responsable de este servicio en la Comisaría Provincial de Cádiz.
«Sobre todo queríamos saber si en materia de seguridad estaban teniendo algún problema, que supieran que estábamos aquí si nos necesitaban». Así que durante las semanas de alarma el contacto ha sido permanente. Tanto telefónico como cuando los agentes encargados de esta función han hecho visitas a hospitales y centros de salud. «No ha habido mayores incidencias, salvo dos agresiones, una en Cádiz y otra en Jerez», cuenta.
Los interlocutores sanitarios han visitado hospitales.
El objetivo principal disminuir la actividad delictiva en estos espacios que además se hacían todavía más complicados a causa del coronavirus. Garantizar la seguridad a sus trabajadores dentro de lo posible y también de los pacientes. Por ello se han mantenido reuniones con el sector para establecer una comunicación más fluida y adoptar medidas para disminuir el riesgo. Además se está ofreciendo asesoramiento a los centros para prevenir agresiones fruto de la actual situación de incertidumbre. Así mismo, también se han intensificado las comunicaciones con los colegios profesionales, directores de seguridad, personal de vigilancia y empresas proveedoras de seguridad privada en estos centros sanitarios.
«Estaban muy asustados»
Además otro de los pilares que han sido fundamentales en la labor desarrollada por la Policía Nacional ha sido la de vigilar y mantener contacto con las residencias de mayores, el colectivo más vulnerable y dramáticamente afectado por la pandemia. Atendiendo a esta alerta y sobre todo conscientes del temor y la preocupación que existía entre las personas de edades más avanzadas, la unidad de Participación Ciudadana de la Comisaría Provincial se ha mantenido en alerta. Relacionado con el Plan Mayor Seguridad, se han realizado 15.786 contactos con residencias y asociaciones de ancianos en toda España.
Desde Cádiz, una de las agentes encargadas de este vínculo ha enfocado su trabajo diario a ello. «Desde que se inició el Estado de Alarma llevamos varios planes pero incidimos en el Plan Mayor. Mi trabajo diario se basaba en contactar con los centros de mayores , interesarnos por la situación que tenían, y si necesitaban algún tipo de labor humanitaria, ayudarles con el material, los traslados...», explica.
Además, en muchas ocasiones han sido los propios directores de estos centros los que han querido contar con ellos. «Nos decían que nosotros a los ancianos les inspirábamos confianza y seguridad y que estaban asustados. Nuestra presencia y el decirles que no iba a pasarles nada si todo lo hacían bien, les servía de mucho».
Por ello pusieron en marcha videoconferencias con estas residencias. Desde el otro lado del monitor les explicaban lo que estaba pasando y que era todo por prevención. «Estaban muy desconfiados y la visión que tenían era peor. Algunos nos decían que les estaban engañando pero les insistíamos que no, que todo estaba siendo por su propia salud, para cuidar de ellos». Así por ejemplo estos agentes han mantenido contacto permanente con residencias como Matías Calvo o Fragela. «Ayer estuve en una charla ya presencial. Les dije que iba a ir a verlos para que además quería que me contaran a mí porque ellos han pasado épocas mucho más duras que esta y seguro que nosotros tenemos más que aprender».
Pero este trabajo continúa ahora con la desescalada. «Aunque ya se les permiten las salidas en estos centros lo están haciendo poco a poco. Hay que seguir manteniendo la cautela». Algunos usuarios no se han tomado del todo bien este regreso paulativo. «Echan de menos sus paseítos pero les explicamos que dentro de nada lo podrán hacer con mayor normalidad y sin ponerse en riesgo».
La continua lucha contra el maltrato
Otra de las ideas fijadas durante todo el período de alerta sanitaria ha sido la de no descuidar a aquellas personas que sufren malos tratos. Durante estos meses para este colectivo tan vulnerable la situación ha sido crítica. Personas que de la noche a la mañana se han visto confinadas con su peor enemigo o enemiga, en un ambiente además cargado de tensión y ansiedad al sentirse encerradas por doble motivo. Por ello desde las unidades de Familia y Mujer (UFAM) de las diferentes comisarías de la provincia se ha mantenido también esta alerta a un nivel máximo.
Las unidades especializadas en violencia de género han detenido a 8.790 personas y tramitado 8.412 denuncias en toda España durante el Estado de Alarma por este motivo. Pero la labor preventiva que se ha hecho para evitar el peor final ha sido en muchos casos determinante. Más de doscientas mil contactos con vísitas. También vigilancias o llamadas telefónicas cuando se ha podido y 70.000 controles sobre los autores de este delito.
Durante todo el proceso de la pandemia las consultas han ido encaminadas a servir de vigías y de apoyo para aquellas personas que pedían auxilio. Se les decía que aunque la situación era complicada ellas o ellos sí podían salir de casa en una situación de emergencia y, por supuesto, ir a denunciar cualquier tipo de abuso. Además se han mantenido activos todos los recursos de atención que existen para este colectivo en todas las administraciones.
Desde el Instituto Andaluz de la Mujer por ejemplo durante los dos meses de confinamiento se atendieron a 1.164, el 65 por ciento por violencia de género. La asesora de este programa en Cádiz, Ana Fidalgo, destacó que desde el 14 de marzo al 14 de mayo a través del Teléfono de Atención a las Mujeres, se atendieron 694 llamadas, y que el Centro Provincial de la Mujer, tuvo 470 asistencias, de las cuales el 65 por ciento acudió por violencia de género
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