Mi rincón preferido

El poder veraniego de las raíces gaditanas

Nacho Moreno De Terry Enríquez es socio fundador del Club de Aficionados Prácticos Taurinos | Nieto del médico y alcalde de Arcos Rafael Enríquez y de la portuense Rosario de Terry, sus pasiones y su juventud le unen a la provincia de forma inquebrantable

En la actualidad con su familia

Goretti Domecq

Nieto del médico y alcalde de Arcos, Rafael Enríquez Gómez-Ferrer y la portuense Rosario de Terry Sánchez-Blanco, él es Nacho Moreno De Terry Enríquez quien nace en Badajoz, Extremadura. Como buen extremeño siempre fue un gran aficionado al campo, a la caza y al toreo, tanto que llegó a ser novillero durante varios años. Debutó con picadores en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. En la provincia de Cádiz, llegó a hacer el paseíllo en un lugar muy especial y familiar para él, en la plaza de toros de Arcos de la Frontera.

Nacho, cuando estaba terminando el colegio, tenía dos grandes aficiones: el pádel que empezaba a arrancar especialmente en Extremadura y Andalucía . La otra ya la hemos mencionado, los toros. Por lo que empezó a formarse en ambos campos. Ambos implican deporte, entrenamientos y esfuerzos físicos.

Cuando decidió dejar los toros, se especializó en ser monitor de pádel, posteriormente seleccionador en su comunidad e incluso es juez. Con tan solo 22 años ya había destacado en este deporte en su tierra, y le salió la oportunidad de dirigir la escuela de pádel en un gran club en El Puerto de Santa María donde había niños con un gran nivel. Esto fue en el Real Club de Golf de Vistahermosa.

No lo dudó ni un segundo, ya que era volver al lugar donde pasaba las vacaciones en su infancia. «Ahí, había pasado mi niñez, tengo muchos recuerdos de mis veranos, que fueron maravillosos y lo hago con mucho cariño. Quizás por eso no tuve dudas cuando me lo ofrecieron.

Desde muy pequeño vivíamos en la calle Trainera, en Vistahermosa, junto a mi tía Chay. Recuerdo ir a la playa o al bucito, desde donde salía el Papi a vender sus patatas. Y por las tardes teníamos el cine de verano en La Casa Grande» . En el Puerto, Nacho pasó sus primeros veranos, como hasta los seis años, y luego empezó hacerlo en la finca que su abuelo tenía en Arcos, con sus primos y tíos.

Justo detrás de su abuelo en una tarde de playa de su juventud.

En 1896 su tatarabuela, Juana Ferrer de la Calle, fue una de las primeras veraneantes jerezanas que hubo en Rota, y construyó el primer chalet de la entonces calle Espartero , y actual Higuereta, junto a la playa de La Costilla.

En su día, fue adquirida como una antigua casucha que pertenecía al gitano Macarrón, gran estilista del cante flamenco. El carnaval, escribe con humor la historia de nuestros pueblos, y sobre esta anécdota, Nacho nos cuenta entre risas, que le dedicaron un tanguillo cantado por comparsa:

«Con toda satisfacción y en cuatro meses de espacio / han convertido en palacio la fragua de Macarrón/ Más frito que un chicharrón, trabaja el pobre herrero/ majando hierro y acero, para ganarse la hogaza/ y hoy vemos la mejor casa, en la calle de Espartero».

«Ahí, mi madre pasó muchos veranos cuando era una niña con sus once hermanos… Ese es nuestro especial vínculo a Rota, el lugar en el que veraneo actualmente con mi mujer y mis hijos. Creo que es un lugar perfecto para ellos, porque, además, tenemos la playa debajo de casa. Aunque me encantaría poder volver a veranear en El Puerto cuando mis hijos crezcan un poco, para que puedan vivir veranos parecidos a los que yo viví allí.

En resumen, tuve unas vacaciones de infancia de una forma muy variada, entre El Puerto, Rota y la casa de campo de Arcos . Siempre estábamos con mis abuelos, y es que, desde pequeño, siempre me han inculcado una vida familiar a gran escala».

Cuando le tocó volver a El Puerto por trabajo, lo hizo de otra forma, a pesar de su juventud. No podía entrar y salir tanto como los amigos de su edad , y es que ya durante el año tenía muchísimas clases, pero en verano llegaron a tener que contar con hasta diez profesores de pádel para poder abarcar la gran demanda que había en el club, y todo esto bajo su responsabilidad.

«Fueron cuatro años de mucho trabajo, pero a la vez muy bonita etapa, donde se hicieron grandes cosas tanto a nivel club como deportivo. Recuerdo que en varias ocasiones albergamos el Campeonato de España de menores, donde venían niños de todos los rincones. Y además también fuimos sede durante varios años del Opel Pádel Tour con los mejores jugadores del mundo de este deporte, donde por entonces predominaban los argentinos, ya que allí era un deporte mucho más desarrollado, y nosotros estábamos empezando».

Pasión taurina

Se puede decir que El Puerto fue una de las grandes cunas de este deporte en España. Durante su etapa como profesor de pádel, tenía alumnos con los que compartía intereses por la tauromaquia, en muchos casos, hijos de ganaderos o novilleros que veraneaban por la zona. Nacho aprovechó para entrenar y enseñarles a torear, a utilizar los trastos… «Tenía poco tiempo libre , pero para esto lo encontraba, lo hacía a las dos de la tarde en los campos de futbito que tenía el club».

Lo que en una época se había convertido en compartir su afición por la tauromaquia, llegó a convertirse en una de sus actividades profesionales en la actualidad . Después de haber dirigido escuelas taurinas como El Real Circulo de Labradores , actualmente dirige junto a Eduardo Dávila Miura y Rafael Peralta, el Club de Aficionados Prácticos Taurinos, que nace con el fin de acercar y enseñar los valores de la tauromaquia a personas de todo el mundo.

Esto lo hacen a través de unos cursos especializados, que incluyen clases prácticas, visitas al campo, tentaderos o asistencia a corridas, entre otros. Esta semana los están celebrando en El Puerto, sitio que le encanta poder hacerlo : «Por su plaza, porque en verano viene gente muy aficionada de distintos puntos de España, por la cercanía a grandes ganaderías y por los buenos carteles que esta plaza ofrece».

Nacho, un polifacético espíritu aventurero, de origen extremeño y que vive enamorado de sus raíces. Nos dice que, para él, la Bahía de Cádiz es el mejor lugar del mundo para pasar un verano, por sus magníficas playas, la variedad de ocio y deporte, los manjares que se tienen en cualquier sitio, y con perdón de Málaga o Almería, el mejor sitio para ir a los toros en verano, por su afición, por su plaza, por la sabiduría de su público… Sin duda no los cambia por nada del mundo.

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