Bahía de Cádiz

Un «pistolero» preparado para cazar

Los mariscadores gaditanos alertan de la presencia de un camarón invasor muy agresivo

MIREN LANDETA

Tiene algo más de cinco centímetros de longitud y nombre intimidante. El camarón pistola , también conocido por su nombre inglés ‘snnaping shrim’, ha llegado a la Bahía de Cádiz. Los mariscadores han dado la voz de alarma pues han notado que desde que ha aparecido esta especie invasora la población de gusanas, coquinas, camarones y cigalitas está disminuyendo.

«Se han encontrado hembras con huevos y todo apunta a que la especie está establecida y se encuentra asentada en el saco interno de la Bahía de Cádiz y en el Río San Pedro», indica José Antonio Cuesta, experto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) .

Este crustáceo que pertenece a la familia de los camarones (alpheidae) es muy llamativo porque presenta varias particularidades como una enorme pinza muy desarrollada que emite un chasquido similar a un disparo cuando la emplea para cazar o para comunicarse con otros camarones. Es una especie agresiva y territoria l y, por sus características, puede enfrentarse a presas de gran tamaño. Además excava galerías y agujerea el fondo marino dejando «minada» la parte fangosa que se va hundiendo más rápidamente porque está horadada. Ha sido precisamente por esta particularidad por la que un piscicultor de la Salina de los Desamparados ha notado su presencia.

Camarón pistola similar a encontrada la Bahía

«Los mariscadores y pescadores vuelven a ser los primeros en detectar las anomalías porque son los que están más en contacto con el entorno, los que le toman el pulso a los esteros y los que perciben más rápido las variaciones del ecosistema», ha explicado Cuesta. Los investigadores advierten que aún es pronto pero sus hallazgos deben ser tomados en consideración porque también alertaron de forma acertada sobre otras especies invasoras.

La aparición de este camarón exótico ha coincidido con una disminución de los bivalvos lo que puede indicar que se alimenta de ellos o que interacciona de alguna forma con las especies autóctonas y las perjudica. «Cuando una nueva especie llega y se aclimata sin encontrar límites, tiende a expandirse y puede afectar al entorno. Sin embargo, –insiste Cuesta– estamos en una fase de estudio inicial porque pueden suceder muchas cosas. Por ejemplo, que los peces y aves de la zona empiecen comerse este camarón y que encuentren depredadores naturales que controlen su población».

En estos momentos la colaboración entre organismos es fundamental. Según ha indicado la teniente de alcalde de Medio Ambiente de Puerto Real, María Merello, se ha solicitado «ayuda para al menos evitar que se expanda por toda la Bahía de Cádiz y termine con nuestra biodiversidad y con el modo de vida de muchas familias».

Existen más de trescientas especies dentro del género ‘alpheus’ en todo el mundo. Ahora mismo se están realizando esfuerzos para identificar la especie y saber cuál ha sido la vía de entrada de este camarón. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha recibido muestras de ADN y los investigadores ya las han comparado con las 90 especies catalogadas genéticamente del camarón pistola, descartando que coincidiera con alguna de ellas.

«Lo que está claro es que el animal se ha establecido en la Bahía porque se está reproduciendo . También está confirmado que no se trata de una especie autóctona ni por su forma ni por su ADN», asegura José Antonio Cuesta. Uno de los puntos fundamentales del estudio que se está llevando a cabo es el análisis de los hábitos alimenticios del camarón para saber de qué come. En cuanto a las hipótesis sobre su procedencia se baraja que provenga de un acuario, que llegue en el agua de arrastre, entre las hélices de los barcos o que se haya desplazado desde el norte de África. En cualquier caso, es fundamental conocer el origen para controlar su propagación indiscriminada y evitar que se convierta en una plaga.

Otros invasores

El diminuto «pistolero de la Bahía» no es el único inquilino recién llegado al vecindario. Entre los últimos «invitados» están el mosquito tigre y la cotorra argentina , un ruidoso depredador que fue importado como animal de compañía y que actualmente puede encontrarse en libertad en muchos parques de la ciudad como en la plaza de Mina.

Uno de los insectos más dañinos para las palmeras es el picudo rojo , un gorgojo de gran tamaño originario del Asia tropical. Su larva perfora galerías de más de un metro de longitud en los troncos de las palmeras que acaban devastadas. Actualmente hay un programa para controlar su expansión pero Jerez y El Puerto saben bien lo que es sufrir su azote.

Todas estos «invasores» tienen en común la habilidad de reproducirse y de adaptarse a los nuevos entornos a una velocidad de vértigo. Son unas hábiles competidoras por los recursos naturales y por ello, conquistan y colonizan diferentes partes del territorio poniendo en peligro la diversidad local tanto en el apartado de la flora como en el animal. El ser humano es uno de los principales causantes de la introducción de estas especies por lo que las autoridades recomiendan no liberar ninguna mascota en un entorno natural ya que se puede propiciar su reproducción incontrolada.

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