Entrevista al doctor Luis Miguel Torres

«La pandemia se podrá controlar con pocas medidas con un 50 % de vacunados en verano»

El jefe de Servicio de Anestesia del Hospital Puerta del Mar de Cádiz, Luis Miguel Torres, se muestra optimista y espera que el impacto de la cuarta ola sea menor

El doctor Luis Miguel Torres, en la entrada del Hospital Puerta del Mar. Francis Jiménez

Fran M. Galbarro

El doctor y profesor de la Universidad de Cádiz, Luis Miguel Torres , ha demostrado desde el inicio de esta pandemia su compromiso con la divulgación de conocimientos sobre el coronavirus. En mayo fue el presidente del comité organizador del Congreso Virutal Covid, un encuentro telemático que reunió a sanitarios y estudiantes de todo el mundo para abordar el manejo de esta enfermedad. Además, durante el último año ha sido muy activo en redes sociales con recomendaciones y contenidos didácticos sobre la pandemia, algunos muy exitosos como los vídeos sobre cómo usar la mascarilla .

El jefe del Servicio de Anestesia del Hospital Puerta del Mar de Cádiz se muestra «optimista» ante el avance de la vacuna y confía en que podamos tener un verano «más o menos normal», así como en que el impacto de las próximas olas sea menor que el de la segunda y la tercera.

–¿Cómo está el ánimo de los sanitarios?

–Creo que el ánimo está bien. Los profesionales han comprendido la situación y estamos en un ambiente de colaboración, haciendo lo máximo posible y colaborando unos servicios con otros. En ese aspecto el ambiente es bueno, pero no sé cuánto tiempo podremos aguantar.

–¿Empieza a notarse el hartazgo?

–Todos queremos que esto acabe, pero los sanitarios estamos acostumbrados a trabajar en situaciones difíciles. En el hospital no veo desánimo, veo sobre todo agotamiento físico porque se están doblando guardias y hay mucha carga de trabajo, sobre todo en los servicios más implicados, pero estamos con ánimo de seguir haciéndolo lo mejor posible.

«No veo desánimo entre mis compañeros, veo sobre todo agotamiento físico porque se están doblando guardias y hay mucha carga de trabajo»

–En mayo organizó un congreso virtual a nivel internacional sobre el Covid-19 para poner en común conocimientos. ¿Sabemos cómo controlar la enfermedad un año después?

–Las enfermedades tardan años en conocerse y diagnosticarse. Si nos remontamos a la del sida, tardamos varios años en definir cuál era la causa, descubrir los primeros tratamientos, etc. Con el coronavirus en un año hemos conocido perfectamente al virus, su genoma, sus variaciones y variantes, cómo prevenirlo e incluso tenemos tratamientos eficaces. Tenemos hasta la vacuna un año después, algo impensable. El avance ha sido increíble, pero es que vivimos en un mundo en el que queremos que se resuelva todo en un momento y las epidemias no funcionan así. Requieren tiempo, tranquilidad, ver las cosas con perspectivas y datos epidemiológicos sobre qué ha pasado cuando se ha tomado una decisión. Todo eso lo estamos aprendiendo. Hay muchas contradicciones, cosas que decimos y luego vemos que es distinto, pero porque es así, así que creo que estamos en el camino desde el punto de vista científico. Y creo que también la sociedad lo está haciendo bien, aunque no se puede pedir que todo el mundo lo haga bien. Conocemos el tema del tabaco, por ejemplo, y sabemos que es malo, gravísimo, eso se dice y hay un porcentaje de población que fuma. Es inevitable en el ser humano. Creo que la gente hoy es más respetuosa en general y soy optimista en este sentido.

–¿También lo es con la vacunación?

–Todo el mundo pensó que un plazo de dos años para obtener la vacuna sería un éxito brutal y tres lo aceptable. En la más rápida hasta ahora se habían tardado cuatro años, así que tenerla en un año es un éxito alucinante. Y encima con algunas, como la de Moderna y la de Pfizer, con un sistema que puede ser prometedor para otras enfermedades. A lo mejor el Covid deja también algo bueno: un nuevo inicio, una forma de tratar las enfermedades a base de ARN y eso puede ser revolucionario. Ya hay ideas sobre cómo atacar el cáncer con este sistema de vacuna y eso puede abrir un camino muy prometedor para la medicina y la humanidad.

El doctor Luis Miguel Torres. F. Jiménez

–Lo digo porque ha habido dudas en las últimas semanas sobre el ritmo de vacunación. En algunos ha cundido el pesimismo.

–Yo soy muy optimista en este sentido. La vacuna, al menos en España, está llegando, y las que llegan se está poniendo todas. Hay más vacunas que llegarán en los próximos meses y calculo que no haga falta que haya un 70 % de personas vacunadas.

«Hay más vacunas que llegarán en los próximos meses y calculo que no haga falta que haya un 70 % de personas vacunadas»

–¿Cree que podrían flexibilizarse las medidas con un porcentaje menor?

Lo ideal es un 70 %, pero un 50 % ya es un porcentaje muy bueno. En verano vamos a estar por encima del 50 % y hay que sumarle los tres o cuatro millones de españoles que podrían haber pasado la enfermedad –entre los que han sido diagnosticados y los que no–, por lo que es una buena proporción de la población para que en verano estemos mejor. Llegados a ese punto se puede controlar muy bien la enfermedad con pocas medidas, si todo va como pensamos. En países más avanzados como Israel, con casi la mitad de la población vacunada, el descenso de los contagios y de la mortalidad ha sido muy grande, así que creo que la vacuna será un gran remedio.

–¿La cuarta ola tendrá un menor impacto que las vividas hasta ahora?

Creo que la tendencia a partir de ahora será registrar olas menores y más cortas. Hay tres millones de personas que han pasado la enfermedad y pueden ser más porque no se les haya diagnosticado. A eso hay que añadir un millón de vacunados que se sumarán pronto, además de que el ritmo es creciente, así que calculo que en verano la mitad de la población o lo habrá pasado o estará vacunada. Eso ya es una parte importante para disminuir la gravedad de cualquier epidemia, si todo funciona como está previsto. Puede haber una cuarta o quinta ola, pero deben ser menores salvo que haya un cambio drástico en el virus, una variante nueva que no responda a las vacunas o alguna catástrofe que esperemos que no sea el caso. Al menos no es lo habitual.

–Permítame una pregunta poco precisa pero que todos nos hacemos en estas semanas. ¿Cuándo acabará todo?

–Eso me gustaría a mi saber (risas). Las epidemias, sin un tratamiento eficaz, siempre han durado como mínimo tres años y ahora llevamos uno. Con las vacunas y lo que sabemos podría durar dos años y eso ya sería un éxito enorme. Ya le digo que soy optimista. Ahora estamos viendo ya el Open de Australia con la gente sin mascarilla y reunida; eso es algo que puede pasar aquí y verlo con Roland Garros a finales de mayo.

–En los últimos meses han puesto en marcha la Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor.

–Todo el mundo está centrado hoy en el Covid-19, pero es una enfermedad más. Grave, pero una más. Mucha gente sigue muriendo por accidentes de tráfico, cáncer u otras circunstancias y no podemos descuidar estas enfermedades. Para ello, hemos puesto en marcha convenios con clínicas privadas y trabajamos en San Carlos y otros hospitales para dar respuesta a estas patologías. Hay cientos de enfermedades y no podemos descuidarlas todas por una sola, aunque ésta consuma muchos recursos. Hay que intentar, al igual que cuidamos la economía, cuidar de las otras patologías.

–¿Cuándo podremos valorar las consecuencias de los efectos de la pandemia en los pacientes no Covid?

–Todo se irá viendo de una forma progresiva. Evidentemente si centras todos los recursos en un tema que es urgente tienes que dejar otros aplazados y eso tendrá consecuencias, aunque sólo se podrán ver a largo plazo. Pensamos que serán, sobre todo, retrasos de diagnósticos y, lo más preocupante, enfermedades metabólicas como diabetes e hipertensiones, además del cáncer. En esas enfermedades un diagnóstico precoz y un tratamiento correcto hace que la enfermedad transcurra de una manera menos grave y esos retrasos se están produciendo inevitablemente. En poco tiempo, cuando acabe esta presión hospitalaria por el Covid, habrá que hacer planes de choques que nos pongan al día en diagnóstico y tratamiento.

«Habrá que hacer planes de choques que nos pongan al día en diagnóstico y tratamiento de otras enfermedades»

–¿Cómo se explica el incremento tan destacado de contagios en Cádiz durante esta tercera ola?

–Muchas veces, incluso yo mismo, dijimos al principio que Cádiz tenía una situación privilegiada, que había muchas circunstancias que nos favorecían. Pero se está viendo, al igual que en Portugal, que las comunidades o zonas del mundo menos afectadas al final se han visto afectadas; y las que han estado peor, al tener mucha gente inmunizada, ahora están mejor. Al final es una suma, una media aritmética, y antes o después todos los territorios se van a haber afectados en una proporción más o menos similar. El virus se transmite por la respiración y eso es inherente al ser humano porque los contactos son inevitables. No es tanto la zona como las circunstancias que hacen que las personas se reúnan. Sabíamos que tras la Navidad habría algún incremento; el porcentaje ha dependido de cada zona.

–¿Fueron suficientes las medidas para la Navidad?

–Es un tema complicado y no tengo capacidad para dar una respuesta. Es un tema político, económico y social y trasciende a casi todo el mundo, a la medicina y a la ciencia, con muchos factores a tener en cuenta. Es difícil decir si habría que haberlo hecho de otra manera porque no sabemos si hubiera pasado lo mismo. Tampoco vi que en la Navidad hubiera una movilidad enorme. De hecho hubo mucha gente que no se reunió y si lo hizo fue en poca cantidad. Creo que se hizo lo mejor posible y que la tercera ola llegó no tanto por la Navidad sino porque tocaba, al igual que puede tocar una cuarta ola mientras las vacunas no sean eficaces.

–¿Y las actuales? La Junta las flexibilizó hace unos días.

Creo que son las correctas. La incidencia está bajando rápidamente, en España y en el mundo, y la dinámica es la misma: disminuyen los contagios, así que hay que relajar las medidas para que la vida continúe y eso afectará a los contagios. Llevamos un año, aunque este proceso puede durar dos años y así seguirá pasando hasta que no controlemos completamente la enfermedad. Pero si cerraras la economía durante un año o dos años nos moriríamos de hambre en vez de Covid, así que hay que llevar un cierto equilibrio entre bajada de medidas y el número de contagios. Mientras los hospitales puedan soportar la carga podremos ir tirando.

¿Ha notado que la concienciación de la población ha ido a menos conforme avanzaban lo smeses?

Al contrario, la gente se ha concienciado más pero no hemos tenido las ideas claras de lo que hay que hacer. Vemos a personas solas andando por la playa, con nadie a su alrededor en 300 metros, pero con su mascarillas puesta a pesar de que ahí ni él se protege ni protege a nadie. Sin embargo, esa persona llega a un bar y se sienta a desayunar con varias personas más o llega a casa con sus familiares o amigos y se quita la mascarilla porque tiene que comer y habla durante dos horas sin ella, pero cree que lo está ahaciendo bien. Creo que ese tipo de mensajes son los que no se han trasladado de manera correcta, el por qué llevar las mascarillas. No la puedes llevar porque te hayan dado una orden, sino para evitar contagios, bien puestas y en los momentos adecuados, cuando estás rodeado de otras personas. Y eso es el concepto que muchos no tienen claro porque el mensaje no ha calado bien. Y por eso los contagios se producen en las comidas y en las reuniones de amigos.

–¿Qué le diría a los gaditanos de cara a los próximos meses?

Que sigan siendo responsables, que tienen la seguridad de que los hospitales Puerta del Mar y San Carlos están implicados, con todos los servicios y a todos los niveles para coordinarnos y apoyarnos mutuamente. Pueden estar tranquilos y tenemos la capacidad para vacunar en poco tiempo. Les pido un último esfuerzo de responsabilidad. No hay que decir nada nuevo, simplemente seguir cumpliendo las recomendaciones que ya conocemos: espacios abiertos, convivencia en núcleos cerrados, uso de mascarilla bien puesta, etc.

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