Crisis del Coronavirus
Paloma Navas: «La realidad ha cambiado y tenemos que aceptarlo cuanto antes»
La médica gaditana, directora de Salud Pública de Cantabria, analiza algunas claves del Covid-19 e incide en la importancia de mantener la prevención
Paloma Navas Gutiérrez tiene una inmensa trayectoria y una brillante formación. Su especialidad es la Medicina Preventiva y Salud Pública . Pero además es gerontóloga y Doctora en Política y Gestión Sanitaria por la Johns Hopkins , considerada la mejor universidad del mundo en salud pública (donde estudió House) y ha trabajado como asesora en el gabinete de la anterior ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo . Desde el pasado mes de septiembre, esta gaditana es directora general de Salud Pública de Cantabria y como responsable de ese área le ha tocado afrontar una de las situaciones más complejas de los últimos tiempos. En plena Fase 2 de desescalada y ya con la Fase 3 a la vista, Paloma no baja la guardia. La crisis del Covid-19 le mantiene en constante vigilancia porque esa labor es fundamental para resistir a esta pandemia.
-¿Cómo está viviendo esta crisis sanitaria?
- Eres la primera periodista que me pregunta algo así, y es algo muy importante. Los profesionales sanitarios somos personas y yo, como el resto, estoy viviendo momentos duros. Me siento agradecida porque tanto en Cádiz como en Cantabria la situación ha estado controlada, pero a la vez muy alerta y con la esperanza de que estos meses de trabajo hercúleo hayan servido para mantener a raya el virus. Esto no ha terminado.
-¿Pensó alguna vez que estaría al frente de una situación como esta?
-No como esta. Aunque he podido apoyarme en mi formación en Hopkins como la gestión de políticas sanitarias, la comunicación en catástrofes o el análisis de crisis de salud pública, no pensé que fuera a enfrentarme con algo así en los primeros seis meses de mi nombramiento. Es cierto que en Salud Pública sabemos que por la emergencia climática nos vamos a encontrar con situaciones límite y lo llevamos advirtiendo mucho tiempo. Vemos cambios en los vectores que transmiten enfermedades como la malaria. Encontramos enfermedades en sitios que no nos lo encontrábamos antes... Lo sabes conceptualmente pero no quiere decir que te hayas imaginado una situación como esta. En mis preocupaciones estaba el ébola, la obesidad infantil, la salud mental y los desastres naturales, pero un nuevo virus pandémico como este…no.
-Ahora que desciende el número de casos de infectados por Covid-19, una de las acciones principales sigue siendo el rastreo de posibles contagiados. ¿Cómo se desarrolla esta labor? ¿Se realiza habitualmente con otras enfermedades?
-El rastreo se realiza con enfermedades infecto contagiosas. Un ejemplo habitual es la tuberculosis, en la que haces un ‘mantoux’, una prueba, a todos contactos del caso con tuberculosis, como en el Covid, pero con otro tipo de prueba. El estudio de contactos consiste en encuestar al caso positivo e identificar quién ha sido contacto estrecho y por tanto susceptible de ser infectado por esta persona. Nosotros además tratamos de ver, no solo a quien ha infectado, sino quien le ha infectado. Con el Covid estamos escaneando Cantabria para casos sospechosos desde el 23 de enero y encontramos nuestro primer caso el 1 de marzo. De nuestro primer caso sacamos cinco más por medio del estudio de contactos. No hemos parado de escanear la comunidad desde que empezó la alerta, especialmente las residencias de mayores.
-¿Qué dificultades tiene ese estudio y quiénes lo realizan?
-El sesgo de memoria. Que no te acuerdas o que recuerdas más algunas cosas que te apoyan tu teoría y ese es uno de los obstáculos principales. Hay que saber guiar la conversación porque es un tema complejo el repasar la vida de una persona. Ahora sí hay distintos tipos profesionales que se encargan de ello pero tradicionalmente somos los médicos especialistas en medicina preventiva quienes realizamos el estudio.
-Y ahora que volvemos a reunirnos con más personas, ¿es más compleja esta labor de rastreo?
-Es como cuando comenzó. Por lo menos todavía no hay aviones, que al inicio teníamos que mirar pasajes de aviones completos. Con la desescalada aumentan los contactos y la posibilidad de contagio. No podemos bajar la guardia.
-Como especialista en Medicina Preventiva ¿qué pautas diría que son claves para evitar el contagio? ¿Y por cuánto tiempo habrá que mantener estas medidas?
-Lo más útil es la distancia de seguridad de dos metros, las mascarillas, la higiene de manos y ponerse en lo fácil, es decir, que no te pongas en situaciones que sea complicado mantener estas recomendaciones. Evitar reuniones para comer en las que no es posible mantener la distancia ni usar mascarilla. Mejor quedar para dar paseos al aire libre . En cuanto las mascarillas, las higiénicas y quirúrgicas son suficientes para la población. Hay que evitar siempre las mascarillas con válvulas. Los guantes no son recomendables y en cuanto al tiempo que habrá que mantener estas medidas, habrá que ver como sigue la evolución.
-¿Qué les diría a quienes consideran que de alguna forma u otra se van a contagiar?
-Todos tenemos ganas de pasarlo o haberlo pasado y que haya sido llevadero pero lo cierto es que hay personas de todas las edades que se han contagiado y que esta enfermedad puede ser muy grave. Creo que hay que cuidarse. No tiraría la toalla porque no es inevitable infectarse .
-¿Y sobre la inmunidad de rebaño de la que tanto se habla?
-Pues no tenemos inmunidad de rebaño porque tenemos un número muy bajito de personas que han pasado la enfermedad y no podemos contar con ella para diseñar nuestra respuesta a la pandemia. Pero hay muchas enfermedades para las que no tenemos inmunidad de rebaño como el VIH. La inmunidad de rebaño se da principalmente en las enfermedades que cuentan con vacunas o en las que la han pasado mucha gente. Cuando cae la tasa de vacunación se pierde la inmunidad de rebaño y aparecen enfermedades como el Sarampión o la Tos Ferina. Por eso es fundamental que no nos confiemos con el calendario vacunal, especialmente este año es importante que los mayores se vacunen del neumococo y de la gripe.
-¿Cómo ve la evolución del Covid-19 en Cádiz?
-Algunos estudios apuntan a que parte de la buena situación en Cádiz puede tener que ver con la distancia con Madrid , que ha sido el epicentro en esta ola. A Cádiz nos ha podido beneficiar algo la distancia, pero aun no podemos evaluar la situación al completo. En general, la evolución ha sido favorable y se ha reaccionado bien. Los servicios de Salud Pública de Cádiz cuentan con excelentes profesionales que además son compañeros y compañeras.
-Cómo ve el tema del verano, las temperaturas y los contagios. ¿Es cierto que con el calor la posibilidad de contagio desciende?
-Si desciende es porque estamos más alejados los unos de los otros de manera natural y por el uso de mascarillas y de distancia física. Es más difícil el contagio porque en la calle hay más distancias , pero no hay evidencia científica que apoye un impacto de la temperatura en el virus, no de momento.
–Cree que, si los casos siguen bajando, ¿seremos capaces de no alejarnos de las recomendaciones y las medidas preventivas?
-Creo que los cambios culturales tardan un tiempo en hacer efecto. Tiene que haber un cambio cultural con respecto a la higiene de manos, con respecto a estornudar cubriéndonos, no salir de casa si estamos enfermos y menos sin una mascarilla. Soy optimista y espero que sí porque hay cosas que antes no hacíamos bien. Teníamos una epidemia de gripe todos los años en parte porque no manteníamos la higiene de manos, porque estornudábamos sin cubrirnos la boca o nos atendían en una tienda una persona que se encontraba toda acatarrada... Yo sí confío en que hemos aprendido mucho.
-Como gerontóloga, qué opinión tiene con respecto a lo que ha pasado y está pasando con nuestros mayores?
-Para mí ha sido durísimo y para todo mi equipo, muy duro. Pero estamos aguantando bien y solo podemos seguir y seguir. Hemos presenciado lo que sucedía en las residencias de mayores con mucho dolor y trabajando con mucha intensidad. En Cantabria montamos un sistema exclusivo de vigilancia en residencias de mayores. Dos ambulancias recorren a diario las residencias tomando muestras y eso nos ha permitido parar muchos brotes. Salud pública está salvando vidas, pero no nosotros solo... el papel de las residencias es fundamental aquí también. Pero tenemos que pensar en el futuro, hay grandes injusticias en nuestra sociedad que debemos enmendar. Primero que el cuidado de las personas mayores dependientes recae exclusivamente sobre las mujeres y que es muy difícil conciliar con la vida laboral y que, además los cuidados no están valorados ni socialmente ni económicamente y eso es algo que hay que cambiar. Son nuestros padres, abuelos, nuestra familia y nos queda camino por mejorar. El modelo tiene que mejorar.
-Y qué pasa con los niños y adolescentes, ¿cree que están suficientemente concienciados?
-La ausencia del uso de medidas de precaución parece que refleja una falta percepción del riesgo, algo normal a esa edad y se juntan como si nada. Pero pueden sufrir la enfermedad y la pueden transmitir. Uno de nuestros casos de la semana pasada tenía 12 años. Tuvimos que aislar a todos sus amigos. Nos queda un trabajo importante por delante en concienciar a los adolescentes en las medidas de prevención y eso tenemos que hacerlo entre todos.
-¿Piensa que puede haber un repunte a partir del último trimestre del año? ¿Estaríamos preparados para ello?
-Ha quedado patente que las estructuras de salud pública tienen que reforzarse de verdad. Nos lo jugamos todo. Si no lo hacemos corremos el riesgo de tener una situación muy complicada. El primer golpe nos ha pillado con lo que tenemos, pero si hay un segundo, nos tiene que encontrar preparados. La sanidad pública ha demostrado ser clave, hay que invertir más y, en concreto, en la salud pública que está bajo mínimos, si no se refuerzan con profesionales y con recursos... no se va a poder responder.
-¿Cuándo cree que se encontrará una vacuna para el Covid?
-Creo que falta tiempo todavía. Hay que estar preparados para esperar al menos un año y medio, aunque si viene antes, mejor. Independientemente de la vacuna creo que por un lado está el Covid, y por otro lo que nos ha enseñado el Covid. Tenemos que ser mejores después de esto. Las carencias que nos ha mostrado hay que resolverlas sí o sí . No es cuestión de encontrar la vacuna y olvidarnos. Se lo debemos a la sociedad, por justicia y porque con la emergencia climática podemos tener otra catástrofe. Debe mejorar nuestra capacidad de estar preparados, el preparedness que dicen en EEUU. Nunca seremos perfectos pero podemos mejorar mucho, sí.
-¿Qué mensaje lanzaría a la gente que se siente angustiada, desconfiada, que tiene miedo?
-¡Qué importante es la serenidad! Es fácil de decir y difícil de hacer. El miedo es natural. No conocíamos este virus y es preocupante, pero juntos podemos sobreponernos. Para mí la clave es la unidad y apoyarnos los unos en los otros, en las familias, amigos, en los barrios y en las comunidades para superar una situación tan difícil como esta. Cuando me siento mal hablo con mi familia, con mis amigos o con compañeras de trabajo. Creo que es mejor no guardárselo para uno mismo y pedir ayuda profesional siempre que haga falta. No estamos solos, estamos unidos . Vamos a llevarlo a buen puerto entre todos porque somos un país resiliente, inteligente, creativo y muy preparado.
-¿Y a quienes no les ha tocado vivirlo de cerca y ahora ya creen que todo ha terminado?
-Con estos me baso en la ciencia, en los datos. Si no mantienes precauciones por ti mismo, hazlo por los demás . Me parece básico en la convivencia. Pero creo que detrás de esas reacciones hay una negación de la realidad, de este momento tan duro y no querer aceptar lo que estamos pasando. Aceptarlo es la clave. En toda crisis hay un cambio en la realidad. Cuanto más rápido aceptemos que la realidad es distinta y que vamos a tener que hacer las cosas de forma distinta, mejor nos ajustaremos.