INDUSTRIA

La obra de los petroleros llega a su fin

Navantia iniciará en los próximos días las pruebas de mar del cuarto y último buque, el 'Monte Ulía', para su entrega en junio

El astillero de Puerto Real ya se encuentra a medio gas tras cuatro años de intensa actividad a la espera ahora de que arranquen los dos encargos offshore

Vista parcial del 'Monte Ulía', atracado en el muelle del astillero de Puerto Real, donde recibe los últimos retoques ANTONIO VÁZQUEZ

Javier Rodríguez

La obra del cuarto y último petrolero que se construye en el astillero de Puerto Real ha llegado a su fin. Navantia puso a flote el pasado marzo al 'Monte Ulía' y desde entonces se encuentra atracado en el muelle de armamento de la factoría, donde se ha rematado su construcción. El barco aguarda en estos momentos la orden para realizar las pruebas de mar y comprobar con ello su seguridad y el funcionamiento de todos sus sistemas de navegación . Está previsto que el petrolero zarpe en los próximos días y sea entregado a mediados de junio al Grupo Ibaizábal. Este barco será explotado por la compañía Total para el transporte de crudo por el canal de Suez. Con la entrega del 'Monte Ulía' a su armador se cierra un importante capítulo en la Bahía de Cádiz, que ha permitido al astillero de Puerto Real volver a la construcción de mercantes después de veinte años.

La terminación del 'Monte Ulía' deja al astillero a medio gas . Las perspectivas de carga de trabajo se centran a corto plazo en dos proyectos offshore. Por un lado, la construcción de veinte soportes para un parque eólico marino en Escocia, que generará 382.000 horas de trabajo durante un año y ocupará a unas 250 personas. El inicio de esta obra se anunció para esta misma primavera, pero aún no ha arrancado.

El segundo encargo es la construcción de una subestación eléctrica para la noruega Aibel , que se instalará en un complejo petrolífero en el mar del Norte. En esta obra participarán 350 personas entre 17 y 25 meses, lo que supone medio millón de horas de trabajo.

La factoría, además, participa en la fabricación de módulos para las cinco corbetas del contrato con Arabia Saudí, que se construyen en el astillero de San Fernando. El astillero de Puerto Real corta 30 bloques curvos.

En la cartera de pedidos existen otros dos encargos militares a la espera de que el nuevo Gobierno concrete sus presupuestos para 2019. Se trata de la construcción de un séptimo BAM, en este caso para servicio subacuático, y un buque de transporte para el Ejército de Tierra.

Cuatro años de intensa actividad

Por tanto, la entrega del ‘Monte Ulía’ a su armador pone fin a una de las etapas más prósperas del astillero puertorrealeño. El contrato con el grupo vasco Ibaizábal se firmó en julio de 2015, después de una larga negociación y con el visto bueno de la SEPI, pese a las reticencias iniciales por su escasa rentabilidad. La construcción de los petroleros ha dado lugar a una ocupación superior a las 3.000 personas en el astillero durante los cuatro años que ha durado la obra . Para que la empresa pública pudiera embarcarse en este proyecto fue necesario que los astilleros buscaran un socio estratégico con el que poder operar. Así, la dirección de Navantia, entonces bajo la presidencia de José Manuel Revuelta, firmó con el astillero coreano de Daewoo la ejecución de estos buques, mediante la cual, Corea se hacía cargo de su ingeniería, aportación de materia prima y precio final del producto. Por su parte Navantia aportaba las instalaciones y la mano de obra.

Con estos mimbres se firmó el contrato en julio de 2015 y en abril de 2016 arrancó la obra en el astillero de Puerto Real con el tradicional corte de chapa . El primer petrolero, el 'Monte Udala', se entregó el 13 de marzo de 2018. La obra tomó alas a partir de ese instante. El segundo buque, el 'Monte Urbasa', se entregó el 17 de julio de 2018, mientras que el tercero, el ‘Monte Urquiola’, abandonó el astillero el 17 de enero de 2019.

El astillero solo tiene a corto plazo la construcción de una subestación y la obra de 20 ‘jackets’

No fue fácil alcanzar el acuerdo entre Navantia y el Grupo Ibaizábal. La Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI), a la que pertenece la constructora naval pública, tenía serias dudas sobre el futuro económico de este ambicioso contrato en caso de retraso. El margen de rentabilidad ha sido muy pequeño, pero ha permitido a Navantia regresar a una actividad civil donde fue líder , sin embargo, las dos décadas de ausencia española en este campo han servido para que los astilleros asiáticos cojan ventaja tecnológica y ofrezcan un producto a precio muy competitivo.

La compañía española abandonó este negocio en la década de los noventa después de una intensa labor durante los años setenta y ochenta. Fue entonces cuando se botó el 'Ocean Lion', el 'María Alejandra' y el 'Valencia', entre otros. Sin embargo, los astilleros públicos dieron un golpe de timón a mediados de los noventa en favor de la construcción militar abandonando así los grandes proyectos civiles de petroleros y gaseros.

Fue entonces cuando los astilleros asiáticos tomaron el relevo y llenaron el hueco que había dejado libre España . En estos últimos veinte años Corea y Japón han desarrollado la tecnología necesaria para liderar este tipo de construcciones.

El importe del contrato de los petroleros Suezmax se cerró por 288 millones de euros, a razón de 72 millones por buque. El objetivo de Ibaizábal, cliente directo de Navantia, ha sido alquilar la nueva flota a las compañías Total y Cepsa para el transporte de crudo a través del Canal de Suez, de ahí el nombre de Suezmax, es decir, buques especiales para navegar por esta ruta entre el mar Rojo y el Mediterráneo a orillas de Egipto. Las dudas de la SEPI tenían su fundamento en lo ajustado de las condiciones económicas de la oferta presentada por Navantia.

Relevo eólico

El relevo de los petroleros lo asume ahora el sector eólico, que será el encargado de mantener a flote el astillero puertorrealeño hasta la firma de nuevos contratos navales , similares al de los petroleros. Así, la compañía arrancará a la vuelta del verano la construcción de su tercera plataforma offshore. En esta ocasión será para un complejo petrolífero en el Mar del Norte. Esta estructura albergará una subestación eléctrica. El pasado 7 de febrero se firmó en Oslo el contrato entre Navantia y la noruega Equinor Energy (antes Statoil).

Se trata de la construcción de una subestación eléctrica para el yacimiento petrolífero Johan Sverdrup, uno de los mayores de la costa Noruega. Johan Sverdrup es un gran yacimiento petrolífero situado en el Mar del Norte a unos 140 kilómetros al oeste de la ciudad de Stavanger.

La factoría puertorrealeña participa en el corte de chapa de las fragatas y ha absorbido carga de Fene

Navantia logró otro contrato eólico poco después firmar el de Equinor Energy. En este caso era la construcción de cinco torres flotantes que se construirán en el astillero gallego de Fene (A Coruña). Las cinco unidades están destinadas al campo Kinkardine, situado a 15 kilómetros de Aberdeen (Reino Unido). Los trabajos de construcción comenzaron en marzo con el corte y curvado de la chapa en las instalaciones de Windar, en Avilés, y siguen en la factoría de Fene con la fabricación del resto de componentes y ensamblado de las unidades, extendiéndose hasta abril de 2020. Sin embargo, el tiempo tan ajustado del contrato de estas estructuras flotantes ha llevado a Navantia a desviar hasta Puerto Real la construcción de una de las cinco plataformas.

Por último, el goteo de contratos eólicos no ha cesado para Navantia. Así, el 15 de marzo Navantia anunció un segundo contrato eólico para el astillero de Puerto Real. En esta ocasión se trataba de la construcción de 20 'upper jackets' para la primera fase de un macroproyecto eólico en el Mar del Norte . El complejo eólico donde se instalarán estas plataformas tendrá una potencia de 1.000 MW y su construcción ha sido dividida en tres fases. Se encuentra en aguas territoriales escocesas. El primer lote de las estructuras se entregará el próximo noviembre. A partir de esa fecha, se realizará una entrega mensual por lotes hasta completar las 20 jackets de las que se compone el contrato. La carga de trabajo de Navantia en esta fase, asciende a 382.000 horas de montadores, soldadores, pintores, electricistas y servicios auxiliares, lo que supone una generación de unos 250 puestos de trabajo en la zona durante el año que durará el contrato.

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