INFRAESTRUCTURAS
Una nueva vida sin el peaje
La libre circulación por la AP-4 deja sin pulso a pueblos y negocios de la antigua N-IV
Futuro incierto para ventas, gasolineras y cafeterías de la vieja carretera cuando se cumple un mes de la liberalización de la autopista
Andrés Carrasco es agricultor y a sus 70 años se gana la vida con la venta de espárragos trigueros a pie de carretera . Su presencia en los semáforos de El Cuervo es una estampa clásica de la antigua N-IV que traviesa el pueblo de punta a punta. Sin embargo, esta localidad sevillana, frontera con el término provincial de Cádiz, ha perdido el pulso. Su avenida principal está desierta en la hora punta. Los camioneros que antes llenaban las barras y terrazas de sus cafeterías para desayunar y almorzar se han extinguido. Los transportistas prefieren ahora circular por una autopista libre de peaje antes que atravesar la vieja carretera.
Alegría para unos y tristeza, más bien incertidumbre, para otros. Esta es la cara y la cruz que deja el final del peaje de la AP-4 , entre Sevilla y Cádiz, justo cuando se cumple un mes de su desaparición. Los hábitos de los conductores han cambiado con la liberalización de la autopista y localidades como El Cuervo y Lebrija lo notan. Se han quedado huérfanas. Desde luego tienen menos ruidos, pero sus bares, ventas y gasolineras echan de menos ese bullicio que mantenía a flote la economía local.
LA VOZ ha recorrido el trayecto que separa a Jerez de Las Cabezas por la antigua N-IV y uno de los primeros síntomas que se advierte al volante es el de la tranquilidad. No hay tráfico pesado en la calzada . La carretera de doble sentido parece ahora más segura al bajar su intensidad de tráfico. Lo sabe bien Eva Romero, que está al frente de una de las gasolineras que durante décadas ha servido de refugio a cientos de conductores . «La situación es penosa y solo llevamos un mes con la autopista sin peaje», señala. Esta estación de servicio suma más de 40 años de historia y se ha ido adaptando a los nuevos tiempos y a las tecnologías con mejoras en las instalaciones, pero ahora tiene la difícil tarea de combatir la bajada de clientes . En cuatro horas solo han repostado seis vehículos.
Reducción de turnos
La apertura de la autopista se ha llevado a los camioneros y a buena parte de los conductores que antes circulaban por la N-IV para evitar con ello el pago de los 7.45 euros que costaba el peaje para los coches. La gasolinera en la que trabaja Eva Romero tenía antes dos turnos y «resultaba complicado poder desayunar o almorzar debido a la entrada y salida de coches. Era constante». El libro de registros revela que la media de repostajes antes de la liberalización de la autopista era de unos 120 al día y ahora no se llega a 40.
La economía local de pueblos como El Cuervo y Lebrija se resiente tras la liberalización de la AP-4
La N-IV es la carretera que une Madrid con Cádiz y es la principal arteria entre el sur y el centro del país. Unos 75 kilómetros de su trazado, entre Dos Hermanas y el aeropuerto de Jerez, siguen sin desdoblarse como consecuencia de que la autopista AP-4 ha ido paralela a ella durante 50 años. Ese tramo, hasta el pasado 1 de enero en que se eliminó el peaje, era un reguero permanente de camiones y coches . Las ventas de carreteras florecieron como setas en la década de los setenta hasta convertirse en el hogar de miles de camioneros. Sin embargo, la densidad de tráfico que sumó el trazado entre Dos Hermanas y Jerez , más de 20.000 vehículos al día , la convirtieron en un punto negro del mapa nacional de carreteras. En los últimos diez años, el tramo de la N-IV que discurre entre las provincias de Sevilla y Cádiz se ha cobrado la vida de 43 personas en accidentes de tráfico
Accidentes
El doctor Jesús Gálvez lleva 20 años circulando por ella para llegar a su trabajo, en el centro de salud de El Cuervo. Reconoce que a lo largo de su vida ha visto de todo en el asfalto de la vieja N-IV «imprudencias, accidentes graves, muy graves y mortales» . De hecho, el servicio de Urgencias del centro de salud de El Cuervo es de los primeros que se activa para salir en socorro de los accidentados. Gálvez advierte que el tramo de mayor siniestralidad se encuentra en la cuesta de Montegil, a un kilómetro de El Cuervo. Entiende que el descenso de circulación por el tramo de doble sentido que resta entre Jerez y Dos Hermanas irá a más hasta que la autopista absorba casi la totalidad de la circulación , cuya intensidad media antes de eliminar el peaje era de 22.000 vehículos al día. Una situación muy parecida a lo que ocurre hoy con la N-IV ya lo vivieron los pueblos que jalonan la N-630, entre Sevilla y Mérida, cuando en 2007 se inauguró el último tramo de la A-66, conocida como la Ruta de la Plata. Pueblos como El Ronquillo, Santa Olalla o Monesterio vieron como su principal fuente de vida se trasladaba a una nueva vía de comunicación.
La ruta de los camiones
La autopista de peaje entre Sevilla y Cádiz fue de las primeras de España. Su tramo inicial ente Cádiz y El Cuervo, 70 kilómetros, se abrió al tráfico el 5 de noviembre de 1971 . Se trataba de todo un acontecimiento para ambas capitales, pero su trascendencia quedó reducida en la Bahía a una simple visita institucional. El ministro de Obras Públicas de entonces, Gonzalo Fernández de la Mora, acudió un día antes del estreno a supervisar el trabajo y dio la bendición del Régimen, acompañado del entonces alcalde de Cádiz, Jerónimo Almagro. No hay que olvidar que en esa fecha llevaba el puente Carranza dos años abiertos y Cádiz necesitaba de una vía de conexión de alto rendimiento ante el negocio industrial y turístico que florecía en la Bahía.
En enero de 1972, le tocó el turno al segundo tramo entre El Cuervo y Dos Hermanas. La carretera se convertía así en la columna vertebral entre las dos provincias y, a su vez, en la alternativa a la tortuosa N-IV, que irrumpía por todos los municipios. La autopista nació con tres peajes : el de Las Cabezas (18 pesetas), el de Jerez (7 pesetas) y el del puente Carranza (25 pesetas).El primero en ser eliminado fue el del puente, en 1982, luego vino el de Jerez, en 2005, y el último ha sido el de Las Cabezas, el 31 de diciembre de 2019.
El tráfico pesado se ha desplazado casi por completo a la autopista dejando a medio gas las zonas de servicio de la N-IV
Juan Luis Cadenas lleva quince años en la barra de la venta El Paisano, todo un clásico de la N-IV en Las Cabezas, aunque pertenece al término de Utrera. Recuerda que cuando su abuelo abrió el negocio en la década de los 50, la carretera era un camino y fue entonces cuando El Paisano se convirtió en tienda de ultramarinos, restaurante y hospedaje . La plantilla de El Paisano es de 22 personas y asegura que ahora seis están de vacaciones. Juan Luis reconoce que el negocio ha bajado desde el final del peaje, «pero toca ahora reinventarse como ya lo hicimos en 2008 con la crisis».
No es el único que piensa así. Antonio es el dueño del Bar Caribe, en pleno corazón de El Cuervo, y se ha visto obligado a retrasar la hora de apertura de su negocio por falta de clientela. Los camioneros eran los primeros que estaban en la puerta del bar para desayunar lo que obligaba a tener un servicio en la barra a partir de las siete de la mañana. Sin embargo, desde el pasado 1 de enero, abre a las ocho y sus clientes son ya mayoritariamente su propios vecinos.
Antonio González lleva toda su vida al volante de un camión y asegura que la N-IV se quedará para los nostálgicos . Su ruta ha cambiado con la eliminación del peaje y ya solo circula por la autopista por rapidez, economía y seguridad.