Guerra Rusia- Ucrania
«Mi novio solicita asilo en Jerez, le meterán en la cárcel si regresa a Ucrania»
El joven Yima, estudiante de solo 22 años, ha escapado del terror de la guerra entre Ucrania y Rusia tras ser forzado por su nación a combatir
Svitlana, ciudadana ucraniana y residente en la provincia de Cádiz, ofrece su testimonio y el de sus familiares y amigos originarios de la bombardeada Ivano-Frankivsk
«A las cinco de la madrugada recibí una llamada perdida de mi tía. Mi corazón se puso a mil por hora. Ya sabía lo que eso significaba: habíamos entrado en guerra con Rusia . Me puse a llorar de la impotencia, solo podía pensar en que estaban volando bombas por encima de mi familia. No es justo, nadie está preparado para una tragedia así», expresa Svitlana , ucraniana de 23 años que reside en Jerez desde hace siete.
La historia de esta joven, que está finalizando sus estudios en el Campus jerezano de la Universidad de Cádiz, sigue una senda marcada por los conflictos bélicos. La crisis internacional entre Ucrania y Rusia tiene sus antecedentes en las movilizaciones militares que finalizaron con la adhesión de Crimea. En 2015, fruto de la inestabilidad, Svitlana decidió huir junto a su madre y ambas encontraron asilo en la provincia de Cádiz. Siete años después, «la guerra del este de Ucrania no ha terminado, ni mucho menos, el conflicto se ha extendido y amenaza en superar las fronteras de mi país y Rusia», presagia.
Ivano-Frankivsk, pequeña ciudad occidental muy próxima a la frontera con Polonia, fue la tierra que la vio nacer. De esos tiempos, Svitlana guarda recuerdos, pero sobre todo familiares y amigos. «Mi tía y su hija, de solo 5 años, viven todavía allí, al igual que todos mis amigos de la infancia». Este jueves 24 de febrero, Ivano-Frankivsk despertó al ritmo de los misiles detonados por el Kremlin, «me mandan fotos y no puedo reconocerla, todo está reducido a escombros. Mi ciudad está próxima a una base militar y a un aeropuerto. Han caído cuatro misiles y han destruido todo. Es una masacre, les están atacando indiscriminadamente», denuncia.
«No pueden escapar de Ucrania»
La desinformación ha sido la gran enemiga de muchos de los ucranianos que tratan de escapar de su país. «Hasta el domingo, todos los mensajes de las noticias locales y nacionales enviaban mensajes de tranquilidad. Decían que Ucrania tenía controlado el conflicto. Horas más tarde, comenzaron a bombardearnos. Lo que contaban a la población era falso y era con esas misivas con las que los ciudadanos se mantenían comunicados».
Los ataques se suceden en prácticamente todo el territorio. Aún sin cifras oficiales, Svitlana tiene conocimiento de que en su ciudad han fallecido «al menos varias decenas de militares y unos cinco civiles». Las carreteras de Ucrania se inundan de personas que, con el miedo en las pupilas, tratan de marchar descontroladamente rumbo a ningún lugar. Los que se quedan, también tienen pánico, pero temen a la incertidumbre. «Muchas de mis amigas no quieren irse porque no quieren renunciar a sus vidas, yo les insisto y saben que cuentan con mi casa para quedarse».
A cada hora que pasa, la presión aumenta. « Ya están comenzando a cortar las comunicaciones , mi mayor temor en estos momentos es que, de repente, no tenga noticias de mis familiares o amigos por culpa del bloqueo». Asimismo, a Svitlana también le preocupa el desabastecimiento, «aún cuentan con provisiones, pero no sabemos qué puede pasar mañana. Lo más urgente es la gasolina. Desde mi ciudad a la frontera con Polonia nos separan unos 500 kilómetros de distancia y muchas estaciones de servicio ya no cuentan con combustible».
Por otra parte, en Ucrania, ciertas personas se han convertido en imprescindibles y no están autorizados a salir del país bajo ningún concepto. «Mi tío fue sargento, tiene prohibido abandonar la frontera por si es necesario en caso de ataque. Además, tengo familia lejana en Crimea, hoy hablé con ellos y no eran capaces de parar el llanto. Crimea ya es de Rusia. Están intentando escapar hacia el oeste, pero no les dejan. Ucrania está reclutando a cualquiera. Incluso el presidente ha asegurado que retirará los cargos de aquellos presos que refuercen las tropas».
En Ucrania, el servicio militar es obligatorio para los jóvenes entre 18 y 27 años, por lo que la mayoría de ciudadanos cuentan con formación. Por este motivo, Svitlana denuncia que «el Gobierno está forzando a su propia población civil a ir a la guerra» . No se trata de un pensamiento infundado mediante rumores, sino de su propia experiencia personal. «Mi novio lleva 12 días en Jerez conmigo, ha escapado porque él no quiere morir en el frente, solo es un estudiante» , revela.
Yima –como desea ser llamado– recibió hasta siete requerimientos formales del Gobierno ucraniano instándole a presentarse voluntariamente como tropa, «solo tiene 22 años y él no es soldado, es un estudiante», repite la joven. En el país, no todas las voces son iguales, incluso hay diferencias dentro de una misma casa, «el padre de mi novio sí quiere acudir a la oficina de alistamiento, dice que está dispuesto a luchar».
Al escapar del país negándose a cumplir con la obligación del servicio militar, el muchacho es considerado oficialmente como un «criminal» por las autoridades de su nación. Si regresa alguna vez a Ucrania, será detenido y puesto a disposición judicial. Svitlana ya se encuentra tramitando la solicitud de asilo político para su novio, con el fin de que pueda permanecer en Jerez , al menos, «hasta que termine la guerra».
«Si en 2015 me hubiesen preguntado hasta cuánto tiempo creía que Rusia estaría en guerra con Ucrania, yo jamás habría adivinado lo que está sucediendo», reflexiona Svitlana quien reconoce creer que no exista vuelta atrás, «la gente tiene la esperanza de que termine, pero este es el principio».
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