CRISIS DEL CORONAVIRUS
«No se ha tenido en cuenta que en los mercadillos también se vende alimentación»
El comercio ambulante gaditano pide visibilidad para reactivar su actividad tras el Estado de Alarma
El comercio ambulante ha sido uno de los sectores de actividad más castigados en esta crisis provocada por coronavirus. En muchos pueblos y ciudades incluso prohibieron en montaje de estos mercadillos antes de que se decretase el Estado de Alarma como medida de prevención.
En Cádiz capital, el tradicional 'Piojito' lleva sin celebrarse desde mediados de marzo . Lo mismo ocurre en el resto de ciudades gaditanas. Durante estas semanas, los ayuntamientos están anunciando diferentes medidas y ayudas a comercios y establecimientos para paliar los efectos provocados por el coronavirus. Estos comerciantes, al ser ambulantes y no tener un local o una sede fija, se encuentran la mayoría de las veces en una especie de limbo que ni siquiera les permite acogerse a ayudas locales para autónomos o comercios.
José Ángel Cordero es el gerente de la Asociación de Comercio Ambulantes del Bajo Guadalquivir . Pese a la delimitación geográfica de su nombre, esta asociación cuenta con socios y está muy presente en ciudades como Sanlúcar, Chipiona, Chiclana, Cádiz o San Fernando. En la capital gaditana son además los representantes legales de este colectivo.
« No se ha tenido en cuenta que en los mercadillos también se vende alimentación . Se nos ha restringido desde el primer minuto. Estamos pidiendo a los ayuntamientos no ya que tengan más cuidado con nosotros, pero tampoco menos», ha explicado Cordero a este periódico.
Desde esta asociación piden visibilidad, y que se les empiece a tener en cuenta para saber qué hacer el día que se levante el Estado de Alarma. «Estamos pidiendo que se empiecen a contemplar una serie de medidas como la delimitación del espacio y el aforo permitido, el establecimiento de una única entrada y salida, la entrega de mascarillas y guantes a los clientes o el estudio de la ampliación del horario de venta».
El gerente de la Asociación de Comercio Ambulantes del Bajo Guadalquivir asegura que las medidas de protección que se están tomando en las grandes superficies también se podrían implantar en los mercadillos: «La diferentes es que somos pequeños comerciantes muy precarios . El vendedor que cesa su actividad suele pasa directamente a ponerse en las puerta de los Servicios Sociales».
Del mismo modo, desde esta asociación reconocen que su situación será complicada incluso cuando puedan volver a instalar sus puestos en los pueblos y las ciudades: «Cuando el sector se reponga, la gente seguramente va a salir a la calle con miedo . Pedimos un tiempo en que no se nos cobre la tasa, porque a nosotros nos va a seguir costando dinero».
El comercio ambulante es un ejemplo más de cómo la pandemia del coronavirus ha provocado ha trastocado la forma de vivir de centenares de pequeños comerciantes . «Los mercadillos son una idiosincracia nuestra. Esperamos que cuando pase se nos permita volver a instalarnos y no nos priven de nuestra forma de ser».