«No es la mejor salida pero no he encontrado otra»

La crisis conduce a más mujeres a ejercer la prostitución, según las conclusiones que recoge el estudio 'La prostitución desde la experiencia y mirada de Cáritas'

M. LANDETA

La situación económica que viven muchos hogares está modificando la realidad de la prostitución . Un mundo de cifras inciertas y opacas que siempre es difícil cuantificar. Sin embargo, las asociaciones que trabajan con estos colectivos lo vienen advirtiendo porque han detectado que con la crisis ha aumentado el número de mujeres que están ejerciendo la prostitución como única salida a la precaria situación que viven. «Llegué a Cádiz desde Puerto Rico porque me enamoré de un chico de acá. Yo soy bailarina y después de estar dos años sin trabajar, separada y sin familia que me apoye esta es la única alternativa que he encontrado», explica Lilianne. La suya es una de las voces de este colectivo cerrado y complejo, incluso para los especialistas en intervención social. Lilianne usa internet para contactar con clientes y también ofrece sus servicios en la zona del Cuvillo en El Puerto. Reconoce que, aunque la mayoría de sus compañeras son extranjeras, es posible que esté creciendo el número de mujeres españolas que ejercen la prostitución aunque apunta que «ellas usan más los pisos privados». La prostitución es para algunas mujeres la última de las opciones.

Según revela el reciente informe ‘ La prostitución desde la experiencia y mirada de Cáritas ’ se ha registrado un repunte del número de españolas que han acudido a todos los programas que la organización tiene en marcha en territorio nacional. Hilde Daems, responsable del Programa de Mujer, Prostitución y Trata de Cáritas y una de las coordinadoras del estudio, señala que la organización atiende cada año a 2.200 mujeres , de las que unas mil acuden directamente a los centros de Cáritas. «Al resto se llega a través del trabajo en las áreas donde se practica la prostitución -la calle, clubes de alterne, domicilios- o bien contactando con las mujeres en centros de día y casas de acogida», explica. La mayoría de las atendidas entran en el mundo de la prostitución provenientes de entornos de pobreza estructural (carecen de los recursos básicos), de lugares en conflicto o violentos. El 90% reconoce ser víctima de abusos y malos tratos.

Hilde Daems explica que el estudio de Cáritas ha evidenciado que hay mujeres de nacionalidades cuya presencia había descendido –como la colombiana o la brasileña–, que han vuelto a practicar la prostitución con el único objetivo de «sobrevivir» , tras haber perdido el empleo y agotar las prestaciones. Aunque en la provincia no hay estadísticas, ni censos, los colectivos que trabajan con mujeres que ejercen la prostitución coinciden en que la crisis ha obligado a más gaditanas a ejercer la prostitución y amplía a madres solteras y separadas en paro crónico el perfil de las mujeres que recurren al sexo para pagar la hipoteca o dar de comer a su familia porque es un dinero extra –que no fácil– que consiguen ejerciendo en pisos y clubes algún día de la semana. Por lo general, es una actividad que se mantiene oculta al entorno, incluso a la pareja, por el estigma social que supone y porque muchas se sienten avergonzadas de tener que prostituirse.

María Casso trabaja como voluntaria para la Asociación Pro Derechos Humanos (APDH) y colabora en sus múltiples programas atendiendo a las trabajadoras sexuales y participa en el reparto de preservativos para evitar el contagio de enfermedades venéreas. Una práctica que es habitual en zonas como el parque González Hontoria de Jerez, en Pinar de Rota y en Pinar Hierro y en Conil. Casso no se aventura a dar cifras porque lo suyo es la atención a pie de calle, «no las estadísticas », pero quiere denunciar que siempre se ataca al más vulnerable y pide a las autoridades que escuchen porque « la prostitución es una realidad que no se puede negar ni ocultar ». Para ella, el tratamiento legal es una asignatura pendiente y lógico sería legislar sobre ella.

El 90% de las personas que ejercen la prostitución son mujeres, mientras que sus principales consumidores son hombres, lo que sitúa la prostitución en el marco de las relaciones desiguales entre hombres y mujeres. Cáritas apela a los gobernantes y a las autoridades públicas para que no hagan oídos sordos a esta realidad.

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