Covid
Los municipios turísticos se llevan lo peor de la quinta ola con una tasa imprecisa
Los alcaldes piden tener en cuenta otros indicadores como la población flotante para declarar el toque de queda
Conil pasa de 23.000 a casi 80.000 habitantes en las semanas más turísticas de la temporada.
La quinta ola afecta especialmente a los más jóvenes –la población aún sin vacunar– y a los municipios turísticos. El incremento de la movilidad en los destinos costeros durante la temporada alta del turismo se hace notar en el balance de contagios ofrecido por la ... Consejería de Salud y Familias. Y Conil es el caso más claro.
La tasa de incidencia en este municipio de la Janda ha rondado los 1.000 casos activos por cada 100.000 habitantes en el último mes. Sin embargo, ese dato está sobredimensionado. El pueblo triplica su población en verano y pasa de 23.000 habitantes a casi 80.000 en momentos puntuales . De hecho, su término municipal concentra la segunda mayor planta hotelera de la provincia, sólo por detrás de Chiclana. «Esta tasa se calcula en base a la población censada que en el caso de Conil son 22.775 habitantes, pero no se tiene en cuenta la población flotante o real en estos momentos», plantea el alcalde del municipio, Juan Bermúdez.
Tras varias semanas en las que Conil logró evitar in extremis el toque de queda nocturno, el Comité Territorial aprobó este miércoles limitar a movilidad nocturna en su término municipal. También en otra localidad jandeña como Paterna de Rivera , que sufrió varios brotes de coronavirus que han provocado los contagios suficientes como para superar el umbral.
El municipio con la tasa de incidencia más alta de la provincia de Cádiz es en estos momentos otro pequeño pueblo que también ha visto incrementa su población por la llegada de turistas. Es el caso de Grazalema , en la Sierra de Cádiz, que según los últimos datos ofrecidos por la Consejería de Salud y Familias se sitúa en los 1.490 casos por cada 100.000 habitantes. La localidad, con 2.013 grazalemeños, vive en estas semanas un incremento poblacional de 1.500 personas, lo que supone casi un 70 por ciento más respecto a la población habitual. Y eso sin tener en cuenta al turista que llega y no pernocta, que podría aumentar en casi un 40 por ciento más esa cifra sólo en este mes, según los datos facilitados por el Ayuntamiento de Grazalema.
Le sigue Paterna y el tercero es otro municipio que también duplica su población en verano. El Puerto se sitúa con 939 casos activos por cada 100.000 habitantes, según la última actualización de los datos. «Pasamos de una población de 88.000 habitantes, con la que la Junta hace el cálculo, a unos 160 o 170 mil de media, con picos de hasta 200 mil los fines de semana; y probablemente superemos esta cifra durante estos días ante las buenas expectativas del sector para el mes de agosto, que inicia la quincena con una previsión de ocupación hotelera superior al 82,69% de plazas ocupadas», explica el alcalde portuense, Germán Beardo.
El propio presidente de la Junta, Juanma Moreno, reconoció hace unos días que la tasa de incidencia por cada 100.000 habitantes en 14 días es «un dato obsoleto con las vacunas» y planteó tener en cuenta otros factores como las hospitalizaciones o la población flotante.
Los alcaldes piden tener en cuenta otros indicadores
Los alcaldes de municipios turísticos coinciden en que la Junta debe valorar otros indicadores además de la tasa de incidencia para decretar medidas excepcionales. LAVOZ ha contactado con tres regidores de distintas siglas políticas y todos coinciden en el diagnóstico: es necesario tener en cuenta su especificidad para tomar medidas adecuadas y no dañar a la economía.
«Es obvio que para calcular la tasa de incidencia de los municipios turísticos las reglas actuales no sirven. Yo llevo un mes poniendo de relieve que la tasa de incidencia que da la Junta no es real y, de hecho, el propio presidente lo reconocía hace pocos días», plantea el alcalde de Conil, Juan Bermúdez (IU), que pese a todo se muestra de acuerdo con el toque de queda aprobado en su municipio «siempre y cuando los datos que maneja la junta sobre el nivel de contagios vayan en aumento».
Grazalema de momento se ha librado de las limitaciones extraordinarias a la movilidad, pero su alcalde, Carlos Javier García (PSOE), admite que debe abrirse el debate sobre cómo, para qué o con qué efectos debe contabilizarse la incidencia real. «La población flotante –que Grazalema vive también en verano– es una variable, pero existen otros debates, como el conteo de casos asintomáticos, por ejemplo. Está claro que la vacunación ha cambiado el modo de enfrentar la pandemia, y en esta quinta ola, con la nueva variante del virus, ha quedado evidenciado que el sistema de alertas que hemos creado debe actualizarse », plantea el primer edil.
Las impresionantes vistas de Grazalema.
Por su parte, El Puerto también se acerca a la tasa de 1.000 casos y podría verse afectado por la limitación de la movilidad nocturna en las próximas semanas. «No se puede obviar que nuestra ciudad multiplica la población en los meses de verano. La tasa se dispara creando una alarma que revierte muy negativamente en un momento crucial y que no corresponde a la realidad. También es importante explicar a la población portuense que la presión hospitalaria es ínfima , de ahí que sigamos en el nivel 2 y con una tendencia a la baja. La vacunación avanza y es importante que las autoridades sanitarias comiencen a tener solo en cuenta las cifras de hospitalizaciones y fallecimientos y no de contagios. Tenemos que avanzar en nuevos criterios para el nuevo tiempo que nos da la vacuna.También me gustaría destacar que es relevante que las ciudades no son burbujas aisladas y que ese dato queda evidenciado en que la quinta ola ha repercutido en ciudades con actividad estival igual que en zonas que no son punto de destino turístico, dejando patente que en El Puerto es una ciudad segura y que ha programado su verano cumpliendo estrictamente con las medidas sanitarias del momento», plantea el alcalde portuense, Germán Beardo (PP).
El rechazo al toque de queda no está motivado especialmente por las consecuencias económicas directas que la medida pueda tener en la ciudad, sino por la estigmatización que pueda vivir ese destino turístico y la alarma social generada. Conil, sin ir más lejos, vivió un descenso destacado de las reservas tras conocerse que podía verse afectada por la medida. «El toque de queda afecta muy poco al disfrute de la temporada de verano , y sí puede servir como herramienta para seguir controlando y tratando de evitar aglomeraciones de personas en determinados espacios a altas horas de la madrugada. No afectaría a nivel económico si desde las instituciones y los medios de comunicación somos capaces de comunicar que es una herramienta más que puede ayudar a bajar la tasa de contagio y no afecta prácticamente en nada a todos los que en estos días están disfrutando de sus vacaciones en nuestro pueblo», plantea Bermúdez.
La playa de la Puntilla, en El Puerto.
El alcalde de El Puerto, en cambio, plantea que el toque de queda supondría «un retroceso importante en un momento muy delicado , donde el sector está comenzando a salir de la UCI, que destruiría muchos puestos de trabajo difícilmente recuperables». Además, incide en la solución está en que «llegue a la comunidad autónoma el máximo número de vacunas posible para alcanzar a toda la población que todavía no ha sido inoculada; de este modo no existiría discriminación entre los vacunados y los que no han tenido todavía la suerte de ser llamados a la cita, evitando concentraciones incontroladas de jóvenes».
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