Sanlúcar

Monedero pide en Sanlúcar medidas ante el «asedio» a miembros de partidos políticos

Compara a los que le insultaron en Sanlúcar con los «falangistas del 36 que mataron a españoles por defender la República»

Juan Carlos Monedero este lunes en Sanlúca E.C.

Elena Carmona

El socio fundador de Podemos, Juan Carlos Monedero , sigue en Sanlúcar , a pesar del episodio que le tocó vivir en un bar sanluqueño el pasado fin de semana cuando, según la versión del que fuera líder de la formación morada, yendo acompañado por la diputada María Eugenia Rodríguez Palo unos «energúmenos militantes de Vox y el PP» lo insultaron. Tras pasar varias horas de lo ocurrido, Monedero diferenciaba ese episodio del concepto escrache, tras reclamárse la que fuera presidenta del PP madrileño, Cristina Cifuentes.

«Solo nos falta que los militares torturadores argentinos le hagan escraches a los jueces argentinos. Los escraches nacen en la Argentina que recupera la democracia después de la dictadura militar, eran un intento de hacer justicia cuando no había posibilidad de hacer justicia. Los escraches siempre tienen que tener una reclamación de justicia que no se puede reclamar de otra manera. No se puede llamar escrache cuando entras en un bar y te llaman maricón de mierda, que es lo que lellamaron a Lorca después de fusilarlo o a tantos ciudadanos después de la Guerra Civil». Considera que «los escraches solo tienen sentido cuando todos los demás caminos del Estado de Derecho se han agotado». Puso como ejemplo de escrache a una persona desahuciada que quiere hacer ver su condición, «no se puede comparar ese escrache con una llamada de atención a una política un día- en referencia a Cifuentes-, un par de horas, con tres meses de acoso a la casa de Pablo Iglesias o tipo que no me reclamaban a mí nada que no fuera, vete de España rojo de mierda».

Aseguró que no es «muy amigo de los acosos personales . Por lo general, diferencio, pero creo que hay medidas más eficaces». No especificó cuaáles, aunque sí hizo un llamamiento al Partido Popular, a Vox y a los medios de comunicación para que no siembren un país de «mentiras, con el único propósito de que haya una desgracia». Habló del ruido que causan estos partidos y los medios de comunicación, mientras reclamaba la intervención de la judicatura para que haga frente a casos de acoso como el del «vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, que lleva tres meses soportando los insultos en la puerta de su casa». Por todo ello, considera que «el Gobierno tiene que tomar cartas en el asunto porque se está asediando a miembros del Gobierno y de partidos políticos».

Monedero aseguró que los poderosos «cometen un error que tiene mucho que ver con los delitos de odio, que son delitos contra minorías que no pueden defenderse. No puede haber un delito de odio contra el poderoso, porque el poderoso tiene herramientas para defenderse y por tanto es un intento de confundir las cosas pretender que cualquier protesta sea idéntica». Asu juicio hay que buscar que las protestas consigan «concienciar a la gente y no enconar las situaciones. Es una cosa que he defendido siempre».

Puso como ejemplo «cuando en España se morían entre diez y 15 personas de hepatitis C porque el Gobierno del PP no les daba una medicina que existía pero que decían que era muy cara. Qué hace esa gente, pues tiene derecho a expresar su grito desesperado, que tiene sentido, si genera conciencia a las demás».

Fue tajante al asegurar que «la desobediencia civil es lo que permite que nuestras sociedades avances. Lo legal y lo legítimo no siempre coinciden. Cuando yo fui insumiso al servicio militar estaba comportándome contra la ley pero era legítimo».

No obstante, esa «desobediencia civil tiene tres reglas. Primero que lo que se pide sea algo universal; en segundo lugar se pide de manera pacífica, porque si no ya no es desobediencia civil. Y en tercer lugar, estás dispuesto a asumir las consecuencias de tus actos. Eso lo que permite que determinadas protestas sirvan para que la gente se conciencie».

Sin embargo, el episodio que le tocó vivir en Sanlúcar, donde «alguien te llama maricón de mierda, te vamos a pegar dos tiros, no generaba conciencia, estaban comportandose como los falangistas del 36 que mataron a españoles por defender la República. Es muy injusto que haya gente que llame a su privilegio un escrache».

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios