CORONAVIRUS
Un médico agredido en Rota: «Hemos pasado de ser héroes a villanos»
Este facultativo roteño de 32 años recibió el pasado domingo una pedrada en la cara cuando volvía de una asistencia en la ambulancia
«Creo que hay algunos ciudadanos ya pagando su frustración con nosotros. Da pena porque estamos haciendo todo lo que podemos. Aunque no demos abasto, seguimos»
El roteño José Antonio Beltrán tiene 32 años y ejerce como médico desde hace seis. Su profesión le llegó por una absoluta vocación desde niño, por su necesidad constante de «ayudar a los demás». Una aspiración personal que ha venido materializando con esfuerzo desde que salió de la universidad y comenzó a rodar poco a poco como el resto de sus compañeros, en esa difícil búsqueda de la oportunidad más demandada, del inicio del camino.
Y a pesar de su juventud, José Antonio lleva ya parte de ese recorrido andado. Ha tenido experiencia en urgencias, consulta y atenciones y sabe a qué tienen que enfrentarse a diario . Además, como el resto de sanitarios de toda España, lleva meses luchando contra esta pandemia voraz que no deja de asustar y de ponerles en riesgo. Pero ahí sigue. Porque también sabe que ése es su trabajo.
Sin embargo este fin de semana le sucedía algo que le ha enfadado especialmente. Que, como él mismo cuenta, le ha provocado una mezcla de sensaciones muy diferentes. Desde tristeza, a rabia, frustración, impotencia, dolor... El pasado domingo, cuando volvía con dos compañeros en una ambulancia de una asistencia domiciliaria, de repente, alguien les lanzó una piedra, hiriendo al médico que estaba al lado de la ventana.
«Salimos a un servicio por la noche. Cuando volvíamos y mientras estaba escribiendo el informe en la tablet, de repente noté un golpe en el lado derecho de la cara . El conductor frenó en seco porque notó que algo le había dado también en el pie. De repente vimos que nos habían tirado una piedra. Me quedé algo aturdido, salí corriendo aunque ya no vi a nadie», recuerda a preguntas de este periódico.
Con rabia por lo ocurrido por no entender cómo alguien podía hacer algo así, volvieron al centro de salud para seguir trabajando. «Quiero pensar que todo fue una gamberrada sin más, aunque no me explico cómo a alguien le resulta gracioso apedrear una ambulancia», comenta. «Después de lo que estamos pasando no es de agrado recibir una pedrada en la cara. Esto me ha dado también mucha pena...».
«Hay cosas que no están funcionando y los ciudadanos pagan su frustración con nosotros»
Y aunque deja claro que no quiere jamás generalizar sino intentar explicar una realidad que él mismo y sus compañeros están viviendo, advierte que los pacientes están cada vez más crispados con ellos. «Parece que hemos pasado de héroes a villanos. Hay muchas cosas que no están funcionando y algunos ciudadanos están pagando su frustración con nosotros. Pero hacemos todo lo posible por la gente y nos duele especialmente porque nos sentimos impotentes ante tanto sufrimiento. No somos dioses ni tenemos todo el poder que quisiéramos», lamenta.
Para este médico roteño, «desde la llegada del Covid hemos vivido momentos muy tensos y duros. Seguimos viviéndolos a día de hoy. Dicen que nos hemos recluido en las consultas, cerrado los centros de salud y en urgencias mordemos a los pacientes y los echamos de malas formas... Llevamos quejándonos de una situación insostenible desde hace años, y con la pandemia se ha exacerbado. Para colmo, estamos agotados mental y físicamente y estamos en una segunda ola que se veía venir a la legua. No hemos aprendido nada. Veo sin mascarilla por la calle y viene gente sin mascarilla al centro. La gente no se cree la situación que vivimos. Lloran porque sienten que se les restan derechos y olvidan que tienen que cumplir deberes».
El sistema de atención y sus deficiencias o saturación no está ayudando tampoco a que los ánimos se calmen. «No damos abasto con toda la asistencia que tenemos. Entiendo que si la gente no puede contactar con su médico o solucionar su problema en dos semanas como antes se enfade, pero, también hay que entender que ahora mismo no se tiene que ir al médico por cualquier cosa. Te pones en peligro tú mismo y también pones en peligro a los demás. ¿Quién quiere ir a renovar su medicación o a por un papel y acabar intubado en una UCI? Yo no querría...». «No hemos dejado de ver a pacientes pero la situación es la que es y hacemos lo que podemos. Hay mucha gente que nos apoya y agradece nuestro trabajo pero también hay quien insulta, amenaza, lo paga con nosotros».
En opinión de este facultativo uno de los motivos que han llevado a este clima de tensión ha sido la equivocada comunicación de parte de las administraciones a los ciudadanos sobre lo que estaba pasando y cómo se les puede o no atender. Además de una «preocupante» falta de personal como por ejemplo en la atención telefónica de los centros sanitarios.
«Al final todo esto te causa mucha frustración y enfado. Yo no estudié para pasar pacientes como números, sin poder verlos, sino para aliviarles, ayudarles, consolarles. Pero esa forma de tratar a la gente se ha desvirtuado con el Covid y esto tiene que ser entendido por todos con la pandemia que tenemos encima. Ahora no nos queda otra que adaptarnos y... sobrevivir».