CRISIS DEL CORONAVIRUS

Un mes de mayo sin comuniones

La crisis sanitaria provocada por el coronavirus se ha llevado por delante el festejo de este santísimo sacramento.

Tiendas cerradas en las calles vacías de Cádiz con escaparates llenos de trajes de Comunión. A. Vázquez

José Pedro Botella

Concepción y Pablo, por motivos laborales, cambiaron su lugar de residencia para establecerse en Bilbao hace cinco años, lugar en el que habitan junto a su hijo quien también se llama Pablo en honor a su padre. Esta familia gaditana no ha roto sus nexos familiares y sociales con su localidad natal de San Fernando «bajamos siempre que podemos, la última vez fue en Navidad». Tanto es así que la primera comunión de Pablo iba a celebrarse en la Iglesia Mayor de San Fernando porque «a él le hacía ilusión hacerlo allí». Todo estaba preparado para la ceremonia del 9 de mayo de 2020 : «Pablo ya tenía su traje de ‘marinerito’, acordamos tomar varios días de nuestras vacaciones ya que íbamos a regresar de Bilbao expresamente para realizar la celebración en Cádiz, venían amigos nuestros de aquí y familiares de Valencia y teníamos reservado un espacio en Chiclana», explica el matrimonio. Sin embargo, no entraba en los planes de esta familia –ni de nadie con un evento previsto– la irrupción del coronavirus y el posterior Estado de Alarma declarado que mantiene a la población confinada en sus hogares salvo contadas excepciones.

El Real Decreto 463/2020, del 14 de marzo, iniciaba el ordenamiento jurídico de una serie de normas que, entre otras cuestiones, promulgaba la limitación de la libertad de circulación de las personas . Especialmente recelosas y estrictas son las medidas que impiden la celebración de cualquier acto que pueda conglomerar a un gran número de personas. Espectáculos musicales y deportivos han sido cancelados, también ferias o fiestas. Los entierros ahora son incluso más solemnes. Ante la prolongación del Estado de Alarma y dada «la situación de incertidumbre por la que estamos atravesando», la diócesis de Cádiz y Ceuta anunció, mediante un comunicado, que «las actuales circunstancias hacen imposible la determinación de una fecha próxima» para la celebración de las primeras comuniones.

No obstante, desde el Obispado se otorga cierta libertad y consenso a la hora de designar una fecha para la conmemoración de las mismas, «se recomienda a los párrocos que, una vez finalizada esta etapa de alarma, fijen estas celebraciones juntamente con las familias, pudiendo ser una fecha recomendable el primer trimestre del próximo curso escolar». Es decir, el periodo sugerido para emplazar las comuniones comprendería los meses de septiembre, octubre y noviembre, pero la última palabra la tendrá cada Parroquia de forma individual.

El disgusto de las familias que se encuentran, faltando menos de tres semanas para mayo, sin una fecha confirmada para las primeras comuniones de sus hijos solo es comparable con el impacto económico que sufren los negocios dedicados a la hostelería, quienes ya se encontraban –en la mayoría de los casos– con todo reservado y previsto para mayo, «el mes de las comuniones».

Más pérdidas para la hostelería

Es la coyuntura que está atravesando Yeyo Celebraciones, negocio hostelero dedicado a las comidas y celebraciones concertadas. En sus salones se celebra alrededor de «unas 70 comuniones cada año» lo que supone para el negocio ubicado en San Fernando « el 40% de nuestros ingresos procede de las comuniones », tal y como cuentan. La solución de celebrar las comuniones después del verano es «la menos mala porque se va a poder percibir algo» aunque confiesan que van «a tener que solicitar un crédito ICO» debido a la pérdida de estos ingresos con las que ya contaban.

El Restaurante Bar Jamón, en El Puerto de Santa María, no podrá atender a sus clientes «por primera vez en 65 años de existencia». Para el mes de mayo tenía previsión de albergar «más de 75 comuniones» y contaba con todas las reservas «cubiertas» . Sin embargo, la polivalencia del negocio portuense les permite asumir la disminución «en torno al 5%» que representan estas celebraciones en sus ingresos anuales.

José Carlos Salamanca es el director de Relaciones Públicas y Eventos del Grupo Trocadero, empresa que emplea a más de 500 personas entre sus seis espacios en la Costa del Sol, cinco en la provincia de Málaga y uno en Sotogrande. Gran parte de los restaurantes, también el ubicado en Sotogrande, abrían sus puertas «con la llegada de la Semana Santa, pero todo se ha parada», lamenta José Carlos. «Los eventos –incluidas las comuniones– previstos para abril, mayo y junio se han cancelados, algunos para octubre y otros han quedado en ‘stand by’ o para el año que viene», explica. Solo en Sotogrande, «cuando se alcanzan los meses de temporada alta», el Grupo Trocadero emplea a más de 150 personas y el 60% de su clientela la conforma ciudadanos extranjeros, por lo que se muestran especialmente preocupados por el turismo, «tardaremos un año o dos en recuperar la normalidad y que los turistas regresen como ahora».

Septiembre y las bodas

Añadido a la problemática de las comuniones, el Obispado de Cádiz y Ceuta también se refirió a la celebración de matrimonios y bautizos: «se posponen hasta que las autoridades determinen la seguridad y viabilidad necesarias para su realización». En este caso y una vez concluido el Estado de Alarma, las familias, de acuerdo con los párrocos, «podrán determinar la nueva fecha». Este hecho afecta de lleno al emplazamiento de las comuniones, ya que « septiembre es el mes de las bodas », como cuenta Charo Sato, directora de eventos en Alcaidesa Eventos (San Roque). En relación a las comuniones previstas en Alcaidesa, «tenemos todo completo y reservado. A día de hoy, permanece de esta forma, a excepción de una cancelación debido a la incertidumbre económica». «Ahora toca hacer encaje de bolillos», dice Charo Sato sobre la peripecia que supone gestionar el cambio de fechas, «el sábado me llamó una mamá que ya tiene fecha de comunión para octubre y tenemos muchas bodas en septiembre y octubre». Alcaidesa Eventos destina la totalidad de su espacio de forma individual a cada cliente, «no hacemos comuniones compartidas», lo que dificulta encontrar disponibilidad para emplazar las distintas celebraciones que ahora se ven canceladas por el coronavirus. «Las comuniones nos cubren todos los ingresos del mes de mayo» indica Charo Sato.

Los hosteleros piden consenso

Debido al igual desplazamiento de comuniones, bodas, bautizos y otras celebraciones que hayan quedado canceladas en estos instantes, el sector hostelero pide alcanzar ciertas posturas para facilitar el entendimiento y no perjudicar, aún más, a la hostelería. «Tenemos bodas en septiembre que están programadas desde el año pasado, que se suman a las bodas que no se van a poder celebrar en abril y en mayo y que se han movido –algunas a septiembre y octubre–, todo esto sin contar los eventos de junio que aún se mantienen aunque tengamos plan B», cuenta Charo Soto que, durante esta crisis, trata de encontrar las mejores soluciones al ‘overbooking’ de eventos aplazados . «Yo les pido a los padres, en la medida de lo posible, que celebren la primera comunión en domingo porque no se celebran bodas esos días, pero muchas parroquias no celebran la primera comunión los domingos», explica la directora de eventos de Alcaidesa.

En esta misma línea se manifiesta Yeyo Celebraciones, asegurando que «lo bueno sería que las parroquias dieran ciertas opciones a los padres para elegir fecha y poder hacerla coincidir con el día de la celebración que concierten con nosotros porque vamos a tener poco margen para emplazar las comuniones». Si el mes de mayo era el «mes de las comuniones» para Yeyo Celebraciones, el negocio hostelero se dedica a celebrar la mayoría de las bodas «desde verano hasta octubre», por lo que piden «llegar a un entendimiento» y aumentar el número de primeras comuniones los domingos para facilitar la posibilidad de encontrar una fecha que satisfaga a hosteleros y familias.

Comuniones más austeras

Desde Restaurante Bar Jamón recuerdan que, tras aplazar las comuniones, se corre el riesgo de saturación de acontecimientos, «entre bodas, ferias, cumpleaños y otros eventos» que suponen un gran desembolso para el consumidor. Esto, unido al «estado de ánimo», explican, podría disminuir la previsión de gasto estimado para cada celebración , «habría que valorar la situación laboral y económica en la que se va a encontrar cada persona» una vez superada la crisis por el coronavirus. «Existirán muchas familias que no puedan gastarse dinero en viajes, desplazamientos, comidas, regalos y trajes. Estimamos que se celebrarán prácticamente el mismo número de comuniones pero serán más pequeñas, como sucedió tras la crisis del 2008», apuntan.

En el caso de la comunión de Pablo, la familia gaditana residente en Bilbao se plantea alquilar una finca para que ésta sea sirva como sitio de celebración, en lugar de la idea más tradicional de convite que tenían ya reservada. «De esta forma, no tendremos problemas con la designación de la nueva fecha», explican. Además, coincidiendo con las estimaciones previas de Restaurante Bar Jamón y Alcaidesa Eventos, la situación económica de la familia ha dado un vuelco tras el ERTE por el que ha sido afectado Pablo y la reducción de la jornada laboral y, por consiguiente, del salario de Concepción.

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