Carnaval de Cádiz

Mayo en Cádiz y febrero en el Falla

El COAC 2022 alza el telón con pocos cambios en una sesión con un ambiente que recuerda al pasado

Javier y Macarena, los dos primeros aficionados en pisar el Gran Teatro Falla tras dos años sin COAC. Antonio Vázquez

Nuria Agrafojo

El Falla volvió a rugir. El Gallinero retomó el compás y las coplas pararon el reloj para reivindicar un lugar perdido entre el drama y las cifras de una pandemia impredecible. Los casi dos años de ausencia se olvidaron en el momento en el que las puertas del templo de los ladrillos coloraos se abrieron de par en par para recibir a un ilusionado público que llenó el teatro, con apenas media docena de asientos libres.

Macarena Soto y Javier Bocanegra fueron los dos primeros aficionados en cruzar esa barrera entre el antes y el después, entre la tristeza y la alegría, entre la sumisión y la irreverencia. Una malagueña y un sevillano tuvieron el honor de ser los primeros en entrar y respirar coplas 814 días después, en correr escaleras arriba para acercarse al cielo que dibuja ese añorado Gallinero.

«La ilusión de venir hoy es diez veces más que la de otro año»

Un regalo de cumpleaños para una joven de Torremolinos que soplaba las velas de su 32 aniversario pisando por primera vez el templo de las coplas. «Llevo escuchando Carnaval toda la vida pero nunca he venido. Quiero disfrutar este momento y dejarme llevar», comentaba la joven, que fue finalista del programa 'Se llama copla'.

Sin poder dejar de sonreír esperaba en la cola Javier Bocanegra, un fiel seguidor del Carnaval de Cádiz desde hace más de una década. «La ilusión de venir hoy es diez veces más que la de otro año», aireaba el sevillano, que mostraba orgulloso varios tatuajes carnavalescos grabados en su piel. «Mira, el símbolo del Falla, Nico, Carli, mi amigo Chano, el Catalán», levantaba con orgullo su pantalón. «Yo es que no soy de nadie; me quedo a toda la sesión porque a mí lo que me gusta es el Carnaval. Lo amo», recalca.

Javier es uno de los que nunca faltan al certamen, y este año ya programa su aterrizaje en Cádiz para presenciar las semifinales. «Aunque vivo en Sevilla, yo llego en 50 minutos», explicaba.

Minutos después, Macarena y Javier presidían un animado Gallinero y se sumaban a los cánticos que se entonaban desde lo más alto. Antes de que abriesen las cortinas, ya se había entonado todo un repertorio de cánticos. Desde el mítico estribillo del Peña y El Masa, a Las Viudas, pasando por el 'Me han dicho que el amarillo' de Manolo Santander o el 'Qué bonito está mi Cai'. Un ambiente caldeado que recordaba al de antaño y que Pepe 'El Caja', el presentador de Onda Cádiz, revolucionaba con el disfraz del popular «oso perjudicado« de la cabalgata .

Y, entre copla y copla, apareció en escena Eduardo Bablé con una frase y el primer momento emotivo de este Concurso tan atípico. «Qué ganas tenía de que llegara el día de hoy, buena gente». Una coletilla final con la que rememoraba al periodista Juan Manzorro, fallecido recientemente. Un cariñoso mensaje al que el público respondió con un larguísimo aplauso hacia el palco de Canal Sur, con un emocionado Fernando Pérez.

Adela del Moral

Tras este arranque prometedor, el protagonismo se trasladó al escenario y también a los palcos. Precisamente desde uno de ellos escuchó Adela del Moral el primero de los tangos-homenaje de este certamen de coplas.

La primera mujer que ha recibido el Antifaz de Oro se convirtió en la gran protagonista de uno de los tangos del coro 'El Telón'. Los integrantes de este grupo, formado en su mayoría por mujeres, destacaron el logro de una mujer que ya puede presumir de poseer una insignia que hasta ahora se le resistía al género femenino.

Adela del Moral recibió esta letra desde uno de los palcos del Falla, junto a su marido, Luis Frade. Un detalle de un coro que defiende la igualdad entre hombres y mujeres, tal y como ha reivindicado esta autora durante toda su trayectoria carnavalesca, en la que ha dejado agrupaciones como 'La viudita naviera' o 'Watussi'.

Y así fue pasando una primera sesión del COAC 2022, donde predominaron los repertorios comprometidos, las críticas 'metacarnavalescas' y una sensación extraña de que parece que poco ha cambiado desde aquella última caída del telón.

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