INDUSTRIA
Más de seis años de negociaciones para alcanzar un acuerdo histórico
El Gobierno saudí anunció a mediados de 2010 su firme intención de renovar y modernizar la flota. Para ello, puso sobre la mesa un presupuesto de 92.000 millones de euros para comprar destructores, fragatas y submarinos a medio y largo plazo. Se inició, de esta forma, una carrera internacional para lograr alguno de estos suculentos contratos. Francia, Alemania, España y Estados Unidos, entre otros, mostraron interés por la oferta. En marzo de 2012 una misión del Gobierno saudí visitó los astilleros de Ferrol y comprobó ‘in situ’ el sistema de trabajo de Navantia en cuanto a construcción militar se refiere.
La relación entre el monarca español Juan Carlos I y el Rey Abdalá ha ayudado, en cierto modo, a situar a España entre los países preferentes para el reparto del pastel. De hecho, don Juan Carlos visitó Riad en la primavera de 2013, acompañado por una delegación de empresarios españoles, y abordó futuras inversiones entre ambos países con el sucesor del Rey Abdalá, su hermano, el príncipe Salman, a la vez ministro de Defensa y responsable máximo del proyecto naval. Los contactos entre España y Arabia Saudí continuaron y Navantia, ante las expectativas de negocio en la zona del Golfo Pérsico, abrió una oficina en Catar para atender las ofertas que surgieron también de Emiratos Árabes. El contrato con la Marina saudí tomó forma, precisamente, en 2013 cuando su Marina confirmó el interés por las fragatas españolas F-100. De hecho, la ‘Méndez Núñez’ realizó una gira de promoción por Arabia para que los saudíes comprobaran su diseño y tecnología. Las relaciones institucionales que mantiene España con Arabia Saudí y, muy especialmente la Casa Real, han sido clave para cerrar este acuerdo que se gestó en 2010, cuando Arabia Saudí anunció la intención de renovar su flota.