«Lo más peligroso del glaucoma es que el afectado todavía cree que ve bien»
La oftalmóloga gaditana Soledad Jiménez previene sobre una patología que es la segunda causa de ceguera en el mundo y que no presenta síntomas
Hay días mundiales de todo o de casi todo. Muchos se preguntan para qué sirven pero, en el ámbito de la salud, la respuesta es inmediata: para dar a conocer posibles síntomas de una enfermedad que ni se sabe que se padece. Tal el es caso del glaucoma, la segunda causa de ceguera en el mundo tras las cataratas. La oftalmóloga del Hospital Puerta del Mar Soledad Jiménez previene de una afección que puede tratarse y que ya no supone una garantía de ceguera. «Hay esperanza».
–Doctora, ¿qué es exactamente el glaucoma?
–Es una neuropatía óptica crónica y progresiva, en la que la afección del nervio termina desembocando, si no se trata, en la disminución progresiva del campo visual.
–¿Por qué los oftalmólogos insisten tanto sobre ella?
–Porque en los primeros momentos no tiene síntomas claramente apreciables. Cuando el paciente está afectado, empieza a disminuir su campo visual periférico pero, sin embargo, sigue teniendo la misma agudeza visual.
–Supongo que al Puerta del Mar llegarán muchos pacientes que se encuentran con la sorpresa de que están afectados.
–Sí. En la mayoría de los casos son gente mayor cuyos hijos, cuando les das el diagnóstico, te responden «no puede ser, si es capaz de ver un alfiler a cinco metros».
–¿Hay algún tipo de población de riesgo para esta afección?
–Sí, quienes tengan antecedentes familiares con esta patología, que se puede heredar. Y la población de raza negra. En Cádiz no hay muchos ciudadanos negros, pero en zonas de más inmigración se nota un repunte de casos preocupante.
–¿Cómo se puede detectar?
–Con controles de la presión intraocular. Todos los mayores de 40 años deberían hacerse, cada dos años, una prueba. Y los mayores de 60, cada año o cada seis meses en función de su presión intraocular.
–¿Están los gaditanos concienciados con esta afección?
–Poco a poco van tomando más conciencia, sobre todo en lo que comentaba de hacerse controles de la presión. Pero es relativamente reciente. Hace unos años cuando le decías al paciente que le ibas a medir la tensión, aún se remangaba el brazo.
–¿Es Cádiz, por sus horas de luz, una zona con especial incidencia de glaucoma?
–A nivel general, las estadísticas son las mismas que en otras regiones, pero es verdad que la luz del sol va agravando los problemas oculares, sobre todo porque esa luz solar se va acumulando a lo largo de toda la vida.
–¿Se puede curar el glaucoma?
–Ahora mismo no, pero hay esperanza. De momento, se puede detener, pero exige mucha constancia al paciente, que debe controlarse la tensión y seguir el tratamiento. Al ser una enfermdad que no tiene síntomas evidentes, como el dolor, hace que haya algo más de relajación a la hora de seguir el tratamiento.