AMOCO CÁDIZ

Luis Jar: «El desastre del Amoco Cádiz supuso un antes y un después»

El capitán de Fragata revela algunos avances técnicos que surgieron tras esta catástrofe y la sensibilización medioambiental de toda Europa

Luis Jar Torre, capitán de la marina mercante, relata la historia del Amoco Cádiz. LA VOZ

JOSÉ MARÍA AGUILERA

Nadie ha relatado mejor la historia del Amoco Cádiz que Luis Jar Torre , capitán de la marina mercante y autor de numerosos trabajos relacionados especialmente con accidentes marítimos. En su artículo ‘Misión imposible’ desgrana los pormenores de aquel naufragio, digiriendo los necesarios detalles técnicos merced a su experiencia y su preparación académica.

Este oficial de la Armada, que conoce bien la tierra gaditana ya que estuvo destinado varios años, desvela los detalles más interesantes de aquella tragedia que ahora cumple 40 años, y que supuso « el mayor vertido producido por un boque» en toda la historia europea.

Luis Jar recuerda con nitidez esas horas que arrancaban con la primera luz del día y la entrada del titán petrolero en el Canal de la Mancha con viento fuerza 7 y mar muy gruesa. Todo empezaba con un golpe de mar, con una ola que rompía en la cubierta y originaba una cascada de acontecimientos desafortunados. « La hipótesis más plausible es que otra ola golpeó la pala del timón, que se mueve con un par de arietes hidráulicos, y al meter la contrapresión a la línea hidráulica se fractura. Es como cuando el coche pierde el líquido de frenos porque se rompe un latiguillo y por más que pises el pedal no funcionan. Así que este ‘vehículo’ se quedaba sin volante; esta puede ser la metáfora que mejor se puede entender».

Posible mal diseño del equipo de gobierno de estos petroleros

En su momento se discutió el posible mal diseño del equipo de gobierno de este tipo de petroleros (VLCC), y éste en concreto no aguantó las condiciones meteorológicas. E ran construcciones menos exigentes que las actuales y con una vida probable que no superaba los 15 años. Un primer fallo técnico que se agravaba con las presiones a las que estaba sometido el relativamente joven capitán Pasquale Bardari .

La costa de la bretaña francesa, llena de crudo tras el naufragio del Amoco Cádiz. AFP

« La ley del mar dicta que si un remolcador efectúa el salvamento de un buque en apuros puede reclamar una recompensa en función del valor de su barco y su cargamento». En este caso 223.000 toneladas de petróleo. Oro negro. Difícil de justificar ante armadores y fletadores. «Salvo si se firma un contrato de remolque en lugar de salvamento, en el que se llegue a un acuerdo previo. Otra posibilidad es firmar un 'Lloyd's Open Form' en el que se deja la discusión para un posterior arbitraje, y esta era la fórmula en la que estaba interesado el capitán del remolcador». Y en estas negociaciones, pese a la rapidez con la que llegó el remolcador, hubo quien pensó que se perdió un tiempo precioso mientras la nave se dirigía peligrosamente a las rocas”.

La operación de remolque resultó ser un fracaso por la enorme complejidad de improvisar el remolque de un gigante de 334 metros de eslora y 230.000 toneladas de peso muerto con un único remolcador y relativamente poco potente. El Amoco Cádiz terminó arrojado contra la costa francesa, se rompió por la mitad y arrojó 223.000 toneladas de crudo, todo el cargamento. «Más de dos Prestige» , compara Jar con la tragedia ecológica de Galicia (2002) «Aunque de un producto más ligero y algo más fácil de eliminar».

«Arruinó la pesca y el turismo»

«El impacto fue desolador para la Bretaña francesa. Arruinó la pesca y el turismo. El equivalente español sería un tramo Cartagena-Valencia donde, además de la infraestructura turística actual, se ubicara la zona marisquera gallega».

El desastre del Amoco Cádiz ¿sirvió de algo? «Sí, sin duda. Fue un antes y un después. Creo un precedente de enorme interés en Derecho Marítimo. Se produjeron denuncias cruzadas: el gobierno francés, los pescadores y las comunidades costeras demandaron al astillero (mal diseño) y a Amoco (mala actuación). A su vez, Amoco demandó al astillero (idem), al armador del ‘Pacific’ y al gobierno francés (no impedir el accidente y daños extra por limpieza chapucera). Finalmente, en 1988, tras una enorme instrucción y demandas de hasta 769 millones de dólares, el juez concedió 32 por buque y carga y 85 por daños, condenando conjuntamente a Amoco y al astillero».

A su vez «generó en Francia una sensibilización medioambiental para evitar estas mareas negras». En cuanto al diseño de los petroleros, ahora están obligados a disponer de unos firmes para que un remolcador de salvamento pueda arrastrarlos en caso necesario con más facilidad. El propio Prestige tenía unos dispositivos de este tipo fruto de esta experiencia».

El navío, roto en dos, «se deshacía en pocos meses a causa de los temporales» y «la naturaleza, con la ayuda del hombre, lo arreglaba algunos años después.. El crudo es un producto natural, no un veneno artificial, aunque se degrada muy lentamente» . Y el mundo aprendía la lección. Un mensaje en negro.

Luis Jar: «El desastre del Amoco Cádiz supuso un antes y un después»

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