HUELGA DEL METAL CÁDIZ

«Luchamos por el trabajo local y estos conflictos no ayudan para nada»

Las empresas del metal de la provincia de Cádiz comienzan a recuperar su actividad tras once días de huelga en el sector

Las compañías, gravemente perjudicadas por el coronavirus, esperan que se pueda «mantener la estabilidad» después de alcanzarse un acuerdo por el nuevo convenio

Antonio Mackinlay, delegado en Cádiz del Grupo Fernández Jove JPB

José Pedro Botella

El jueves 25 de noviembre se ponía fin a la huelga del metal en la provincia de Cádiz. Hicieron falta nueve días consecutivos sin actividad, dos jornadas de paro generales y cuatro reuniones de negociación entre los sindicatos UGT y CCOO con la Femca.

Ese mismo día, las grandes compañías tractoras cuyos convenios no estaban en juego –como Navantia, Dragados o Airbus– volvieron a la normalidad . De sus accesos desapareció el fuerte dispositivo policial que escoltaba a los trabajadores y evitaba que los piquetes derivasen en disturbios. Los escenarios de batallas en las barriadas limítrofes también se esfumaron.

Puede que el acuerdo alcanzado por el nuevo convenio no complazca absolutamente a la totalidad de los involucrados –ya sean empresarios, pequeños sindicatos o a las plantillas–, pero es indudable que el ambiente bélico se ha apagado tan rápido como se incendió .

Retrasos para la pequeña industria

Distintas realidades viven las pequeñas y medianas empresas del metal. En sus puertas no hubo piquetes ni barricadas ardiendo, tampoco fueron televisivos escenarios para realizar proclamas. Con silencio y resignación han soportado los once días de huelga , jornadas en los que el trabajo se acumulaba. El tiempo no sobra para unas cuadrillas que ya arrastran la crisis del coronavirus .

La mayoría de estas pequeñas naves o talleres, distribuidas por los polígonos industriales de toda la provincia, prestan servicio a las grandes empresas tractoras. Es el caso del Grupo Fernández Jove , de origen cántabro con sede central en Santander y con dos delegaciones en Ferrol y en San Fernando.

La compañía se dedica a la fabricación de válvulas marinas para el sector naval, así como a la construcción o adquisición, como supplier, de piezas para nuevas embarcaciones y reparaciones. En sus instalaciones de Fadricas su principal cliente es Navantia , empresa con la que no ha podido mantener su normal volumen de suministros debido a la imposibilidad de acceso a los astilleros.

«Pese a continuar con la recepción y elaboración de materiales, como la actividad se encontraba parada a nivel de astilleros no hemos procedido a las entregas . Esto conlleva a unos correspondientes retrasos», comenta Antonio Mackinlay , delegado en Cádiz del Grupo Fernández Jove.

El jueves 25 no fue una jornada de plena recuperación de la actividad para el Grupo Fernández Jove, teniendo en cuenta que los encargados de suministros tuvieron que tomarse varios días de permiso aprovechando la huelga por lo que el servicio comenzó a reactivarse el viernes. « El lunes empezarán todos a trabajar salvo que haya cambios inesperados , podremos estar con normalidad que es lo que esperamos », cuenta un empleado.

El factor tiempo es imprescindible para una compañía suministradora de otras industrias tractoras, como Navantia, donde la planificación es milimétrica. En Grupo Fernández Jove trabajan a destajo para tratar de evitar que los once días de huelga sean una losa para futuros pedidos, «esperamos que en el plazo de una semana podamos estar a nuestro nivel habitual para recuperar todo el tiempo».

«La imagen de Cádiz está en juego»

Pese a este freno a su actividad, la empresa santanderina no ha tenido que hacer frente a posibles rescisiones de contrato por la imposibilidad de realizar la suministración de piezas, «trabajamos a proyectos largos y esto ha sido algo puntual y no nos ha afectado tanto ».

En ocasiones, la negociación de otros convenios en Cantabria o Galicia también ha frenado la actividad de Grupo Fernández Jove, aunque dicha situación «nunca se ha prolongado tanto».

Asimismo, en los 15 años en los que llevan formando parte del Clúster Marítimo Naval de Cádiz han vivido muchas huelgas, negociaciones de convenios colectivos del metal y propios de las grandes factorías, «pero nunca nada semejante a esta. Ha resonado muchísimo fuera de la provincia, yo no recuerdo que ninguna huelga haya tenido tanta repercusión », confiesa Mackinlay.

El delegado en Cádiz no oculta su satisfacción tras haber finalizado el conflicto entre sindicatos y patronal, aunque desearía que «se hubiera resuelto en menos tiempo porque habiendo actividad hay que aprovecharla».

Una vez firmado el acuerdo por el nuevo convenio, Antonio Mackinlay espera «mantener la estabilidad durante mucho tiempo» ya que «es fundamental para esta zona de producción» .

« La imagen de Cádiz está en juego y el clúster lleva tiempo luchando por el trabajo local y por exportar estas empresas al exterior y darnos a conocer porque tenemos capacidades. Estas circunstancias no ayudan para nada », considera.

Por ello, desde Grupo Fernández Jove desean que «se recupere la tranquilidad habitual para que no afecte a la imagen que se proyecta sobre la Bahía de Cádiz y que el conflicto no se repita en bastante tiempo ».

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