PROVINCIA

La Junta, obligada a reubicar a menores inmigrantes en otros centros

El fin de los conciertos que se tenían con algunos de estos centros ha forzado el traslado a dos semanas de que acabara el periodo escolar, lo que han denunciado sus profesores

Menores inmigrantes, rescatados este pasado año de aguas del Estrecho. EFE

M. Almagro

El fin el pasado miércoles 12 de junio de un concierto de un plan de emergencia que tenía vigente la Junta para la atención de 'menas' (menores inmigrantes no acompañados) ha motivado que la administración actual del Partido Popular se haya visto forzada a buscar otra ubicación a un número no concretado de menores inmigrantes que se encontraban en centros de acogida como el de Arcos de la Frontera.

Fuentes de la administración andaluza explican que al expirar estos acuerdos se han puesto en marcha nuevos conciertos y seguirán este trámite de la forma más adecuada para los menores «para darles una mayor estabilidad». Como se ha detallado, las plazas creadas por este sistema de colaboración pasarán ahora de 500 a 1.200 en toda Andalucía.

Pues bien, este hecho se ha conocido después de que el sindicato Ustea haya denunciado públicamente el «repentino» cierre de uno de estos centros de acogida sin que, según afirman, se haya informado a los profesores de los institutos donde estaban escolarizados los menores afectados. Los docentes sostienen que la marcha de estos niños les ha cogido «por sorpresa». «Llegaron como otro día más y se encontraron la clase vacía», cuentan.

«Los profesores llegaron como otro día más y se encontraron la clase vacía, nadie les informó», denuncian desde Ustea

Y eso, denuncian, ocurre cuando todavía estos chicos estaban en período escolar, a dos semanas de acabar las clases. «Han tirado por tierra todo el trabajo de decenas de profesionales y el esfuerzo de esos chicos por conseguir la integración y la normalización de sus vidas».

Según sostienen ha ocurrido en Arcos de la Frontera y en Ubrique, donde el profesorado del CEPER Blas Infante y del IES Alminares han hecho un escrito advirtiendo cómo el alumnado inmigrante, al que tenían escolarizado desde enero, «ha desaparecido repentinamente de sus aulas sin haber sido avisados previamente por ningún representante de la administración».

A este respecto, la Delegación de Educación e Igualdad niega este extremo asegurando a este medio que se reunieron con la jefa de estudios del IES Alminares y también con el CEPER Blas Infante e informaron a sus directores sobre la circunstancia de los menores. Estos alumnos han ido «a otros centros más estables (no de emergencia donde estaban) y los que estaban escolarizados continuarán con su proceso de escolarización», afirman desde la Junta.

Sin embargo, desde la red de Ustea para la integración alertan que han recibido más quejas de otros centros educativos de la Sierra donde «está sucediendo el mismo problema». Los IES Francisco Fatou, Los Remedios y Las Cumbres de Ubrique también han visto ‘desaparecer’ a sus alumnos inmigrantes, procedentes del albergue de menores de El Castillejo, en El Bosque, «de un día para otro y sin previo aviso». En cuanto a este albergue, desde la Junta se aclara que han sido «redistribuidos» ya que este alojamiento rural comienza su temporada.

Desde Ustea Cádiz se denuncia «la atrocidad de estas medidas, que condena al desarraigo y a la marginalidad a decenas de jóvenes que estaban reconduciendo sus vidas, tras haberlas arriesgado cruzando el Estrecho en busca de una oportunidad».

Como destacan, esa nueva oportunidad la iban encauzando de la mano de sus profesores, «invirtiendo tiempo y esfuerzo por aprender el idioma y adaptarse a la nueva cultura, con comportamiento óptimo y respeto hacia la comunidad educativa».

«Lazos rotos»

Los profesores del CEPER Blas Infante de Arcos han mostrado su preocupación en un escrito: «Poca información tenemos al respecto de lo que ha ocurrido, solo que han decidido cerrar». «Desde nuestro centro ya estábamos trabajando en una propuesta para el curso que viene y, de repente, se ha hecho la nada», lamentan. «Los han repartido por varios puntos sin tener en cuenta los procesos formativos iniciados con ellos , así como los lazos de convivencia e integración surgidos, separándolos sin previo aviso. A saber qué será de ellos ahora».

En la misma línea se expresa uno de los docentes que ha trabajado con estos chicos. «Empezado el curso se incorporaron cuatro alumnos a 4º de la ESO. Venían de países subsaharianos, con idiomas diferentes, con otros idiomas y culturas pero con los mismos sueños que los demás».

Según advierte, la labor de las administraciones se «limita» a ubicar a estos menores, sin dotar a los centros de las herramientas suficientes para que estos alumnos puedan integrarse y formarse «de la mejor manera posible». «La única herramienta que nos queda es nuestro esfuerzo». «Se hace lo imposible».

Sin embargo, aunque el camino ha podido ser difícil este profesor del instituto Alminares de Ubrique muestra su satisfacción por los logros conseguidos. «Han logrado comprender y expresarse en nuestra lengua, asimilar los contenidos, llegando uno de ellos incluso a ser propuesto para la obtención del título de secundaria».

Pero, de repente, todo se «volatizó». «Al igual que aparecieron en nuestras aulas, en nuestras vidas, de la noche a la mañana, nos enteramos que se cierra el centro de acogida y que van a dispersar a nuestros alumnos rompiendo la coherencia del grupo donde todo encajaba».

«¿Qué sentido tienen estas decisiones y qué políticas de integración se van a llevar a cabo?», se pregunta este profesor. «¿Cuántas veces hay que empezar con estos chicos para llegar al final?».

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