MEDIO AMBIENTE
La Junta amenaza con retirar a los rusos la explotación de la piscifactoría de San Fernando
Los inspectores constatan el abandono de las instalaciones y la presencia de peces muertos
Los inspectores de la delegación provincial de Agricultura y Pesca se personaron el martes en el estero de Santa Leocadia, en San Fernando, para comprobar las condiciones de la piscifactoría que se encuentra en esta zona y que explota un grupo inversor ruso bajo la denominación de Cultivos Marinos Integrales SA . Las instalaciones no atraviesan su mejor momento. LA VOZ se hizo eco el lunes de una denuncia laboral en la que se ponía de manifiesto el estado de abandono que presentan las balsas de agua donde se crían miles de doradas.
El problema viene de largo. De hecho, el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) levantó acta el pasado febrero ante la posibilidad de un delito ecológico . Los cinco miembros de la plantilla dieron la voz de alarma hace unos meses tras el impago reiterado de sus salarios, pero la situación, lejos de mejorar, ha ido a peor. La falta de pienso para el engorde de las crías y la ausencia de una gestión empresarial firme han llevado al estero de Santa Leocadia a una situación crítica.
La Junta de Andalucía, responsable de la concesión administrativa de esta explotación acuícola, ha tomado cartas en el asunto a raíz de la publicación de imágenes donde cientos de doradas flotan muertas en la piscifactoría. Los inspectores se personaron el martes a primera hora en las instalaciones para verificar su estado y se les negó el acceso por orden expresa del administrador, Christo Valtchev Christov, que minutos antes había enviado una circular a los trabajadores en la que prohibía la entrada al recinto a toda persona ajena a la explotación. Los inspectores de la Junta redactaron un informe denunciando la "obstrucción" a su trabajo y más tarde se autorizó su acceso, donde pudieron comprobar que existe una seria amenaza de muerte sobre 100.000 doradas. Los inspectores levantaron acta y requirieron a la empresa a enmendar la situación aportando el pienso necesario .
Solo hay 500 kilos de pienso para abastecer una población de más de 100.000 doradas
El delegado del Gobierno de la Junta en Cádiz, Juan Luis Belizón, ha subido este miércoles un escalón más en el proceso que se sigue contra las deficientes condiciones de salubridad y sostenibilidad que presenta en estos momentos la piscifactoría isleña. Belizón no descarta que la Administración regional retire la concesión de explotación al grupo ruso por incumplimiento de contrato y, sobre todo, por vulnerar la normativa.
Este periódico ha podido saber que la dirección de la empresa solo ha comprado 500 kilos de pienso para abastecer las instalaciones. Se da la circunstancia de que el estero necesita unos 400 kilos diarios de comida para cubrir las necesidades de la población de peces que albergan las instalaciones.
La historia de esta piscifactoría, próxima a la playa de Camposoto, se remonta a 2010 cuando el empresario ruso Higor Bakuli puso su punto de mira en la costa gaditana para invertir en negocios relacionados con el mar. Bakuli, que ya contaba entonces con explotaciones en Camboya, inviertió en San Fernando casi 4 millones de euros en poner en marcha una moderna piscifactoría para el engorde y venta de doradas. La Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta fue quien dio el visto bueno a esta concesión administrativa que ahora hace aguas. El empresario fue encarcelado en su país dos años después de abrir las instalaciones isleñas, lo que obligó a cerrar la piscifactoría. La empresa entró entonces en concurso de acreedores y en sus 24 meses de vida había generado deudas por valor de 800.000 euros.
Lo peor puede llegar la semana que viene con la bajada de las mareas
La salida de prisión de Higor Bakuli, en 2013, coincide con un intento de resurrección de la piscifactoría gaditana, sin embargo, es necesaria la entrada de un socio inversor para reflotar las instalaciones. Así, el propio Bakuli pone al frente del mismo a Alexander Nazarov, que es quien se encarga de pagar las deudas contraídas anteriormente y devolver la actividad a las instalaciones. La llegada de este socio inversor supone un aire fresco para la plantilla en 2014 , que ve como la intención de los empresarios rusos es mantener el empleo y la actividad. Ese mismo año se repueblan las 26 balsas y se hacen previsiones para una población de 450.000 doradas. La intención es producir unas 200 toneladas de doradas al año. Para ello se calcula el pienso necesario y, sobre todo, la mano de obra paar poder mantener las instalaciones. El proyecto se tuerce en 2015 cuando el gerente, Bernabé Machío, decide abandonar. La falta de compromiso de los empresarios rusos hace levantar sospechas.
El negocio no termina de arrancar y la dirección de la empresa delega la gestión en el administrador Christo Valtchev Christov, un súbdito húngaro de Proyect XXI Century SA, vinculado a la empresa de Cultivos Marinos Integrales.
Los impagos y la falta de alimento para mantener las instalaciones son constantes . La concentración de alevines comienza a ser un problema ecológico ante la falta de conservación. La situación estalla en enero de 2017 cuando la plantilla reclama sus salarios y exige a los empresarios concreción sobre la viabilidad del negocio.