Tribunales
El juicio con jurado al presunto asesino de Manuela llega a la Audiencia
Miguel 'El Topo' se sienta en el banquillo acusado de asfixiar a este mujer de 65 años de San Fernando, con la que había mantenido una breve relación
Manuela fue la víctima número 29 de violencia de género del año 2019. Su caso tiñó de luto San Fernando cuando se halló su cadáver en la conocida Casa Micolta . Al principio se pensó que su muerte podía haberse debido a causas naturales y que la soledad había tenido su cuerpo sin vida un mes sin ser encontrado. Pero algo no cuadraba, se investigó y todo tornó a un caso de asesinato. El supuesto culpable Miguel V., de 41 años, conocido como ‘El Topo’, fue arrestado en el Río San Pedro. como único sospechoso.
Ahora, este presunto asesino se sienta desde este lunes en el banquillo de los acusados. La Sección Primera de la Audiencia de Cádiz celebra el juicio con jurado contra él durante toda esta semana. El fiscal solicita que se le impongan 25 años de prisión por los delitos de asesinato, maltrato y robo con violencia.
Según relata el fiscal en su escrito de acusación la víctima, Manuela, tenía 65 años cuando conoció a su presunto asesino, Miguel. Ambos acudían asiduamente a almorzar al comedor social El Pan Nuestro de San Fernando al que ya Manuela solía ir antes de conocerlo. Sin embargo, a partir del momento en que empezaron a ir juntos, el acusado no permitía que esta mujer se relacionara o entablara conversación con nadie.
El 11 de abril de 2019, encontrándose ambos en el domicilio de Manuela, Miguel le dijo que le iba a dar un masaje en la espalda a lo que ella accedió confiadamente. Fue entonces cuando el acusado aprovechó para agarrarla con ambas manos fuertemente del cuello cortándole la respiración hasta casi hacerle perder el conocimiento, relata la Fiscalía. Esta agresión, a consecuencia de la fuerza que hizo Manuela para tratar de liberarse, le ocasionó a esta un hiposfagma en el ojo derecho (derrame o acumulación de sangre en el espacio subconjuntival) para cuya curación no consta que fuera necesario tratamiento médico distinto al de la asistencia. Cuando Manuela logró zafarse, el acusado le dijo que se había tratado de una broma, pero ella le pidió que abandonara el domicilio, a lo que él se negó. Ella permaneció despierta toda esa noche muy asustada. Cuando le dijo que no iba a seguir con la relación, el acusado le contestó que no le iba a consentir terminarla y que la iba a seguir donde fuera.
Días después, a instancias de unos conocidos, Manuela acudió a ser asistida en el Hospital de San Carlos, dando aviso el médico de Urgencias a la Policía, que se trasladó al lugar y acompañó posteriormente a la víctima a formular denuncia, aunque ella era reticente por el temor que sentía.
En la comparecencia policial, la mujer aportó una fotografía del acusado que tenía en el móvil, dijo la edad que creía que este tenía, entre 40 y 45 años, y aportó un número de teléfono y su nombre de pila. La Policía contactó por teléfono con el presunto maltratador que respondió que no iría a Comisaría «por tener cosas más importantes que hacer» y dejando posteriormente de contestar a las llamadas que se le hicieron.
El mismo día de la denuncia, la Policía acompañó a Manuela a su domicilio, pues ella tenía el temor de que el acusado se hubiera hecho con una copia de las llaves de la casa y pudiera encontrarse dentro o entrar en cualquier momento. Ese mismo día el acusado efectuó 41 llamadas telefónicas a Manuela ; posteriormente lo haría tres veces más. Manuela también llamó a la Comisaría tres veces, cinco días antes de que perdiese la comunicación, aunque ninguna de tales llamadas se llegó a concretar en conversación.
Por otro lado, otra mujer, que fue también pareja del acusado, lo había denunciado el 19 de marzo de 2019 en la Comisaría de Policía de El Puerto por malos tratos, señalando allí, entre otras cosas, que «en ocasiones, mientras la dicente se encontraba dormida, Miguel comenzaba a propinarle de buenas a primeras puñetazos en la cara, patadas por todo el cuerpo, incluso llegó a cogerle el cuello como si intentara ahogarla». Ella retiró finalmente la denuncia.
Entre los dias 7 y 8 de mayo de 2019 el acusado accedió al domicilio de la víctima. En un momento determinado, estando los dos solos, « con la intención de acabar con su vida , se colocó sobre ella y mediante compresión extrínseca del cuello y oclusión de las vías respiratorias probablemente con una almohada, le ocasionó la muerte por asfixia. El cuerpo estaba totalmente desnudo, tenía solo una camiseta que estaba levantada hacia la parte superior de la cabeza y sujeta únicamente por los brazos a nivel axilar, lo que dificultó sin duda cualquier posible maniobra defensiva de Manuela frente a la agresión del acusado.
Una vez consumado su propósito homicida, cubrió su cuerpo y registró toda la casa para llevarse lo que tenía de valor. El día 8 de mayo acudió a una tienda de compraventa y allí vendió supuestamente todo lo que lo que le había robado.