Joaquín Sabina el pregón del Carnaval de Cádiz
Joaquín Sabina, en el pregón del Carnaval de Cádiz.

CARNAVAL DE CÁDIZ 2019

Joaquín Sabina abre el Carnaval a cañonazos de poesía

El cantautor hace del pregón un espectáculo en la plaza de San Antonio

Por  23:20 h.

El pregón se anunció como un encuentro de amigos. Y por eso el primero que ha aparecido en escena, en una pantalla gigante, ha sido El Gran Wyoming, a guisa de médico, emitiendo un certificado en el que indicaba que Joaquín no podía trabajar. Eso sí, sí iba a cobrar… La piratería se daba por iniciada. La plaza de San Antonio estaba, como en sus mejores épocas, abarrotá.

 

Ha arrancado don Joaquín con una voz rota que sonaba como los ángeles, con una cadencia y un sentimiento flamenco que ha tranquilizado a sus incondicionales. El Flaco parecía rejuvenecido entonando ‘La dama del poncho rojo’ y San Antonio se caía con su deje del sur. Pero, oh dolor, llegaron los sones del ‘Pirata cojo’ y un pirata espontáneo ha reclamado ser el auténtico Sabina. Desde el escenario le han dicho, había guasa, que tenía “menos voz que un corista en un domingo de piñata”. “Tengo menos voz que los tres tenores juntos. Pero yo no vendo voz, yo vendo estilo“.

 

Sabina Palomar ha atacado : “tú no has mamao La Viña te has saltado a la botella“. Los dos se enzarzan por una sabinesca identidad hasta que  llegan dos enfermeros (vamos, dos loqueros): Almudena Grandes y García Montero. Muy cuerdos no estarían porque prenden al auténtico Sabina que , inmovilizado, se despide gritando : “Cabroneees”.  Al final, se resuelve el entuerto y Grandes y García Montero recuperan la cordura y le ponen una camisa de fuerza al falso pregonero para llevárselo al palomar.

 

Elegante como un pirata que ha estudiando en la SAFA de Úbeda, Sabina mira a la plaza y le saluda: “Viva Cádiz, viva el Carnaval del pueblo“.  Acto seguido para hacer olvidar a Palomar, entona la ‘La del pirata cojo’ con un grumete Leiva que le acompañaba armado de su guitarra. Y ahí, el tahúr de las palabras cambió “banderillero” por “chirigotero en Cádiz”.

 

Ha tenido que luchar contra más enemigos este pirata. Como Martínez Ares, que se burló de su disfraz de pirata en un vídeo con su comparsa. Joaquín, subido en una suerte de mástil metafórico en el océano de almas que era San Antonio, entonó los primeros versos de un pregón hecho de cañonazos de poesía. Si el fuego prueba al valiente, el soneto prueba al poeta, y él se ha abierto la camisa con este:

 

Nunca voló tan alto este juglar,
nunca tuve un honor tan gaditano:
pregonar el jolgorio más pagano
que soñó en su resaca don Carnal.

La Caleta es mi punto cardinal,
en estas playas paso mis veranos,
antes de que me coman los gusanos

seré un chirigotero universal.

 

Mi musa es una choni bien plantada,
esquina, de taberna, de arrabal.
Nací en el olivar de Andalucía,

 

he vivido en Madrid, Londres, Granada,
pero me enamoré del carnaval
y me vine a cantarle a la bahía.

 

De pirata ha pasado a presentador, de un número interpretado por un carnavalero cuadro flamenco de surrealista presencia que ha hecho una versión sui generis del ’19 días y 500 noches‘.  Dicen que hasta el mejor pregonero hecha un borrón… y hasta aquí puedo escribir. El público ha aplaudido y seguido el compás pero, bueno, sobran los motivos.

 

Amigos para arropar al pirata Sabina

El pirata Sabina ha presentado a un Manu Sánchez (con unos preciosos versos de “En tiempos de analfabundos, demostró que una pizarra, es la mejor cimitarra para un surnormal profundo”.) convertido en Viñero Sabina.

 

Este Viñero Sabina lee el pregón en papel de estraza, que es más gaditano, y se ha quejado de que sólo hay pregoneros de fuera, “y después la culpa pal reguetón“. “He escrito 19 días y 500 noches, porque es lo que dura preliminares”, ha seguido Manu Sánchez el Sabina Viñero, que ha continuado adaptando los versos del otro Sabina, diciendo que “la letra no la protestaré, ni entra la letra con sangre, que entra más sangre en lo que entra en un cuplé”  “Allá donde se comen los erizos, donde el Cádiz te hace sufrir, donde regresa siempre el levantito, pongamos, picha, que hablo de Cádiz“.

 

Manu Sánchez apenas se ha marchado y el escenario se llena de carnavaleros de distintas agruapciones. (Entre ellos se distingue a Vera Luque y Jesus Bienvenido y miembros de su agrupación, como Milian Oneto) que deleitan a San Antonio con con ‘Contigo‘ en el que se cambia “Venecia sin ti” por “El Pópulo sin ti”. “Lo que yo quiero, gadita de ojos tristes, es que llores por mí”, blande el pirata Sabina sabedor de que se está llevando el botín del corazón de los gaditanos. Hasta se marca un bailecito por lo bien que ha salido todo: “Iba a decir que este grupo está para comerles… algo”.

 

Cuando San Antonio pensaba que el pirata de Úbeda se estaba confiando, como un Blas de Lezo, comenzó a cañonear con versos que dieron en la línea de flotación gaditana: “Cádiz es mi pasión y mi destino, la estación terminal de mi camino. Cádiz es mi rescate y mi hasta luego, mi patria, mi rincón, mi olor, mi fuego. Cádiz es mi presente y mi futuro, mi afán, mi corazón tan inseguro. Cádiz es disparate y arrebato, Cádiz Cádiz es rebelión contra el maltrato”.

 

Tras la artillería, la calma. Con Chipi y Hassan se toma un vasito mientras llega al escenario una de las piratas mayores de la canción en Andalucía, Vanesa Martín, que toma prestadas las armas de ‘Noches de boda‘ para seguir enganchando al público. Era una noche para estar entre amigos y presentar a nuevos amigos. Por si a alguno le faltaban versos, el corsario Sabina ha vuelto a referirse a Cádiz en términos como:

 

Cádiz es la ciudad que me vacila,
el lugar que mejor carga mis pilas.

 

Cádiz es mi Comala y mi Macondo,
el colchón del rincón donde me escondo.

 

Cádiz es la más loca fantasía
de quien vive en calle melancolía.

 

Y como es justo recordar a los piratas que cayeron, Sabina ha rememorado la primera vez que pisó Cádiz. Fue con Krahe y Chicho Sánchez Ferlosio, “ustedes no habían nacido, no estaban ni Las pérgolas“. ¿Quién les trajo? Pues si de canciones y piratas se habla, no podía ser otro que Fernando Quiñones, “que nos llevó para cantar en el templete de la plaza Mina”.

 

La singladura de Cádiz

 

Como quiera que se ha puesto un poco melancólico el filbustero de la rima, ha agarrado el micrófono y se ha tratado de curar cantando ‘Una canción para la Magdalena‘. El océano de San Antonio, otrora animado, se ha relajado como un mar en calma. Los aficionados eran barcos al pairo de lo que dispusiera el capitán Sabina que, para continuar su pregón, ha pedido apoyo a la amiga Rozalén que, con sir Panchito Varona a la guitarra, ha cantado el ‘Pongamos que hablo de Joaquín’.

 

El homenaje parecía virar del Carnaval a Sabina, así que él ha cogido el timón y ha tomado la derrota de gaditansimos versos como:

 

Cádiz es el Peñón, Rota, Barbate,
Cádiz es el crepúsculo granate.

Cádiz es el poniente y el levante,
el pisha, el shosho, el quillo y el mangante.

Cádiz es el vapor y la Caleta,
un suspiro, una lágrima, una teta.

Cádiz es un vinito al mediodía,
Cádiz es lo mejor de Andalucía.

 

Los versos dieron la bienvenida a la comparsa de Jesús Bienvenido, que ha puesto pasodoble al pregón. Con ‘Sentadito a la orilla del mar’ de ‘La comunidad’, ha devuelto el sabor carnavalero a la plaza. Tan carnavalero, que el propio Bienvenido le ha regalado al pirata Sabina un pito de caña, que él ha denifido como “un arma de afinación masiva”.

 

Y de pregonero a pregonero, Sabina ha dado paso a un viejo amigo de la marinería gaditana, el almirante Jorge Drexler (como marinero de bien ha acudido a San Antonio) que ha devuelto los halagos sabineros con su ‘Pongamos que hablo de Martínez‘, compuesta en honor del ubetense. No han querido olvidar de qué iba la batalla de la noche del sábado en San Antonio y Sabina ha regresado a la poesía:

 

Sin curas ni militares
ni dioses ni familiares
ni garrulos.
Sin leyes ni parlamentos
ni manadas de violentos
machirulos.

 

Apenas ha terminado de recitar cuando una amiga se ha acercado para recordar a Carlos Cano, y ya van tres pregoneros, Pasión Vega, con su canción ‘Cómo te extraño’.

 

Y como todo no podía ser paz. También ha habido batalla, batalla de versos entre el propio Sabina y Alexis Díaz, un célebre improvisador de versos cubano. El duelo no ha escatimado en rimas consonantes y referencias cruzadas, en una batalla en la que todos hemos salido ganando.Y en su duelo de rimas ha invitado a un poeta de la altura de Benjamín Prado. En la barahunda de versos, destacaron palabras como:

 

El mayor de los honores
de la ciudad más hermosa,
hospitalaria y rumbosa
que cantan los trovadores.
Entre los poetas mayores
Alberti fue nuestro hermano
mayor y nuestro paisano
si hablamos de la bahía.
La magia de Andalucía
brilla en su canto pagano.

 

Y como entre flacos andaba el juego, no podía faltar alguien que, “además de amigo fiel es socio, codo con codo, pa revolcarse en el lodo”. Se trataba de Leiva, cuya caracterización de pirata ha relajado algo su aspecto. Entre tanto y tanta pirata en la plaza, han cantado al alimón ‘Princesa’. De nuevo se ha echado a la espalda el verso para definir el Carnaval con términos como “Carnaval es un mundo sin oficinas, un domingo sin clase, un lunes al sol. Un chute, un subidón de bilirrubina, un Ramón de Carranza gritando gol”.

 

No iban a dejarle solo al bueno de un pirata que ya iba buscando un puerto donde refugiase. Vera Luque, la ilegal del Chapa y el Showmancero le escoltaron en la última parte de la pregonera singladura. Vive Momo que dieron lo mejor de sí, pero la marinería de San Antonío se sentía náufraga de capitán y ha dejado de prestar atención a lo que sucedía sobre el escenario.

 

La atención ha vuelto puntual cuando el pirata ha tomado el timón de la palabra. Ya buscaba despedirse y lo hizo a cañonazos con las palabras:

 

En cuanto a mi oficio mil
chirigotas deglutí
sin anestesia.

Los cuplés de Yesterday
molan mucho más que el Hey
de Julio Iglesias.

Villegas, Martínez Ares
el Yuyu y tantos juglares
que me salvan
del talento que agoniza,
del Selu al tío de la tiza
y Paco Alba.

.

Y se acabó. El barco pirata del capitán Joaquín Sabina tocaba puerto y sonaba, ya es Carnaval, ‘La canción de los buenos borrachos’. Se despedía un grande, oh capitán, el pregonero Joaquín Sabina.