ENTREVISTA
Jesús Núñez: «Cádiz es un destino de servicio constante para la Guardia Civil»
Tras pasar por Algeciras, el coronel toma el mando de la Comandancia gaditana con «ganas e ilusión» y unas metas muy decididas
Cuenta el coronel Jesús Núñez (Palma de Mallorca, 1962) que le gusta la palabra 'reto'. Que así se define «muy bien» la tarea que se le ha encomendado: dirigir tras la marcha del general Rodríguez Castillo a los 1.500 hombres y mujeres que forman la Comandancia de Cádiz, una de las más complejas y singulares de toda España. Conoce perfectamente a lo que se enfrenta . No rehuye. Habla claro. No esquiva ni censura ninguna pregunta. Llega desde Algeciras, un destino nada fácil estos últimos años. No se amilana. Confía en su gente. En trabajar en equipo. Será porque ya ha tenido retos de sobra. El primero, nada más salir de la academia, cuando de teniente con 23 años se hizo cargo de un tercio de la provincia de Guipúzcoa. En aquellos tiempos... tampoco nada fáciles. Y desde entonces, vinieron muchos más. Ahora le llega el siguiente. Sus ojos cuentan que lo asume con «respeto y muchas ganas».
Asume el mando de la Comandancia de Cádiz, un destino que conoce bien por haber estado ya al frente de varias de sus unidades y haber sido jefe interino.En su jura aseguró que este regreso le emociona especialmente, ¿por qué?
Primero, tengo raíces gaditanas. Mi padre y abuela, de San Fernando. Además otra rama de mi familia está en Jerez. Mi bisabuelo fue el constructor del Teatro Villamarta y también se relacionaron con el mundo bodeguero. Siempre he estado muy vinculado familiar y emocionalmente con esta provincia. Nací en Palma de Mallorca pero mi unión con Cádiz siempre ha existido. Y además de este componente sentimental está el profesional. Mi caso es atípico. Soy el único miembro de la Guardia Civil que ha estado en tres comandancias distintas en la misma provincia. Hasta 1990 existían las comandancias móviles y fue entonces cuando estuve de teniente en El Puerto, luego he desarrollado diferentes funciones en la de Cádiz y después en Algeciras. A lo largo de mi vida, Cádiz siempre ha sido mi norte y mi referencia.
Además, con esta nueva responsabilidad se ha convertido en el primer coronel de la historia del Cuerpo que se ha hecho cargo de las dos comandancias de esta provincia, Algeciras y Cádiz, ¿qué significa esto para usted?
Pues tener un conocimiento muy completo de la realidad de la provincia. A veces parece que estamos separados en comarcas y que el Campo de Gibraltar fuera otra provincia. Pero es que además Cádiz es singular. Cualquier pasaje de la historia de España así lo demuestra. ¿Por dónde empezó la invasión árabe?, por aquí, ¿por dónde se marcharon?, ¿dónde se han desarrollado todos los episodios de revoluciones, guerras?... ¿cuál es la ciudad más antigua?... Cádiz ha sido siempre un crisol de muchas cosas. Y además se compone de un conjunto de comarcas tremendo como la Sierra, la zona de costa, la Janda, la campiña de Jerez, el Guadalquivir...
¿Esa circunstancia es un reto complicado que tiene asumido?
Claro. Es que la provincia de Cádiz no es un sitio de veraneo para la Guardia Civil. Es un lugar de entrega, de servicio, de dedicación. Es un reto, efectivamente, un reto continuo. Cádiz es el único sitio de España que tiene una aduana con la colonia británica, una ruta directa con Marruecos, otra de cabotaje de pasaje, mercancías con Ceuta, vía marítima con Canarias... Todos, sitios de entrada y salida del continente europeo. Siete mil kilómetros cuadrados donde existe lo que no hay en ningún otro lugar, y con más de un millón de habitantes... es un destino de servicio constante para la Guardia Civil. Aquí todos los días son lunes. Cádiz es maravillosa en cuanto a su entorno, su gente, la gastronomía, etc, pero es un lugar de trabajo y entrega total para un guardia civil vocacional.
Llega a la Comandancia de Cádiz tras haber estado cinco años como responsable en Algeciras, en uno de los momentos más complicados que se han vivido del narcotráfico y las mafias de la inmigración, imagino que habrá sido una época dura, pero también le habrá curtido, ¿qué balance hace?
Ha sido complejo. Una época muy complicada que ha dado como necesidad crear un plan específico para el Campo de Gibraltar que ya se ha quedado pequeño y que se extenderá a toda la provincia y al resto de Andalucía. Además, la inmigración irregular ha dado lugar a unos acuerdos entre España y Marruecos y a adecuar espacios que antes no existían como hacer puertos de referencia a Algeciras y Cádiz y el CATE que es el más grande de toda la región. Esos dos problemas, narcotráfico e inmigración irregular, han eclosionado y han obligado a dar una firme respuesta.
Un sistema que se desbordó
En cuanto a la inmigración irregular, ¿se tuvo que admitir finalmente que el sistema se había desbordado?
Sí. Era un hecho. En el Campo de Gibraltar, en 110 kilómetros de costa se recibió a 17.000 inmigrantes en un año. Y en el resto de la provincia, a casi cuatro mil. Es decir, más de 20.000 personas que situó a Cádiz como la primera provincia de España en la llegada de inmigrantes por vía marítima. Se pasó de 6.000 del año anterior a 20.000. Esas cifras se multiplicaron mucho en poco tiempo. Hubo un desbordamiento de las estructuras que hasta el momento existían. Pero desde el Gobierno se hizo caso a las peticiones de todos los actores que estábamos involucrados y la situación ha cambiado mucho. En 2019 ha habido un descenso en llegadas de más del cincuenta por ciento.
Sin embargo, ese descenso puede que no sea para siempre porque al final responde a flujos migratorios y a personas que quieren escapar de miserias, guerras... seguirán queriendo huir y vivir mejor, ¿no cree?
Claro. Mientras haya un desequilibrio entre el África Subsahariana con la Europa Occidental va a estar ahí siempre. La tasa de natalidad allí está en la actualidad por encima de la china. Dentro de 20, 30 años, va a haber unos 2.500 millones de habitantes en África. Si no hay recursos, si no hay prosperidad, si no hay estructura política, social, económica que les permita tener calidad de vida van a seguir queriendo huir. No soy yo quien para decirlo, pero, o Europa se esfuerza y trabaja bien por ellos, o no habrá progreso.
¿La principal lucha de la Guardia Civil en este sentido es contra las mafias?
Sí. El inmigrante no es un delincuente y no se le debe tratar como si lo fuera. El que es un delincuente es el que le extorsiona para poder beneficiarse. Nuestro trabajo es luchar contra las redes ilegales de trata de seres humanos. No hay ni un solo inmigrante de los que van en patera que no pague por ello. No les dejan cruzar si no lo hacen. Separan a las familias para tener siempre rehenes. Antes eran solo mafias marroquíes pero ahora el esfuerzo principal está contra las mafias de Ghana, de Mali, Tanzania, Senegal, o sea, cada país tiene sus propios aborígenes y es más complicado de combatir. Nosotros no luchamos contra el inmigrante, al contrario, luchamos contra quienes les extorsionan y reprimen. La Guardia Civil está salvando la vida a muchos de ellos porque esta gente no tiene escrúpulos, los empujan hacia la muerte.
En cuanto al narcotráfico, en su toma de posesión, el subdelegado del Gobierno en Cádiz agradeció el trabajo realizado al considerar que se ha recuperado el principio de autoridad frente a los narcos, ¿cree que realmente ha sido así?
Sí, totalmente. En un plazo de dos años y medio hubo 22 vehículos de la Guardia Civil embestidos. Eso ya no existe. En 2019, fueron tres y en lo que va de 2020 ha habido uno. Está claro que el principio de autoridad está restablecido, sino estaríamos hablando de cifras incluso superiores. Un ejemplo es que los primeros que agredieron a agentes eran puestos en libertad bajo fianza. Hoy, la Fiscalía pide prisión preventiva y están en la cárcel. Por lo tanto hay una ejemplaridad en ello. Antes veíamos a las doce de la mañana alijos a plena luz del día entre los bañistas y ahora alguna vez hay desembarco de inmigrantes y de tarde en tarde algún alijo, pero ya es algo excepcional.
¿Ha tenido que ver la multitud de operativos que se han desarrollado?
Es consecuencia directa del Plan Especial del Campo de Gibraltar. Se pedía mayor y mejor dotación de medios, pues evidentemente cuando ha habido ese refuerzo, la situación ha cambiado. Sin embargo ahora se ha producido un cuello de botella en la administración de la justicia que es el siguiente paso y así lo hemos expuesto y razonado. En un juzgado mixto como el de Barbate por ejemplo hay multitud de asuntos que se quedan meses parados porque hay prioridad en las causas con presos. Hay que cambiar el modelo de planta, elevar la categoría, dotarlo de medios y especializarlos. Y en ello se está.
Toda esa presión sobre el Campo de Gibraltar ha desviado el narcotráfico y sus redes a otras zonas como el Guadalquivir, ¿cree que se podrá controlar?
Sí. Y se está haciendo. El río Guadalquivir siempre ha sido un río de contrabandistas y eso es un norte que no hay que perder nunca. Pero evidentemente al ejercerse la presión en el Campo de Gibraltar la actividad se ha desplazado. Hubo narcos de Sanlúcar que iban allí porque había esa mayor impunidad pero ahora han vuelto a su zona y a otras. O se han ido a Málaga, Granada o Almería. Se ha sacado al animal de su madriguera, de sus sitios de confort, a otros lugares donde además no impera la ley del silencio, del miedo. Por eso están cayendo tantas organizaciones, primero, por el gran trabajo de investigación que se está desarrollando y, segundo, porque han perdido esa tranquilidad que tenían antes.
¿Cree que una de las claves en esta lucha es la coordinación entre cuerpos y entre las diferentes administraciones?, ¿es posible?
Sí. Es fundamental. En mi discurso dije que era necesario una leal coordinación entre todos. Porque el narco y otros delitos son un problema no solo policial sino también social, económico, de educación, que afecta a todos. En las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no pueden existir personalismos, egos... hay que superarlos y trabajar todos juntos. Hay que ser leales, aportar cada uno la información que tiene. Hay tarta para todos. Al ciudadano lo que le importa es que le resuelvan su problema, le da igual quien.
Sus líneas de trabajo
¿Cuáles serán sus principales líneas de trabajo?
Seguir impulsando las líneas de mis predecesores. He sido subordinado directo de los últimos cinco jefes de esta Comandancia, lo que me da un conocimiento amplio de las ideas, filosofías y proyectos que tenían. Hay dos frentes principales: seguir luchando contra el narcotráfico con todas las herramientas legales que tengamos, y segundo, mantener los niveles de seguridad ciudadana con los recursos que tenemos, que ojalá se reforzarán después del período de crisis que hemos vivido. Intentaré por todos los medios solicitar el incremento de plantillas como en zonas más pequeñas y necesitadas. Pero aún así, con lo que tengamos, haremos nuestro trabajo lo más eficaz y eficientemente posible.
¿Se incentivará la proactividad en la incorporación de la mujer al Cuerpo?
Sí. En Algeciras hicimos las primeras jornadas dedicadas a la mujer en la Guardia Civil. Y no fue una reunión de mujeres que solo hubiera quedado bien para la foto, sino que se motivó que participaran todos. Hay que empezar por casa. Era bueno que los nuestros también escucharan a sus compañeras hablar, sensibilizar y concienciar sobre el tema para que realmente haya un cambio. Hay que fomentar que haya mujeres que quieran ser guardias civiles, que es un oficio como otros. Y por supuesto, es necesario avanzar más en la conciliación familiar. El sistema tiene que ser lo suficientemente flexible para que se pueda favorecer esa conciliación y el ciudadano no se vea afectado.
Ahora que comienza esta nueva andadura, ¿qué le gustaría que dijeran de usted dentro de unos años?
Bueno, si alguna vez se habla de mí... pues que cumplí con mi deber. Soy una rueda más de un colectivo de 80.000 personas. Lo importante es que esto siga funcionando bien con un buen trabajo en equipo. Así me daré por satisfecho.