Javier Fornell
Inmovilidad gaditana
Acudir al centro de Cádiz se vuelve una odisea para quienes vienen de allende la frontera gaditana, ya sea por ocio o por trabajo
En los últimos años, los cambios realizados en mor de una movilidad urbana sostenible están terminando de matar el tejido social de nuestra ciudad. Acudir al centro de Cádiz se vuelve una odisea para quienes vienen de allende la frontera gaditana, ya sea por ocio o por trabajo. Y es que, desde la Delegación de movilidad, con Martin Vila a la cabeza, parecen querer rematar a esta ciudad.
Desde un carril bici planificado por la anterior Junta de Andalucía y perpetrado por el alcalde; hasta los cambios de circulación en el centro de Cádiz; pasando por un transporte urbano anticuado, están convirtiendo en insostenible una ciudad que debería haber sido amable . Claro ejemplo es la nueva salida desde San Antonio. Se ve que Martin Vila se saltó esa clase en la que explicaban que la distancia más corta entre dos puntos siempre es la línea recta. De otra forma, no se entiende que ahora sea obligatorio coger por Zaragoza y Benjumeda en vez de por Veedor. Si buscaban reducir el tiempo en el que los coches circulaban por el centro, no lo han conseguido. Si es por seguridad, tampoco, ya que por Benjumeda -estrecha y sin acerado- transitan muchos estudiantes hacia Medicina. Y eso sin contar, el caos que se puede formar cuando haya colas en el parking.
Para colmo de males, han comenzado la casa por el tejado , o el carril por la pintura (de mala calidad, por cierto), y han optado por quitar cientos de aparcamientos agravando un problema que era crónico en la ciudad. Ahora, además, han anunciado una nueva normativa que permitirá la carga y descarga en zona azul , lo que aumentará el impacto de la falta de aparcamiento. Pero estas Navidades ya se ha producido la crítica de los comerciantes del centro, que ven como se reduce la llegada de clientes.
El impacto real, se verá al terminar la temporada de compras. Será entonces cuando el comercio haga balance y pueda comprobar cuantitativamente el resultado. Pero, a simple vista, el este está ya claro: el visitante ya no viene a comprar . Tiene otras opciones en la Bahía como para perder varias horas en aparcar o tener que coger un autobús, cargado de bolsas, cuando puede optar por otros centros comerciales.
El problema es aún mayor cuando pensamos en los trabajadores y en las personas mayores . Entonces la situación es más compleja, y el tiempo nos dirá las consecuencias que tendrá para un centro que cada vez tiene más inconvenientes: viviendas viejas, caras, falta de comodidades y cada vez menos opciones de moverse en su propio vehículo (incluyendo bicicletas y patinetes, que no pueden transitar por las zonas peatonales).
Si ya se levantan muchas quejas de que nuestra ciudad está quedándose para turistas, en unos años el fenómeno se multiplicará. Entonces, habrá quienes digan que se ha matado el tejido económico y social de la ciudad , que ya no viven residentes, que hay pocos trabajadores generando riqueza. Será entonces cuando llegue el momento de recordar la infausta apuesta por un modelo de ciudad que se aleja de la realidad de Cádiz.