Agricultura
La inflación abrasa al campo gaditano
Los agricultores de la provincia reconocen que la venta directa al consumidor no es la solución para que el negocio sea rentable
La subida de los costes de explotación y las condiciones que dictan los intermediarios colocan al sector en el precipicio
Al campo gaditano no le salen las cuentas. Los agricultores no pueden más. Están abrasados y no es precisamente por las altas temperaturas. La sequía, los temporales y la competencia desleal son sus principales enemigos, sin embargo, se les ha venido encima ahora un tsunami ... económico que amenaza con arruinar sus cosechas: la inflación. Los costes de producción nublan los beneficios por la venta , «aunque poco puedes ganar si vendes un kilo de sandía a 0,70 céntimos al mayorista y luego se coloca en el mercado y en las grandes superficies a más de dos euros el kilo». Así se pronuncia Luis Rivera , agricultor de la Costa Noroeste de Cádiz, que ha visto como el gasto en fertilizantes y combustible se ha triplicado, lo que impide que la venta de sus productos tenga un retorno satisfactorio.
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El vicepresidente nacional de Asaja y presidente de Asaja-Cádiz, Pedro Gallardo , destaca que la inflación en la agricultura no es nueva, ya que se padece desde la primavera de 2021 . Según los datos facilitados por la organización agraria que preside Gallardo, el coste de los fertilizantes ha subido en este tiempo un 307%, el de los abonos un 150%, el de las semillas un 19%, el de los fitosanitarios un 48% y el de la energía eléctrica, un 100%. Gallardo señala que con este incremento de costes de la explotación es falso que para el agricultor la inflación haya subido una media de 10% como se advierte desde algunas instituciones.
Los gastos para sacar adelante las cosechas se han triplicado desde que comenzó el año y los agricultores temen que en breve se trabaje a pérdidas
Los agricultores siguen buscando fórmulas para que su trabajo sea rentable y no vayan a pérdidas, «pero es complicado ganar dinero en un sector donde la intermediación es clave para llevar la fruta y las hortalizas hasta los consumidores». Uno de los responsables de la organización agrícola COAG en la provincia, José Luis Ibáñez , destaca que la cadena de producción y la venta están muy reguladas y «las cooperativas no tienen infraestructura suficiente para iniciar ahora una cruzada en favor de la venta directa, es decir, del agricultor al consumidor sin pasar por el intermediario».
Esta medida, más simbólica que real, se ha llevado a la práctica de manera desesperada por algunas familias de agricultores, sobre todo, de las localidades sevillanas de Los Palacios y Lebrija, que han optado por liarse la manta a la cabeza y vender sus sandías a pie de carretera al mismo precio que abonan los mayoristas en origen, es decir, a 0,70 y a 0,80 céntimos el kilo de sandía. Los precios que les ofrecen las grandes distribuidoras son muy elevados y por este motivo, muchos prefieren buscarse la vida por un atajo legal. Sin intermediarios de por medio. De esta manera, no pierden dinero con la cosecha, pero tampoco se hacen ricos.
Una familia de agricultores de Lebrija (Sevilla) tomó en junio la decisión de vender sus productos en el campo. Venden sandías a 0,70 euros, en comparación con los 2 euros el kilo que cuesta en un supermercado. «Si quiero seguir adelante con mis tierras y con mi negocio, tengo que intentar ganar un poco más de dinero », asegura uno de los agricultores.
No han sido los únicos que han buscado alternativas ante la subida de los precios. Carlos Moreno es un vecino de Fuenlabrada que cuenta con una nave en Parla donde ya ha vendido unas 10.000 sandías y melones en medio del alza de los precios. Su secreto es, precisamente, el precio de venta. Una sandía de unos tres kilos la vende a 1 euro y las más grandes, las de 6 kilos, las tiene a la venta por 3 euros. La clave para poder vender la fruta a estos precios tan alejados de los que nos encontramos en los supermercados es que ha llegado a acuerdos con agricultores para vender sus productos a esos precios. Gana alrededor de 0’25 euros por pieza, lo que permite que los agricultores puedan obtener algo más de beneficios de lo que habitualmente ingresan.
Los agricultores gaditanos no pueden competir con los precios ni de Marruecos ni con las imposiciones que dictan las grandes superficies.
Distintas organizaciones del sector agrícola (COAG, UPA, ASAJA y Cooperativas) ya se manifestaron el pasado 4 de febrero en Sevilla para solicitar que se atiendan las peticiones del sector agrario andaluz. Algunas de las propuestas que exigen los agricultores es la puesta en marcha de la Ley de la Cadena Alimentaria , con el fin de que se garanticen unos precios justos. A esto hay que añadir la petición por parte de los convocantes de una correcta defensa y dignidad de la actividad agraria, indispensable para el conjunto de la población.
Equilibrio de precios
El responsable de la cooperativa Las Virtudes de Conil, con más de 350 socios, Bartolomé Ramírez , reconoce que la venta directa del agricultor al consumidor «no es la solución». Insiste en que la mejora viene por un equilibrio de precios entre el origen y el destino, «teniendo en cuenta que los costes de producción para el agricultor se han multiplicado en menos de un año y el precio de la fruta en origen ha variado muy poco en este mismo periodo de tiempo».
Los precios de los alimentos de origen agrícola subieron un 31 % en el 2021 y lo harán otro 23 % este 2022 debido al incremento generalizado de los costes de los combustibles, la electricidad y los fertilizantes que ha traído aparejado la pandemia, primero; y la guerra de Ucrania, después. Y esto repercute directamente en el coste de la cesta de la compra de los europeos, que tendrán que desembolsar este año de media 243 euros más que en el 2021.
Más agricultores en paro
La situación de asfixia que vive el campo se ha podido advertir en el último dato de paro publicado por el Ministerio de Trabajo el pasado lunes correspondiente al mes de junio, donde el único sector, junto con el de Sin Empleo Anterior, que ha mostrado debilidad arrojando nuevos parados ha sido, precisamente, el de la agricultura. Un total de 160 personas del sector agropecuario se han convertido en nuevos demandantes de empleo en Cádiz. El contingente de parados del sector agrícola en la provincia suma 5.591 personas, por debajo de los tradicionales: hostelería, industria y construcción.
En este contexto, los Técnicos de Hacienda aclaran que la inflación no es sinónimo de economía sumergida, aunque el sector agropecuario es uno de los más vinculados a este tipo de prácticas. «Ahora se visibiliza más la venta de frutas y hortalizas a pie de carretera», pero es algo que tiene un trasfondo de tradición y cultura más que de fraude generalizado. Esta misma opinión la comparte el doctor en Economía, Javier Fernández , al tiempo que destaca que «resulta muy difícil desvincularse de la cadena de producción para implantar por cuenta propia la venta directa». No obstante, la venta directa no es ilegal siempre y cuando se esté dado de alta en este módulo fiscal.
Otra cosa bien distinta es la venta de mercancía a pie de carretera. Varias organizaciones agrarias consultadas por LA VOZ coinciden en señalar que la venta a pie de carretera la llevan a cabo muy pocos agricultores en Cádiz y se ve, sobre todo, en la zona del Campo de Gibraltar, de vendedores procedentes de la Costa del Sol.