Coronavirus
La hostelería, asfixiada con el aumento de las restricciones y el desplome de los ingresos
Algunos establecimientos hosteleros de la provincia se plantean echar la baraja temporalmente ante los nuevos horarios que impiden ofrecer cenas y los cierres perimetrales que restringen la movilidad
LA VOZ analiza con varios hosteleros de la provincia las nuevas medidas para frenar la pandemia y la situación actual del sector
El sector de la hostelería de la provincia agoniza por momentos. Las últimas medidas puestas en marcha por la Junta de Andalucía y que entraron en vigor en la víspera del puente de Tosantos, como son el cierre perimetral de 25 municipios gaditanos y la limitación de horarios de apertura hasta las 22.30 horas , han sido la puntilla para un sector que sigue manteniendo los mismos gastos a pesar de no generar -ni por asomo- los mismo ingresos.
La sensación de incertidumbre es total y los hosteleros se encuentran asfixiados por unas normas que consideran injustas y excesivas . Defienden que en los establecimientos se están respetando todas las medidas de seguridad y que cada vez que se imponen restricciones a la hostelería, suben los contagios argumentando que no es este sector el responsable máximo de la extensión de la pandemia.
LA VOZ ha hablado con varios hosteleros de la provincia, que han realizado un balance del primer fin de semana de nuevas medidas del Gobierno andaluz y un análisis de la situación que se está viviendo como consencuencia de la crisis sanitaria, que sin duda ha derivado en una crisis económica de la que el sector hostelero y turístico es de los más perjudicados.
Raúl Cueto , responsable del grupo Arsenio Manila en Cádiz capital, asegura que el puente de los Tosantos ha ido relativamente bien teniendo en cuenta que las altas temperaturas han atraido a numeroso público a la zona del paseo marítimo. «A mediodía hemos estado bien porque la sobremesa se ha alargado con cafés y copas, que han mantenido nuestros establecimientos con clientes. Pero por la noche ha caído todo. Nadie cena a las ocho de la tarde».
El hostelero gaditano considera que no acompaña un cierre de los establecimientos a las 22.30 horas, que obligaría a comenzar a cenar a las 20 0 20,30 horas, con el mantenimiento de los mismos horarios de jornadas laborales o de cierre de comercios hasta más de las 21 horas . «Así es imposible adaptarse a un horario europeo porque, para empezar, en el resto Europa la gente termina de trabajar mucho antes, permitiéndole cenar a esas horas tan tempranas», apunta.
Asegura que tampoco es compatible el horario con algunos eventos deportivos, que congregan a clientes en bares, «como es el caso del último partido del Cádiz, que empezó a las 21 horas y que obligó al público a abandonar los locales en la segunda parte del partido para poder cumplir con la norma de estar a las once en casa ».
Cueto insiste en que a pesar de que los ingresos han mermado, «hay una gran cantidad de gastos de todo tipo que tenemos que seguir sufragando y con unas ayudas mínimas».
La mitad de ingresos
En El Puerto de Santa María, el responsable del restaurante El Faro, Fernando Córdoba , reconoce que el puente ha estado muy flojo y que han bajado los ingresos en un 50% respecto a otras temporadas ya que «muchos de nuestros clientes proceden de Jerez, Sevilla u otras localidades que, al estar cerradas perimetralmente, no han podido desplazarse. Además, la mayoría de los hoteles estaban cerrados. Y se ha notado mucho».
Córdoba reconoce que las noches no han funcionado y que «ante las noticias tan poco halagüeñas que nos llegan, mucho nos tememos que tendremos que cerrar por las noches aunque habrá que esperar a la evolución de los contagios».
El responsable de este emblemático restaurante portuense lamenta esta situación de incertidumbre y manifiesta que « no podremos aguantar mucho más tiempo así ».
En Jerez, localidad cuyas fronteras están cerradas desde el pasado viernes, ha habido muchas personas que han salido a consumir en la propia localidad hasta el punto que en algunas calles se atestaron de público.
Desde el restaurante La Carboná, Esther Lora, confirma que hasta ahora tanto entresemana como los fines de semana los mediodías «estaban siendo muy buenos y las noches más llenas los viernes, sábados y domingos pero con la entrada del nuevo horario todo ha cambiado».
Resalta que « no todos nuestros clientes están dispuestos a cenar a las ocho de la tarde y, de hecho, el domingo tuvimos diez clientes por la noche y el lunes una sola mesa. Y eso que la hostelería suele cerrar ese día y nosotros, al estar abiertos, siempre contábamos con público ese día».
Lora reconoce que el cierre perimetral ha sido un « fuerte varapalo » para el sector en la localidad ya que «hemos tenido que bajar el aforo y si antes podíamos contar con 100 comensales, ahora como mucho hemos podido recibir a unos 65».
Señala que esta semana que había dos cenas programadas con motivo de la Sherry Week y del Día Mundial del Enoturismo, «hemos tenido que cancelarlas porque no podrá venir nadie de fuera».
Todos coinciden en que esta situación se está haciendo muy cuesta arriba y muy dura para el sector.
Desde la Sierra, Antonio Galindo, de La Divina y vicepresidente de la asociación de hosteleros de El Bosque, asegura que «todos los establecimientos que estamos enfocados al turismo, tenemos encima de la mesa el cierre temporal hasta que se levante la prohibición de la libre circulación porque este puente hemos abierto para testar un poco la situación y dar salida a la mercancía y no hemos contado practicamente con clientes».
Escaso margen de beneficios
En Vejer, Alberto Reyes , de las 4 estaciones , manifiesta que «este puente ha sido muy extraño ya que, a pesar de contar con movimiento durante los almuerzos, no ha tenido nada que ver con cualquier fin de semana. La gente ha salido poco y el buen tiempo ha hecho que acudieran más a zonas próximas a la playa. Aunque hemos salvado la situación durante el puente, las tardes se queda el pueblo desierto con los nuevos horarios».
Sobre la mesa también planea el cierre temporal de su negocio hasta que la situación mejore porque « es imposible asumir los gastos que tenemos con tan poco margen de beneficios . Hay que pagar nóminas, salarios sociales, impuestos, alquileres. Es realmente difícil».
Otra localidad confinada durante el puente ha sido Sanlúcar, donde restaurantes como Casa Bigotes ya ha anunciado el cierre durante el mes de noviembre para vacaciones del personal teniendo en cuenta la situación actual».
Desde el restaurante Avante Claro, Ángel Rodríguez confirma que el puente ha estado más flojo dado que no han podido acudir a la localidad personas de otros municipios ni de otras provincias. No obstante, asegura que los propios sanluqueños sí que han consumido en la hostelería local en las horas de las comidas, momento fuerte en Bajo de Guía.