TRIBUNALES

El Hijo de Satán, condenado a tres años y medio de prisión por estafa

La Audiencia de Cádiz le ordena además que indemnice a sus víctimas con 350.000 euros

El Hijo de Satán acude al juicio en la Audiencia. Francis Jiménez

María Almagro

La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a Carlos Javier Rojas a tres años y medio de prisión por un delito de estafa y a que indemnice a sus víctimas con 350.000 euros. La Sección Cuarta considera que el conocido como Hijo de Satán engañó a las personas que acudían a él para que les hiciera 'trabajos espirituales' basándose en su adoración por el maligno, o, bien, a otros, a los que engañó vendiéndoles coches con el kilometraje trucado.

Además la Sección Cuarta ha condenado a la expareja de Rojas, Marisa, a un año y nueve meses de prisión como cómplice de un delito de estafa y a su socio en el negocio de la venta de coches, a un año de cárcel. Para emitir el fallo, la Sala ha tenido en cuenta el atenuante de dilaciones indebidas muy cualificadas . El fiscal solicitaba para el procesado cinco años de cárcel.

La sentencia da como hechos probados que desde mediados del año 2008 y durante 2009, Carlos Javier se venía anunciando en la revista Cambalache como «profesor vidente brujo Satán, experiencia y seriedad, poder en todos los ámbitos, para solucionar problemas especialmente de amor, recuperar pareja, quitar mal de ojo, impotencia sexual...etc».

De este modo contactó con diversas personas a las que venía haciendo ceremonias o 'trabajos' para la supuesta solución de dichos problemas. a cambio de una retribución. En el curso de dicha actividad el acusado consiguió contactar con personas que, «ya fuese por tener personalidades influenciables o por hallarse en una situación problemática, detectó que eran fácilmente manipulables , de manera que con ánimo de beneficiarse y en connivencia con la que era su pareja decidió ejercer una influencia sobre dichas personas que le permitiese mediante engaño obtener que le entregasen bienes o dinero», afirma el tribunal.

Según establece la sentencia, para ello realizaba rituales presuntamente satánicos en los que se adoraba a una figura demoniaca, se sacrificaban animales, sangre u órganos de éstos, se rezaban letanías, y en las que tanto él como su pareja realizaban actos de adoración como el embadurnarse el cuerpo con la referida sangre.

Y así, «aprovechando la ascendencia que le confería sobre los participantes la creencia en dichos rituales, les hacía creer que si no se le entregaba dinero o bienes materiales para ofrecerlos presuntamente a Satán, dichas personas sufrirían desgracias tales como enfermedades propias o de familiares, muertes propias o de parientes, problemas laborales etc, obteniendo así distintas sumas de dinero que dedicaron a su propio beneficio».

Los engaños

En esta dinánica, recuerda el fallo, una de las víctimas se fue a vivir a la casa de los acusados en Chiclana durante determinadas temporadas, llegando a vender su vivienda en Sevilla y haciéndole entrega al acusado de la suma de 60.000 euros entre los meses de marzo y octubre de 2009.

Otra pareja se instaló asimismo en la misma vivienda, donde se realizaban los rituales, desde diciembre de 2008 a mayo de 2009. La mujer fue convencida por el Hijo de Satán de que iba a sufrir una enfermedad y que su madre iba a morir , lo cual únicamente podía solucionarse mediante entregas de dinero a Satán, de ese modo logró el acusado que le entregase 7.500 euros de los que 5.000 procedían de un préstamo y 2.000 de la venta de un coche en el que el acusado la convenció de que habitaba un fantasma que pretendía matarla.

Por su parte, otro hombre fue persuadido de la necesidad de hacer ofrendas a Satán para que su negocio funcionase, de modo que entregó al acusado una placa de oro valorada en 1.500 euros así como 12.000 euros procedentes de préstamos de familiares.

Y por último, otra mujer que había perdido su empleo contactó con Carlos Javier en mayo de 2008, quien además de para solucionar presuntamente ese problema también realizó ritos para curar una enfermedad de su hijo menor. Logrado el necesario ascendente para manipularla, la convenció de que sobre ella y sobre su hijo pesaba el riesgo de morir en un accidente y que para evitarlo había que hacer una serie de sacrificios económicos , de modo que a fin de evitar dicho supuesto peligro, vendió su casa por 174.000 euros que entregó al acusado, y otra vivienda sita en Cartaya por precio de 65.000 euros que también le entregó.

Además la Audiencia ha condenado a Carlos Javier por estafar en el negocio de coches que tenía con su socio Abel y por el que vendían automóviles traídos desde Alemania con el kilometraje trucado, «haciendo pasar vehículos antiguos por seminuevos para así obtener precios que de otro modo no hubiesen logrado».

Según dicta el tribunal, el procesado contactaba con los compradores en España, negociaba y vendía los automóviles y Abel buscaba, adquiría y llevaba a manipular los cuentakilómetros de los vehículos en Alemania. La sentencia enumera hasta ocho casos de personas que cayeron en este engaño y que, en ocasiones y tras entregarles la señal, no llegaron a ver nunca estos vehículos.

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