REPORTAJE

Así se hacen las autopsias en la era Covid

Los forenses del Instituto de Medicina Legal de Cádiz también se han tenido que adaptar a nuevos protocolos a la hora de diseccionar cadáveres o hacer sus evaluaciones

Los forenses usan equipos EPI con mono clase III, calzas, mascarilla específica, gafas antisalpicadura, pantalla facial y doble guante.

María Almagro

La irrupción del coronavirus ya está más que comprobado que ha cambiado por completo la vida de todos. Las costumbres, los horarios, los trabajos, la forma de relacionarnos, y un sinfín de circunstancias y modos que antes ni se tomaban en consideración pero que una ... vez, limitadas o prohibidas, se han convertido en tema de conversación y en cuestiones que se plantean o se piensan antes de hacerlas. Y ocurre en todos los campos. Y tiene sus consecuencias en el desarrollo de cualquier ciudadano. Hasta en su muerte.

La pandemia ha afectado a la causística de los fallecimientos. Y no solo porque una persona pueda morir por Covid sino porque las limitaciones impuestas sobre confinamientos, movilidad, toque de queda, etc... han provocado que por ejemplo disminuyan los fallecidos por accidentes de tráfico o que no existan tantas otras muertes violentas o lesionados por peleas en bares o en ferias. O que se hayan producido más suicidios. Así lo constatan desde el Instituto de Medicina Legal de Cádiz (IML) , donde, desde el inicio de la alerta sanitaria, no han dejado de trabajar. Aunque su forma de hacerlo también se haya tenido que adaptar a un virus que lo ha cambiado todo.

«Cuando la pandemia nos sorprendió en marzo empezamos a preparar nuevos protocolos», cuenta Mauricio Lorente, director del IML de Cádiz. «Había que tener en cuenta las posibles muertes por Covid y la seguridad de nuestros trabajadores» , explica. Aunque el diseccionar o trabajar con cadáveres infecciosos o altamente contaminantes tampoco era algo nuevo para ellos, profesionales que a veces tienen que analizar cuerpos afectados por enfermedades altamente contaminantes como el VIH, la hepatitis, entre otras. Sin embargo, en esta ocasión, era algo completamente desconocido. Como todos, no sabían a lo que se estaban enfrentando por lo que las precaución era y siguen siendo fundamental.

Extremar las medidas

Según cuenta Lorente, la forma de trabajar de todo el equipo que compone el IML se ha ido adaptando a las circunstancias actuales. Ahora por ejemplo hacen todas las autopsias con los equipos de protección, además se ha restringido el acceso a algunas dependencias y se entra y sale de la sala de autopsias siguiendo un estricto protocolo para tener todas las garantías de seguridad posibles.

En un principio cuando tenían algún caso de cadáver sospechoso de Covid se estableció que se le realizara una prueba PCR. La dirección del Hospital Puerta del Mar y la Consejería de Justicia de la Junta de Andalucía facilitaron que se pudieran hacer con agilidad practicando en el hospital cada test con las muestras que les facilitaban. Pero actualmente, ya les están haciendo los test de antígenos a todos los cuerpos con los que tienen que trabajar. «Tratamos todos los cadáveres como posibles positivos de Covid» , cuenta el director.

Hay que tener en cuenta que además de los síntomas más claros como la afectación pulmonar se ha descubierto, entre otras cuestiones, que el virus puede alterar la parte más interna de las arterias y los capilares y ello provoca pequeños trombos que pueden producir infartos. Por tanto, no solo por la propia protección del forense es necesario hacer test a los cadáveres, sino que también puede ser determinante a la hora de establecer la causa de ese fallecimiento. Por ejemplo, lo que en principio podría parecer una muerte por un infarto, podría ser en realidad un caso de Covid.

Además, durante el confinamiento algunas actividades que realizan de manera habitual en los IML se redujeron aunque, por supuesto, continuaron con tareas fundamentales como las guardias o los reconocimientos judiciales de urgencia. También estos profesionales han tenido la opción de teletrabajar como por ejemplo para preparar documentación para los juzgados.

En cuanto a la realización de informes o evaluaciones clínicas sobre patologías mentales , se estableció sobre todo con las residencias de mayores que pudieran hacerlas por videoconferencia o incluso por llamadas telefónicas para no tener que poner a ninguna de las dos partes en riesgo de contagio. «Hemos tenido que adaptarnos a una nueva forma de trabajar. Nos ha sorprendido la capacidad de adaptación sobre esta situación sobrevenida».

También se han hecho muchos juicios o reuniones de trabajo por videoconferencia . «Ha habido un esfuerzo importante en ese sentido», afirma Mauricio Lorente. «Aún así no siempre se ha podido, porque hay funciones que no son imposibles hacerlas de esta forma pero en ese caso se toman todas las medidas de prevención. En general ha habido una adaptación bastante buena. Estoy muy satisfecho por la gente que trabaja en el IML de cómo se han adaptado».

Y como decíamos el coronavirus ha provocado que durante tres meses estuviéramos encerrados en casa. ¿Y qué consecuencia ha tenido ese encierro inédito de la población en este campo? Pues por ejemplo que se haya registrado menor volumen de tráfico, y por tanto menos accidentes y menos lesionados o fallecidos por esta causa. Lo mismo ha ocurrido con las limitaciones de movilidad y los perímetros.

El mismo efecto ha tenido el toque de queda o el prematuro cierre de bares o la imposibilidad de celebrar ferias o fiestas donde a menudo se producen riñas, peleas, lo que ha motivado que se haya reducido el número de lesionados o de muertos que no llegan hasta el Instituto de Medicina Legal para que sean examinados.  

Por otro lado, sí se ha notado un leve repunte en el número de suicidios , que según aseguran, es actualmente la causa más frecuente de muerte violenta. Además ha aumentado el número de fallecidos que han muerto solos en su domicilio o de gente, con patologías, que no ha ido al médico por miedo a ser contagiados.

No solo autopsias

Tanto los médicos forenses como todo el personal que trabaja en los Institutos de Medicina Legal hacen muchas otras funciones que autopsias a fallecidos de forma violenta. También se encargan de evaluar a personas vivas que, con motivo de algún proceso judicial civil o penal, necesitan valoración médica (tales como agresiones, accidentes de tráfico, asuntos laborales, temas de incapacidades que no se han resuelto en el INSS o por desacuerdo, o exámenes sobre presuntas víctimas de violencia de género, entre otras muchas cuestiones).

Además también existe una unidad de Psiquiatría Forense para por ejemplo evaluar si alguien es imputable o no por un delito o si esa posible incapacidad o enfermedad tiene algún alcance sobre los hechos cometidos.

Y de las autopsias se encarga lo que se conoce como la patología forense cuyos médicos estudian los cadáveres si se sospecha que una muerte no es natural sino que ha sido motivada por alguna causa externa (suicida, homicida o accidental). Es decir, a través de los estudios que hacen tienen que averiguar la causa exacta de ese fallecimiento y destapar por ejemplo si se ha tratado de un homicidio y de qué manera se ha producido. Todas las muertes violentas tienen que ser revisadas por una autoridad judicial que es quien ordena a estos médicos que investiguen estas muertes.

Y nada se da por seguro. Así por ejemplo se descubrió que tras el último accidente de tráfico mortal de una caravana contra un camión en San Roque, se escondía un caso de violencia de género. El conductor había provocado el choque pero la copiloto ya llevaba días muerta. El análisis forense permitió por tanto destapar este caso. Como muchos otros más.

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