TERCIO DE ARMADA
«Ganarse el derecho a gritar 'Valientes por tierra y por mar'», la emotiva carta de un infante de Marina
Con motivo del 484º aniversario del cuerpo, un miembro del Tercio de Armada explica porqué fueron «los primeros»
Un escrito anónimo pero que resume la historia del cuerpo de Infantería de Marina. Realizado por un miembro del isleño Tercio de Armada con motivo del 484 aniversario de este cuerpo.
Lo reproducimos a continuación:
« Fuimos los primeros
Allá en las galeras de la Armada, hombres especializados en la lucha tanto en el mar, como en tierra firme.
Herederos de aquellos tercios que hacían temblar el suelo que pisaban.
Fuimos los primeros.
Nos enfrentamos al poderoso imperio otomano, vencimos en Lepanto, luchamos en las Azores frenando a los franceses, defendimos el castillo del Morro en la Habana, conquistamos Toulouse después de expulsar al ejército invasor y supimos sangrar en la batalla de Trafalgar.
Cuentan, que incluso aquellos guerreros tan temidos, los samurais, tras enfrentarse a nosotros, hablaban de unos demonios mitad peces mitad lagartos, a los cuales plantarles cara era una acción casi suicida.
Fuimos los primeros.
Portar la doble franja en el pantalón y la sardineta en la bocamanga, es ser portador de gran parte de la historia bélica de este país.
Ganarse el derecho a gritar 'Valientes por tierra y por mar', y hacerlo a lo largo de las misiones actuales en las que desempeñamos nuestro trabajo, bajo los mismos valores que nos empujaban antaño a luchar hasta quedar sin aliento.
Haití, Bosnia, Irak, Afghanistán, Líbano, Mali... son testigos de nuestro buen hacer.
También lo han sido el mar Mediterráneo, o las costas de Somalia.
Fuimos los primeros, y sin embargo, los grandes olvidados.
- ¿Eres infante de Marina? ¿Marinero no? ¿En qué barco estás destinado?-.
Disculpe pero no.
Soy infante de Marina, en mi caso, del Tercio de Armada. Mis pies han caminado junto con los de mis compañeros más kilómetros de los que puedo recordar.
Mi espalda ha cargado la pesada mochila que porto con cansancio, pero sin dar muestras de ello.
He pasado innumerables horas bajo la lluvia, noches a campo abierto bajo un frío que nos cortaba los dedos y he patrullado con el calor más inhumano.
No. Con todo el respeto, no soy marinero.
Soy uno de esos grandes desconocidos para muchos; uno de esos que seguirá portando el uniforme que tanto sufrimiento me costó ganar en su día, y que con tanto ahínco, sigo intentando ser merecedor de vestir a día de hoy.
Cuatrocientos ochenta y cuatro años de historia nos preceden.
Fuimos los primeros, los primeros valientes por tierra y por mar.»