Estado de Alarma

La flota pesquera de la provincia de Cádiz, abocada al amarre temporal por el coronavirus

El descenso de la demanda y la dificultad para aplicar medidas de seguridad para evitar contagios tiene en vilo al sector en la provincia

La flota pesquera, amarrada en el puerto de Sanlúcar. C. P.

Fran M. Galbarro

La flota pesquera de la provincia de Cádiz está abocada al amarre . Es la idea que ronda en el gremio durante estos días tras la aplicación del Estado de Alarma. La conclusión se basa en dos motivos: en primer lugar, la falta de mercado, con un descenso destacado de la demanda en las últimas jornadas tras decretarse el cierre de restaurantes y aplicarse el confinamiento forzado; y en segundo lugar, y no por ello menos importante, porque las empresas, sobretodo las pequeñas, no tienen garantías para «evitar la transmisión de la enfermedad».

El decreto considera la Pesca, al igual que a la agricultura y a la ganadería, un sector clave para asegurar el abastecimiento durante estas difíciles semanas. Sin embargo, en el sector hay serias dudas de que se puedan mantener esos servicios mínimos sin apoyo estatal.

El cierre de la frontera marítima con Marruecos impide a decenas de barcos fantenar en estas aguas extranjeras, uno de los principales sustentos del sector durante los últimos años. Mientras tanto, prima el producto nacional, aunque día a día la rentabilidad de los pescadores es menor. A veces es imposible evitar que los costes fijos superen a las ganancias . «Los barcos que han podido salir han salido, pero en la lonja de Conil hoy había cuatro compradores, todos de pequeñas pescaderías», explica el secretario de la Federación de Cofradías de Pescadores de la provincia de Cádiz, Nicolás Fernández.

El cierre de establecimientos de restauración limita la demanda de muchos productos que apenas se consumen en restaurantes o encuentros familiares. Es el caso de la urta, el bocinegro y todo el marisco. De ese mercado dependen la mayoría de la flota de Algeciras, Tarifa y gran parte de Barbate, Conil, Rota y Chipiona , entre otras cofradías

Casi nadie reclama ahora ese tipo de productos y apenas se mantienen los más demandados en pequeñas pescaderías y mercados: boquerones, sardinas, caballas, merluza, algunos moluscos... Los más demandados y los menos rentables.

Determinadas embarcaciones de Barbate y Chipiona «pueden salir» y depender de este tipo de productos, pero la rentabilidad es mínima. «Cuando tienes 16 tripulantes ya no renta salir a por boquerones» , explica Fernández.

Precisamente esas embarcaciones pequeñas son las que más problemas dan de cara al segundo problema: cumplir con las medidas de seguridad. ¿Es posible mantener el metro de distancia en una pequeña embarcación el alta mar? ¿Cumplir con las medidas de higiene necesarias en una lonja?: «Hay pescadores concienciados y deciden no salir con un barco pequeño para evitar los contagios. Hay miedo en ambos sentidos: por lo económico y por enfermar ».

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