Entrevista
Fiscal jefe de Cádiz: «Por muchos planes de seguridad que se hagan, el problema es un sistema procesal del siglo XIX»
El nuevo responsable de la Fiscalía gaditana asume el cargo con una firme voluntad de afrontar este reto y luchar por más y mejores medios
«Siguen sin entenderse las peculiaridades de esta provincia y no me cansaré de repetirlo»
Firme. Sin dudar en ninguna respuesta y aceptando de frente lo que le viene encima. Así asume Ángel Núñez ser el nuevo fiscal jefe de una provincia que es «muy compleja». Cuenta para ello con una experiencia sobrada de más de treinta años. También tiene ... a su lado a sus compañeros y a su antecesora, «una amiga». Pero sabe que le queda mucho trabajo por delante. También que reivindicar, que insistir, que mejorar. Va en el cargo y a ello se ha comprometido.
Ha sido designado fiscal jefe como único candidato, apoyado por sus compañeros, y por mayoría también unánime del Consejo Fiscal, ¿eso impone más presión?
Más que presión, es responsabilidad. Al principio no me planteaba pedir la jefatura pero fueron muchos compañeros los que me animaron, a los que quiero y respeto. Una vez que uno se decide, aspira a contar con el máximo apoyo y al lograrlo es motivo de satisfacción y responsabilidad.
Sustituir en el cargo a Ángeles Ayuso que ha entregado tanto por la Fiscalía de Cádiz, durante tanto tiempo y ha conseguido muchos logros tiene que imponer también, ¿no?
Ángeles ha sido una excelente jefa, tanto en lo institucional como en relaciones personales. Espero tener esa misma cercanía y estar a su altura.
En su discurso se refirió a la complejidad de esta Fiscalía por asumir cuatro provincias en una, por su condición marítima y fronteriza, por sus circunstancias sociales, algo que se ha venido repitiendo en las memorias anuales, reivindicando más medios, ¿perseguirá esas exigencias?, ¿de qué modo?
No me cansaré de repetirlo porque siguen sin entenderse las peculiaridades de esta provincia y de su Fiscalía que abarca también Ceuta. Tanto en medios personales como materiales. A veces los números no reflejan la realidad. Un número de un asunto de Cádiz no tiene nada que ver con otro de una fiscalía de la meseta castellana. Aquí los asuntos son complicados y hay una delincuencia que obliga desplegar un enorme esfuerzo. Y eso no siempre se entiende, así que me temo que tendré que seguir repitiéndolo.
¿Cree que esta vez ya es la hora de una Ciudad de la Justicia real para Cádiz?
Es fundamental que haya una Ciudad de la Justicia. Además la Fiscalía, aunque su sede se quede en la Audiencia, va a estar en la Ciudad de la Justicia con diferentes emplazamientos. Lo que pasa que llevamos tanto tiempo escuchando hablar de ella, viendo otros proyectos aprobados, que necesariamente tengo que ser escéptico. Ojalá esta sea la definitiva y contemos además con una Ciudad de la Justicia de primer orden y no ‘low cost’.
«Ojalá esta vez sí sea la vez de una Ciudad de la Justicia para Cádiz, pero que sea de primer orden, no ‘low cost’»
¿Cree que la especialización es clave? Tener cada vez a más fiscales que asuman determinadas áreas de forma exclusiva y puedan centrarse de verdad en ellas.
La especialización es absolutamente esencial. Ya no concebimos la idea del fiscal generalista que sabía de todo, como no concebimos la idea del abogado generalista que también sabe de todo. Lo ideal sería que los especialistas se dedicaran únicamente a esas materias pero la falta de medios no lo hace viable.
Una de estas especialidades como bien sabe es el narcotráfico, tan agudizado en nuestra provincia y que tanto trabajo da en los juzgados. Cádiz es la única provincia de España con tres fiscales delegados pero siguen llegando causas de 2012, 2013... las dilaciones, las condenas reducidas... ¿qué hace falta?
Tenemos un problema importante y es que contamos con un sistema procesal del siglo XIX al que se le han añadido retoques pero que sigue siendo lo que es. Nos enfrentamos a cuellos de botella y por mucho que se hagan planes de seguridad como el del Campo de Gibraltar, por mucho que se nombren más delegados en la Fiscalía Antidroga, al final nos encontramos con el cuello de botella de la decimonónica figura de la instrucción y eso provoca dilaciones. Por otra parte, el que sea un sistema tan antiguo y que se nos pida además celeridad, es como si por una carretera de cabras quisieran que circuláramos a 200 kilómetros por hora. Eso conduce inevitablemente a accidentes. Por tanto, la gran reforma pendiente es la del sistema procesal.
¿En su toma de cargo también ensalzó el papel en el terreno judicial de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, ¿cree que la relación con ellos es determinante a la hora de poder llevar adelante un caso?, ¿cree desde su función que ellos también necesitan más medios para que se puedan agilizar las investigaciones?... se quejan a menudo de lo difícil que se les hace todo y lo frustrante que resulta...
La relación del Ministerio Fiscal con ellos es fundamental porque la policía judicial depende de nosotros. En ese sentido en esta provincia las relaciones son extraordinarias, sobre todo con los temas que se llevan por los fiscales especialistas. Cuando alguna investigación no llegan a buen término la frustración la sentimos todos.
Por ello las conformidades con los acusados, ¿son muchas veces la mejor forma de atar condenas?
Creo que a veces se sitúa las conformidades como una especie vela de sospecha cuando es un mecanismo que existe en todos los países avanzados para favorecer, primero, la adecuación de las penas a la gravedad de los hechos en el momento del juicio, y segundo, para favorecer la celeridad procesal. Un procedimiento penal es como un partido de fútbol. La situación no es la misma en el minuto 1 que en el 90.Cuando un fiscal llega a juicio tiene que valorar si las pruebas iniciales siguen siendo eficaces para desvirtuar la presunción de inocencia, cuáles son las circunstancias que por la defensa se han evidenciado, si ha habido dilaciones... soy un firme defensor de la conformidad. Aunque también es necesario que las expliquemos.
La Fiscalía Anticorrupción en Cádiz ha sido muy diligente estos años sin doblegarse a presiones y actuando con valentía. Exalcaldes que han ido a prisión como los de Jerez, condenas repetidas por prevaricación, inhabilitaciones, y ese trabajo continúa. ¿Cree que así la Fiscalía ha puesto coto a este tipo de corruptelas de alguna manera que antes estaban más normalizadas?
Bueno... estamos en ello y no vamos a cejar en ese empeño. El fiscal delegado Anticorrupción tiene mucho trabajo y, de hecho, una de las reivindicaciones es la necesidad de contar con un segundo delegado de la Fiscalía Anticorrupción en esta provincia porque la carga de trabajo lo justifica plenamente.
Endurecimiento de penas
En este sentido, ¿cree que sería necesario el endurecimiento de penas por prevaricación?
No creo en el populismo político ni soy defensor del endurecimiento de las penas como método para terminar con la delincuencia porque las pruebas demuestran que no es así. No son las penas graves sino las que se imponen con rapidez las que ejercen un efecto preventivo. Pero sí es cierto que hay determinadas conductas que se vinculan con la corrupción, como la inhabilitación, que deberían de estar castigadas con penas de prisión. No tiene mucho sentido que la urbanística sí lo esté y la genérica solo sea inhabilitación.
Fue durante años fiscal delegado de Medio Ambiente en Cádiz y Andalucía y conoce bien la lucha de las viviendas ilegales y el ordenamiento urbanístico, ¿cómo ve ahora la situación?
Es motivo de alarma la proliferación de construcciones ilegales pero cuando se va a llevar a efecto un derribo siempre se subraya con tintes victimistas. Al que se le derriba la casa es alguien que ha cometido un delito. Y del mismo modo que no se deja que el ladrón se quede con lo que ha robado aunque se le imponga una pena, al que comete un delito urbanístico hay que ponerle una pena pero además hay que privarle del objeto de ese delito que es la construcción ilegal. Hubo una paralización de esta actividad por la crisis económica pero ya estamos viendo que se están reactivando las construcciones y, sobre todo, la fase previa que son las parcelaciones. Ahí hay que reclamar la máxima diligencia por parte de quienes tiene las competencias en disciplina urbanística que son los ayuntamientos y la inspección. Es más, que se le atribuya a los ayuntamientos estas funciones sancionadoras provoca disfunciones porque ejecutar derribos tiene un coste político o electoral.
¿Le preocupa especialmente como servidor público algún área en concreto? ¿Qué le parece por ejemplo la situación sobre los menores en cuanto a sus conductas en redes sociales, los delitos telemáticos y la pornografía infantil?
Bueno, por cuestiones obvias, estoy obligado a estar preocupado por cualquier forma de delincuencia, pero en mi discurso mencioné algunos como el tráfico de drogas como corruptor de otros ámbitos públicos, la violencia machista, la corrupción, y también los delitos telemáticos que están experimentando un importante incremento y en muchos casos los menores son víctimas, pero también autores. Sí existe por tanto esa preocupación.
En temas de violencia de género y ahora en elecciones, ¿cree que es bueno politizarlo?
El tema de la violencia sobre las mujeres debería ser objeto de un completo consenso político y estar al margen de la disputa. Las cifras de mujeres asesinadas hablan por sí solas.
«El tema de la violencia sobre las mujeres debería de estar al margen de la disputa política»
En 2011 formó parte de la comisión que redactó el primer anteproyecto de la nueva de la Ley de Enjuiciamiento Criminal junto al entonces secretario de Estado, Juan Carlos Campo, ¿cree que realmente se pondrá en marcha?, ¿no cree que eso de reformar y actualizar leyes va demasiado lento?
La reforma del proceso penal en España debería de ser la primera y absoluta prioridad. Contar con un sistema procesal moderno, garantista y rápido supondría un avance sin parangón con cualquier otro tipo de reforma en la que se está empleando mucho tiempo y probablemente más dinero.
¿Cree que los ciudadanos tienen claro cuál es la función de un fiscal, que representa a la ley y que pueden acudir a ellos si les fuera necesario?
Cada vez más. Primero se nos identifica, quizá por efecto del cine norteamericano, como alguien que solo acusa y que suele ser el malo de la película. Pero los fiscales no siempre acusamos, a veces nos oponemos a acusaciones porque somos defensores de la legalidad y además intervenimos en todos los órdenes jurisdiccionales porque la Constitución nos atribuye la defensa de la legalidad.
¿Qué le diría a quien no cree en la justicia, y que piensa que beneficia siempre a los más poderosos?
A mí me encanta una frase de Claudio Magris que dice que la ley es la tutela de los débiles porque los poderosos no tienen necesidad de ella. Yo oriento mi trabajo siempre desde ese punto de vista. En un pleito alguien gana y alguien pierde y va a ser complicado que quien pierde se quede satisfecho.
Tras tantos años de ejercicio y una vez conocida de sobra su profesión, ¿se arrepiente de no haber estudiado Filosofía como se planteó de joven?
No, porque la Filosofía no la he dejado en ningún momento, sigo leyendo constantemente. En eso soy autodidacta y en lo otro soy profesional. Además la Filosofía también me ha ayudado a encontrarle sentido a ser fiscal.
Precisamente, en su discurso, dijo muy filosófico que ser fiscal es un continuo aprendizaje del escepticismo...
Sí, pero decía que el escepticismo no es el extásis de la incredulidad sino la apertura a las razones del otro. Ser consciente de que un argumento racionalmente construido puede desbaratar el que uno mantiene y eso es garantía de imparcialidad, que es lo que debe presidir el trabajo de un fiscal.
Cuando acabe esta etapa, ¿qué le gustaría haber logrado sí o sí?
Me gustarían tres cosas. Una, que por fin se haya entendido las circunstancias de la Fiscalía de Cádiz y esta provincia. En segundo lugar, que mis compañeros tengan de mí la opinión que yo tengo de Ángeles Ayuso y además, dejar a la Fiscalía en una mejor situación.
A un fiscal jefe ¿se le desea suerte, o mejor... buena ley?
(Risas) Recuerdo una anécdota de un físico que tenía en su casa de campo una herradura y alguien le pregunto por ello: ‘¿cómo un físico puede creer que una herradura puede dar suerte?’, y él contestó: ‘yo no creo, pero las herraduras también dan suerte a los que no creen’. Así que la verdad es que sí, se me puede dar suerte... (Pues mucha suerte).