Seguridad

Familias más allá del uniforme

La UFGC asesora a los familiares de los guardias civiles y les sirve de apoyo cuando acaban de llegar a una ciudad con un agente

A. G. Latorre

Imagine un trabajador que se está jugando la vida y que, cada cierto tiempo, tiene que cambiar de ciudad. En muchos casos llevándose a su familia y, en otros, provocando una separación temporal (que puede acabar en definitiva) y traumática. Seguramente piense en alguien con un gran sueldo, con un gran reconocimiento social... Sin embargo, cuando se dice que e l protagonista de la historia es un guardia civil la reacción de la gente suele cambiar : «es su obligación, están muy bien pagados, tienen casa asegurada... y olvidan que, debajo del uniforme, hay un hombre o una mujer y con ellos, una familia ». Quien dice esta palabras (después de aclarar que ni están tan bien pagados ni tienen asegurado sitio en las casa cuartel) es Yaye R. Domínguez, una de las responsables a nivel nacional de la Unidad Familiar de la Guardia Civil (UFGC) y su delegada en Cádiz . Una organización creada «para ayudar tanto a los guardias como a sus familias , que muchas veces no tienen a quién recurrir o necesitan a alguien que les entienda».

La organización nació en Tarancón (Cuenca) por la iniciativa de tres mujeres que eran esposa, hermana e hija de guardias civiles. La UFGC comenzó a funcionar en Cádiz en el mes de septiembre y cuenta con delegación en una decena de ciudades españolas. Tiene como una de sus normas «no entrar ni en política ni en las condiciones laborales de los agentes» y sí «facilitar la integración de las familias que acaban de llegar a un destino o ayudarles cuando se sienten solas». Y es que, detalla Yaye, «muchas veces la familia de la Guardia Civil se siente sola, nuestra asociación quiere llenar ese hueco... el Cuerpo lo necesita» . «Sé que es un momento difícil, que las ayudas sociales están cerradas, pero eso no es ningún límite», asegura.

Cádiz, dentro del panorama nacional, es un destino bastante amable . De hecho, «la Comandancia de la capital es un destino muy pedido por toda España, es un sitio tranquilo y con un clima muy bueno ». Antes de empezar a desempeñar esta labor en Cádiz, Yaye se presentó al coronel de la Comandancia de Cádiz, Alfonso Rodríguez , para informarle de los proyectos que tenían pensados y detalla que «fue muy amable, me dijo que contáramos con él para lo que necesitáramos».

La asociación cuenta con un gabinete jurídico y también presta el apoyo de psicólogos

Yaye detalla que la gran petición que les formulan los familiares de los guardias civiles que llegan a Cádiz es «que les ayudemos a encontrar un trabajo , algo poco sencillo en la provincia», confiesa. En otros destinos, sin embargo, preguntan más por buenos colegios para los niños y por las posibilidades de estudiar en la Universidad, además de zonas para vivir y zonas de ocio , «cada lugar es un mundo, no es lo mismo Algeciras que Espera o Villamatín». «Además de recibir asesoramiento, necesitan una persona que les acompañe físicamente, que les presente a otras familias y las integre en el grupo», incide esta esposa de guardia civil que confiesa que « nuestra labor no se centra sólo en la familia, muchas veces el agente necesita alguien a quién recurrir, alguien con quién desahogarse y ahí estamos nosotros también; es duro cuando el agente llega solo a una ciudad que le es extraña ». También se encargan de dar apoyo a víctimas de atentados terroristas junto con la AVT . «En la provincia, que hayan contactado con nosotros, hay dos», desvela la responsable de la Asociación de Familiares en Cádiz. Ademas, ofrecen a sus socios descuentos en algunos establecimientos y cuentan con un gabinete jurídico (especializado en derecho militar y penal) y psicológico.

De momento, la asociación en Cádiz necesita «casi de todo, porque estamos empezando ». Así, Yaye se encuentra buscando un local y un coche («estamos intentando que nos los cedan»), además, necesitan empresas que quieran colaborar con ellos. « Cumplimos una función social , si el entorno del agente es más feliz, él estará más tranquilo y hará mejor su trabajo; muchas veces las palabras sobran y las personas lo que necesitan es un abrazo fuerte porque, debajo del uniforme, siempre hay una persona ».

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