Escasez de Alimentos

La falta de contenedores y transportistas dificulta las exportaciones de vino de Jerez

El sector bodeguero de la provincia se encuentra en un momento «complicado» dados los problemas de logística en los puertos internacionales

María Almagro

El vino de Jerez y toda su demarcación es santo y seña de la provincia de Cádiz. Es imagen y símbolo de tradición, de cultura, de historia pero también de industria, empleo y desarrollo. El sector bodeguero es una de las llaves del impulso de la economía gaditana, y un ‘embajador’ comercial que siempre lidera la lista de importaciones y exportaciones en Andalucía .

En estos dos años de pandemia, la actividad de las bodegas no ha cesado, no se ha interrumpido en ningún momento. Aunque se produjo un ‘parón’ mundical inaudito , en todo el Marco se continuó trabajando a la espera de que la situación volviera a esa cierta normalidad, recogiendo cultivos y produciendo caldos, y también cumpliendo con su papel del sector esencial de suministros de alimentación y bebidas.

Pero, como ha ocurrido en otros campos, no han sido momentos fáciles en los que se han tenido que superar multitud de obstáculos. No ha sido lo único que están intentando superar. Tras estos meses duros de pandemia, y también tras episodios como el colapso del Canal de Suez, ahora, en la actualidad se encuentran inmersos en otro problema que, según las fuentes consultadas, les está afectando directamente. Se trata de la falta de contenedores y de transportistas en algunos de los puntos donde dirigen sus mercancías, lo que ha puesto otra vez algo cuesta arriba la situación. Eso sí. No es alarmante. No se ha dejado de producir, de comercializar, de vender, pero el escenario es de nuevo complicado.

La razón fundamental es la carencia de buques donde transportar las mercancías de las bodegas y de contenedores disponibles en países donde la competitividad internacional del vino de Jerez es fundamental: Estados Unidos, Asia, Reino Unido... De hecho hay quien advierte ya de que estos problemas se deben a la descoordinación de las grandes navieras o incluso a una desorganización interesada para aparentar escasez y encarecer así los fletes, después de que hayan pasado unos períodos de escasez debido a la Covid.

Puertos colapsados

El origen de esta situación se podría retrotraer a hace meses cuando con la llegada de la pandemia se rompió o desajustó el ciclo habitual del movimiento de contenedores que viajan en los grandes buques. Muchos de estos compartimentos de carga se quedaban llenos en puerto a la espera de ser descargados, o incluso vacíos para volver a ser utilizados en destinos donde no se utilizan. Esto ha hecho por tanto escasear las posibilidades de embarcar la mercancía y los pedidos que tienen que enviar en tiempo y forma las bodegas a sus clientes internacionales.

Se ha formado como un ‘cuello de botella’ donde la ley de la oferta y de la demanda vuelve a mandar. Es decir, cuanto más escasean los contenedores y la posibilidad de utilizarlos, más caro resulta poder encontrar ‘hueco’ en los barcos. Además hay que tener en cuenta que esta ecuación se torna más compleja para aquellas empresas que se mueven en mercados más pequeños lo que les hace ser ‘menos provechosas’.

Según cifras que maneja la Confederación Española de Comercio (CEC), el incremento del coste de los fletes ha sido del 328% respecto al año pasado. Este encarecimiento ha supuesto por tanto un varapalo para todos aquellos negocios de exportación que veían en la vacunación y la apertura de fronteras y restricciones un cierto halo de esperanza.

Filipinas, EEUU y Asia

Y en el mundo del vino de Jerez, hay destinos internacionales que son muy rentables. Por ejemplo es el caso de Filipinas, un país que es un importante consumidor de brandy. O Reino Unido, donde las dificultades de la falta de contenedores se han unido a determinados problemas logísticos a raíz del Brexit. O Estados Unidos, Canadá y resto de países asiáticos donde la opción de transportar en camiones desde España, Europa, es evidentemente inviable y además donde suelen acaparar entre sus puertos los barcos y las rutas disponibles en viajes de ida y vuelta sin pasar por Europa.

También depende de los viajes que tenga que hacer el barco que carga esos contenedores. Es decir, debido a la escasez estos trayectos pueden ser más largos y eso hace peligrar los plazos de entrega que los productores han firmado con sus clientes. Por tanto, si no llega a tiempo y hay un incumplimiento también les puede acarrear problemas. Por otro lado, muchas navieras están optando por reducir la velocidad de sus buques para ahorrar en consumo de combustible, lo que también afecta a estas entregas.

Sin embargo, las expectativas de ventas son buenas. El problema es el canal. Pero, como indican las fuentes consultadas, el vino de Jerez cuenta con una importante «fidelización», es decir, es un producto que se prueba y se repite. Los compradores saben que esos desajustes no son responsabilidad del origen y entienden la situación.

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