Investigación

La UCA estudia el perfil psicológico del astronauta ideal para los próximos viajes a Marte y la Luna

En colaboración en un proyecto de la Nasa, recoge los datos sobre los aspectos culturales, emocionales y psicosociales de estos futuros tripulantes en sus misiones en el espacio

Actualmente se trabaja en tres diferentes ambientes análogos, escenarios que en la tierra se podrían asemejar a una misión espacial real, salvando las distancias

José María Aguilera

El ser humano ha cimentado su evolución en su afán explorador, en la búsqueda continua de respuestas , en investigar y examinar sus límites, los confines de su propia naturaleza. Desde los primeros nómadas al primer paso sobre la luna , pasando por Marco Polo, Colón, Magallanes o Elcano. La carrera espacial representa de manera ilustrativa ese empeño por superar las fronteras de su 'espacio'.

La NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio) se ha marcado dos objetivos para un futuro que se antoja muy próximo, tanto que asusta: el regreso al principal satélite terrestre para un asentamiento y la llegada primera del hombre a Marte.

Junto a la prestigiosa organización norteamericana, la Universidad de Cádiz está trabajando en este proyecto estrella coordinado desde la Universidad de Pensilvania a través del doctor David F. Dinges. Los especialistas estudian el comportamiento humano en ambientes análogos (similares a los que se encontrarían en la luna o el planeta rojo) para determinar el perfil ideal del astronauta , que se tendrá que enfrentar a un viaje de larga duración en el espacio.

La UCA trabaja sobre «la variable cultural. Son misiones internacionales e incluso entre los norteamericanos habría diferencias. Buscamos, estudiamos y analizamos todos esos aspectos que pueden tener efectos en la dinámica del equipo»

El doctor Gabriel González de la Torre , del departamento de Psicología de la UCA y miembro del grupo de investigación Neuropsicología y Psicología Experimental del Plan Andaluz de Investigación, dirige el equipo de trabajo desde tierras gaditanas con especialistas de la propia UCA, Europa y Estados Unidos. Es la primera vez que esa universidad participa en un estudio de este tipo financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y que se divide en varias partes.

«Actualmente se trabaja en tres diferentes ambientes análogos, escenarios que en la tierra se podrían asemejar a una misión espacial real, salvando las distancias», declara González de la Torre en una entrevista en LA VOZ. «Está el proyecto HERA, donde aspirantes a viajeros se encierran en una nave simulada en Houston y se observa cómo se relacionan».

Los proyectos HERA, ICARUS y Neumayer III

También el ICARUS , en Pensylvania, una instalación subterránea en la que se encierran a varias personas durante unos días simulando una misión espacial. «Y el ambiente más extremo, en la estación antártica de Alemania ( Neumayer III ), el que presenta mayores similitudes» porque aquí no existe una puerta que conecte con la civilización para una evacuación, por lo que se aproxima mucho más a las condiciones reales que encontrarán los futuros tripulantes.

Estos proyectos arrancaron en 2017 . La pandemia de coronavirus ha frenado temporalmente los dos primeros proyectos, si bien se mantuvo el antártico al no existir contagios en este enclave del polo sur del planeta.

A partir de aquí comienza la recogida y el análisis de datos. «Se incorporan biomarcadores genéticos y se estudian los factores biológicos y psicológicos de los próximos 'pasajeros'». El objetivo es « elaborar un perfil tanto psicológico como biológico para determinar cuál es el tripulante ideal para las misiones externas ».

Estación alemana Neumayer III, en la Antártida.

Desde la Universidad de Cádiz se centran en «una de las áreas: la variable cultural . Se trata de misiones internacionales ya que el éxito depende del esfuerzo combinado de agencias y administraciones de todo el mundo. Incluso entre los norteamericanos habría diferencias. Buscamos, estudiamos y analizamos todos esos aspectos que pueden tener efectos en la dinámica del equipo», avanza Gabriel González de la Torre.

Habilidades sociales, capacidad de superación, trabajo en equipo...

La recogida de datos de la Antártida ya ha concluido y el final de ICARUS y HERA se prevé para septiembre de 2022. «Después se le entregarán a la Nasa los resultados: las características de los futuros candidatos».

Como apunta el doctor González de la Torre, «entre los factores psicológicos son claves las habilidades sociales para operar en ambientes pequeños, capacidad de superación y resiliencia, trabajo en equipo ... y todo esto se está relacionando con variables biológicas ». Por ejemplo, uno de los principales riesgos es la radiación a la que se exponen en el espacio, «por lo que se establecen perfiles biológicos que son más resistentes a este tipo de daño celular».

Y se incluyen variables psicológicas. «La neurociencia está adquiriendo un papel muy relevante. Estamos en el boom de los biomarcadores y ya no sólo se miran los aspectos sociológicos. Hay gente que quizás es más proclive a la depresión», argumenta. Como muestra, entre tantos otros factores «se analizan los niveles de cortisol. que según como varian son señal de ansiedad. Cuanto menos segregación, menos nivel de ansiedad».  

Uno de los problemas en la ejecución de este trabajo es de carácter económico, máxime con los anteriores recortes en la financiación. Gabriel González asegura que «en la psicología espacial nosotros siempre hemos tenido el respaldo del Ministerio de Ciencia e Innovación . Los equipos que hay en España en investigación espacial son muy punteros y el nivel de investigación es bastante bueno». Aunque la pandemia «ha roto un poco el ritmo», se ha mantenido la colaboración del país con la NASA,

«Ha sido entrar en la élite»

Durante la década pasada se elaboraron proyectos como el 'Mars One', con tripulantes preparándose para viajar a Marte sin las perspectivas de volver. Dispuestos a dar su vida por la ciencia, dejando en Tierra a sus familias. Ahora el objetivo de una misión al planeta más cercano «es que vayan y regresen». No consiste en repetir aquel viaje a la Luna del 69. «Habrá que ir y desarrollar un hábitat propio, una base con un soporte vital -que incluya oxígeno, agua...- y todo esto hay que crearlo». Para ello se está avanzando muchísimos con la posibilidad de utilizar materiales de impresión en tres dimensiones.

Reconoce el interés actual por el turismo espacial después de que Virgin, el dueño de Amazon, Jeff Bezos y más recientemente SpaceX incidan en su idea de ofertar estos viajes a esas personas dispuestas a pagarlo. «Las compañías que trabajaban en esto lo han hecho realidad y han podido llevar a estos turistas a las capas más altas de la atmósfera. Pero a nivel de investigación no nos aportan gran cosa. Sería interesante que se abrieran y se pudieran estudiar los efectos del viaje espacial en el cuerpo humano, por ejemplo».

A Marte «se va a ir, seguro», pero a día de hoy es imposible por dos principales obstáculos científicos que requieren de una inversión en investigación para superarlos: la propulsión para alcanzar este planeta y los riesgos para la tripulación , especialmente porque se someten a niveles muy peligrosos de radiación que afectan a tejidos y células.

Los o bstáculos psicológicos y sociológicos «los tenemos medio encauzados aunque es imprevisible y pueden surgir conflictos». Aunque suene a ciencia ficción, el doctor asegura que «volveremos a la Luna e iremos a marte y es probable que nuestra generación vea las dos cosas salvo guerra o cataclismo. ¿Quién sabe si resultará necesario? Porque si no cuidamos éste, nos tendremos que ir a otro planeta».

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