CÁDIZ
«El error fue confiar demasiado en la conciencia social»
Solo una treintena de agentes de la Policía Nacional veló porque no se produjeran problemas de orden público ante más de dos mil personas congregadas
Sindicatos policiales denuncian también la falta de previsión y de medios ante el esperado ascenso del Cádiz
Cuando en época de una pandemia que acumula miles de muertos se ven imágenes de cientos de personas aglomeradas, sin espacio entre ellas, gritando y cantando sin mascarillas, manteniendo contacto físico permanente, y sin idea además de irse de allí, produce escalofríos a todos aquellos que sí han entendido perfectamente lo ocurrido y lo que puede seguir ocurriendo si no se tiene cuidado. Eso ha sido lo que han experimentado miles de ciudadanos que la noche del sábado comprobaban perplejos lo que estaba pasando a las puertas del Estadio Carranza donde el Cádiz se jugaba ascender a Primera División. Desde las autoridades se había llamado a la responsabilidad , a la conciencia social, al pensar en uno mismo y en el otro, pero, algunos parece que no comprendieron para nada ese mensaje y acudieron al exterior del recinto a animar la llegada del equipo a pesar de todas las contraindicaciones y avisos que se habían dado.
Y por otro lado, estaban los que velan por la seguridad de todos y tienen que actuar si es necesario, aunque siempre manteniendo el control y no empeorando las cosas . La celebración se esperaba. Matemáticamente el equipo tenía muchísimas posibilidades de cumplir el sueño cadista. El sábado si ganaba o el domingo si perdían otros. Por ello se celebró con anterioridad una junta local de seguridad, la reunión que se mantiene entre responsables políticos y mandos policiales para concretar el dispositivo que hay que poner en marcha en mor del orden público. Y este dispositivo, según fuentes consultadas, no fue el más acertado visto lo ocurrido.
Según ha podido saber este periódico, el sábado trabajó una treintena de agentes de la Policía Nacional , los que tienen competencia y preparación en materia de seguridad en este tipo de eventos. Tres equipos de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), seis agentes de Caballería, llegados de Sevilla, y otros dos de la Unidad de Motos. Ese fue el número de policías para las dos mil personas que se llegaron a reunir en torno al Carranza. Y ayer domingo, unos doce agentes apoyados por zetas llegados de otras localidades cercanas. Con otras miles de personas en la calle.
Y en esa situación, tomar determinadas decisiones se hace mucho más complicado. Por ejemplo el poder haber cortado los accesos (incluso al tráfico), con apoyo de la Policía Local -por cierto enfrentados justo ahora al gobierno municipal de Kichi y no cubriendo ni una hora de más-, y así evitar la concentración en un espacio reducido, acordonar antes, o, como última medida, haber intentado disolver la manifestación, una cuestión ésta que, según dictan las normas de orden público, solo se toma cuando hay incidentes graves o existe un riesgo evidente por altercados. Sin embargo, como ha explicado este mismo lunes el subdelegado del Gobierno, al tratarse de una manifestación pacífica y ya no encontrarnos en Estado de Alarma, esta actuación no está tan claramente justificada por una medida preventiva sanitaria. Y, además, como aseguran fuentes consultadas expertas en la materia, el mal que se genere puede ser mucho peor por la formación de tumultos, avalanchas, enfrentamientos con personas además de todas las edades en la concentración, como niños.
«El error fue confiar demasiado en la conciencia social», afirma David Montes, del sindicato Unión Federal de Policía. Según entiende, el dispositivo pudo ser el correcto en un principio (el habitual) pero, dada la posible previsión que había de que el Cádiz podía finiquitar el ascenso, y al continuar activa la alerta sanitaria, «se podrían haber puesto muchos más medios» . Por ejemplo en esta ocasión no se contó con la Unidad de Intervención Policial (UIP) que suele apoyar a los equipos desplegados o con equipos de UPR de otras localidades, o más radiopatrullas o un mayor apoyo en cuestión de restricción de accesos y tráfico de la Policía Local.
Se vieron «desbordados»
«Los compañeros hicieron lo mejor que se podía hacer en esas condiciones y actuaron cómo tenían que hacerlo evitando problemas de orden público. Haberse puesto a cargar habría sido muchísimo peor. No ha habido incidentes de seguridad». «Se avisaba una y otra vez por megafonía para que se disolvieran pero la gente no se iba. Si hay personas que les da igual poner en riesgo a todo el mundo es un problema de orden sanitario, social, pero, ya dada la situación, era prioritario evitar males mayores ».
Los agentes se vieron «desbordados», en una situación «que se podría haber evitado». Y, con esta actitud «irresponsable e insolidaria» por parte de este grupo numeroso de aficionados pusieron además en riesgo de contagio a los policías que velaban porque no les ocurriera nada.
Desde los sindicatos policiales llevan meses advirtiendo de la necesidad de contar con una plantilla de agentes mayor a la que tiene la capital gaditana que cuenta con un catálogo «anticuado e insuficiente». El aviso se ha dado en multitud de ocasiones a la Dirección General pero, según mantienen, sus reclamos, tanto de ellos como de la propia jefatura, son desoídos continuamente. Por tanto lo ocurrido este fin de semana en Cádiz, con unas alarmantes imágenes que han dado ya la vuelta a todo el país, forma parte de un cúmulo de circunstancias complicadas de gestionar y sobre todo de atender de la manera más adecuada cuando, según denuncian, no existen ni las herramientas ni la previsión más correcta.
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