CRISIS DEL CORONAVIRUS

La emotiva carta de agradecimiento de un roteño al personal sanitario tras superar el coronavirus

Manuel Ortiz ha permanecido casi un mes ingresado en el Hospital de Puerto Real a consecuencia del Covid-19

L.V.

Manuel Ortiz, un roteño de 54 años, ya se encuentra en su casa después de prácticamente un mes luchando contra el coronavirus en el Hospital Universitario de Puerto Real.

Este paciente que pasó 17 días ingresado en la UCI , algunos de ellos incluso sedado, ha querido aprovechar su alta hospitalaria para agradecer al personal sanitario el trabajo que desempeñan en su día a día.

Por ello, Ortiz ha escrito una emotiva carta que ha publicado a través de redes sociales su hija Lídia y que no ha dejado indiferente a nadie. Y es que quién mejor que alguien que lo ha vivido en primera persona para reconocer y aplaudir la labor de los sanitarios durante esta pandemia del coronavirus.

La misiva se ha viralizado en redes sociales, siendo compartida más de 3.600 veces , con el objetivo de que llegue a todos y cada uno de los trabajadores del Hospital de Puerto Real. La carta dice así:

Hola mi nombre es Manuel Ortiz, soy uno de los afectados por coronavirus y me siento afortunado por poder contar mi historia en primera persona.

He estado cerca de un mes ingresado en el Hospital Universitario de Puerto Real, de los cuales 17 días en UCI y 11 de ellos muy malito, entubado con un respirador artificial y sedado; pero esta carta no la escribo para que os sintáis tristes por mí, sino todo lo contrario, para que sepáis que SÍ SE PUEDE y que gran parte de esto se lo debo a muchas personas y se lo quiero agradecer a cada una de ellas. A algunas les he podido poner cara, y a otras debido a las circunstancias e indumentarias de seguridad no, aunque lo estamos deseando, tanto yo como mi mujer e hija.

Para mí una de las cosas más importantes de todo esto, ha sido la labor del equipo médico que me atendió tanto en UCI como en planta, profesionales como la copa de un pino, gente implicada, trabajando como burros, gente con corazón. Personas que en cada cambio de turno se acercaban a través de un cristal a preguntarme cómo había pasado el día, me pegaban carteles en los cristales con frases de ánimo, como por ejemplo: «ánimo eres mi héroe, ánimo eres un campeón…», hijos de sanitarios que sin conocerme de nada me hacían dibujos como si de mi propia familia se tratase.

Según me cuenta mi familia, los primeros días que yo estuve en UCI fueron de lo más duro, no solo por la enfermedad, también porque estuvieron sin información ninguna, totalmente sola, perdida y desamparada durante un tiempo, hasta que el personal se dio cuenta de que tras su número de paciente también hay una familia que sufre y empezó a llamar todos los días al acabar el turno para dar el parte de guerra, con su cariño tremendo y con unos ánimos que gracias a ello podían dormir un poco mejor.

En primer lugar, agradecer a una doctora de dicho hospital pero de la parte de Urgencias llamada Mª del Mar Bajo Escudero, porque en esos días sin información y tan duros era nuestro ángel, nuestro rayo de luz y nuestro mayor apoyo. Ahí estaba ella siempre con un audio de WhatsApp o una llamada telefónica acompañada de una sonrisa y un beso muuuuu gordo, al pie del cañón para poder informarnos y ayudarnos en todo lo que podía y desde su experiencia como doctora. Agradecer también a Esther Galán y Encarna Siles, personal del Centro de Salud de Rota, que cada día mantuvieron contacto telefónico con mi mujer e hija, ofreciéndose a su entera disposición. De verdad que no sabemos cómo vamos a poder agradeceros todo lo que habéis hecho y luchado junto a nosotros.

Una gran mención a todo el personal de UCI, desde médic@s, limpiadoras, celadores, enfermer@s, auxiliares, todo todo el personal, pero en especial a cada uno de ellos que pasaron conmigo algún que otro ratito. Y dentro de todo este personal, un cariño especial a la doctora Rocío Jiménez que llevó mi caso desde que entré en UCI, que es una de las personas a las que tanto mi mujer, hija y yo nos gustaría poner cara.

Una vez que me pasan a la tercera planta, dar las gracias a la doctora que me recibe desde mi ingreso hasta que recibí el alta, Patricia Jiménez Aguilar, por su profesionalidad y cariño al igual que el resto de personal, desde médic@s, limpiadoras, celadores, enfermer@s, cociner@s que cada día me traían la bandeja de la comida con una frase motivadora y un dibujo, auxiliares y supervisora de planta. Sé que también ha habido personal de otras plantas implicado en hacer mi estancia más llevadera, como Fátima Risco, la cual le tenemos un cariño especial.

Y para terminar, como decían los cocineros… Lo único IMPOSIBLE es aquellos que no intentas, ¡ADELANTE!

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