PROVINCIA
Diez años preso en su propia casa
El anciano de Chiclana al que presuntamente abandonó su cuidador se reencuentra con una de las agentes que le han «salvado la vida» y relata cómo sobrevivió sin agua ni luz y sin apenas comida
Desde hace una semana no pasa un día sin que alguien vaya a ver a la residencia a Antonio . Quieren charlar con él, escucharle y apretarle la mano o el hombro en un discreto gesto de aliento. Le hacen fotos y le graban las televisiones. Él se muestra agradecido pero su mirada, resguardada y ajada, observa todo esto como en un segundo plano. Como si no fuera el protagonista de su propia historia . Porque, aunque parezca increíble, Antonio se había acostumbrado a una vida en soledad. Sin agua corriente, sin luz, sin ventanas ni puertas y sin apenas comida . La costumbre fue de hecho lo que pudo salvarle. Más de diez años estuvo atrapado en esa realidad del espanto que un «amigo» había supuestamente diseñado para él.
«Estaba tan hecho a su situación que yo creo que no se daba cuenta realmente de lo que le estaba pasando». Habla una de las agentes de la Guardia Civil que ha trabajado en el caso. Ella y sus compañeros rescataron a Antonio de su propia casa. De 'Villa Juana', una finca resguardada del murmuro de la ciudad al final de un largo sendero de arena en el Pinar de los Franceses, Chiclana. Allí, en el número 31, este anciano de 71 años envejecido a la fuerza , resistía por haber confiado demasiado en la persona equivocada. Agustín D. F. era su supuesto cuidador, pero sin embargo, según las investigaciones, hizo todo lo contrario.
Sin pensión ni ayuda
Al parecer, este individuo se quedaba cada mes con la pensión del anciano . De 1.300 euros que cobraba, como jubilado de Correos, le daba 50. Además, tampoco le arreglaba la casa que estaba llena de humedades, sucia, ruinosa y sin agua corriente desde que le robaron hace cinco años el pozo que nunca su amigo quiso reponer porque «no había dinero», le dijo. Y todo esto pasó porque Antonio, con sus capacidades físicas mermadas por una grave diabetes, le había cedido la gestión de sus asuntos al detenido a través de un poder notarial sin saber que aquel día lo que firmó fue posiblemente su final.
«La Guardia Civil me ha salvado la vida y eso que siempre me habían caído gordos». Entre la fatalidad y el dolor, saca fuerzas para gastar bromas. Le gusta. Levanta la cabeza y le dirige una mirada cómplice a la agente que se ha convertido para él en «mucho más que una amiga». Ella le devuelve de inmediato la sonrisa. Entre ambos está claro que se ha creado una relación especial. ¿Y cuándo fuisteis a sacarlo de allí?, preguntamos. «El 29 de diciembre», contesta rápido el anciano que con una memoria excepcional recuerda cada dato, fecha y lugar. Dice que aquel día comenzó su nueva vida.
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Las actuaciones, que instruye el Juzgado Mixto número 4 de Chiclana, se pusieron en marcha en el marco del Plan Mayor de Seguridad de la Guardia Civil, por el que se busca romper con el aislamiento de los mayores a la vez que se les proporciona un entorno seguro.