Covid Cádiz
Desmadre y Covid en Cádiz, un problema muy difícil de controlar
Vecinos y médicos alertan del riesgo que se está corriendo en fiestas y noches de verano en algunas localidades de la provincia como Conil, El Puerto, Tarifa o Chiclana, entre otras
La Policía Local es insuficiente en muchos puntos de la costa, sobre todo en Cádiz o El Puerto donde los conflictos con sus alcaldes ha reducido las vigilancias
Conil. Verano de 2021. Madrugada de hace dos sábados. Agentes de la Policía Local ven salir de un local a jóvenes con bebidas en la mano y sin mascarilla. Entran y lo que encuentran es un establecimiento repleto de gente, sin control, sin medidas, sin ... prudencia. Más de un centenar de personas desalojadas. Se supera de sobra el aforo permitido . No es el primero que se desaloja. Ni en Conil ni en El Puerto, ni en Cádiz, Chiclana, Sanlúcar, ni en Tarifa… lugares donde justamente la incidencia del Covid ha subido de manera preocupante en las últimas semanas. Lo dicen los datos. Como que también la población afectada cada vez es más joven.
Según uno de los últimos informes de la Consejería de Sanidad, la mitad de las personas que enferman de Covid-19 en la provincia ya son jóvenes menores de 30 años . Esta situación ha disparado la tasa de afección en el sector juvenil, entre los 16 y 29 años, que llegan a una tasa de casi mil por cien mil habitantes. Cádiz y Málaga, son líderes en estos registros, dos provincias sin duda donde reina el turismo y la diversión juvenil en verano.
Conil, señalado y grabado
«No queremos turismo de borrachera», explotaba el alcalde de Conil, Juan Manuel Bermúdez, hace también unos días cuando veía como en todos los medios se apuntaba a su municipio como posible origen de brotes y descontrol. «Si esa es la forma que tenéis de divertiros entonces no sois bienvenidos» , aseguró tras la publicación de un vídeo donde el desmadre era más que evidente.
Y se relacione o no, el panorama es que la tasa de contagios en este municipio ha subido en la última semana hasta situarse en 1.163 afectados por cada cien mil habitantes el pasado viernes, lo que ha llevado a intentar incrementar el control con el uso obligatorio de la mascarilla y la petición al Gobierno de que se instale el toque de queda. Actualmente es la localidad con más personas infectadas de la provincia.
Según Salud, la mitad de las personas que se infectan actualmente de Covid en la provincia son menores de 30 años
La realidad es esa. No solo en Conil, como decimos, sino también en Cádiz o El Puerto donde además este problema se está viendo agravado por la ausencia o la mínima presencia de sus policías locales en la calle, ya que ambas plantillas se encuentran actualmente en una guerra declarada contra sus ayuntamientos y alcaldes .
En la capital gaditana se ha venido alertando de esta situación desde principios de verano, desde la noche de San Juan, cuando los jóvenes ya sin clases empezaban a abarrotar el paseo marítimo y las playas con botellones. Los vecinos, asustados, veían como muchos de estos chicos no parecían saber nada de coronavirus, como si no hubiera pasado el tiempo pandémico por ellos.
Esta «irresponsabilidad» social, tachada así por los propios vecinos (no de todos pero sí de muchos) ha obligado a que la Policía Nacional haya tenido que intervenir en muchas de las ocasiones para disolver concentraciones de adolescentes que no guardan distancia, sin mascarillas y beben en la calle, como si estuviera permitido. Como antes y no como ahora.
El Puerto, complicado
En El Puerto la situación es también complicada y de difícil solución. La fórmula de conjugar correctamente negocios con diversión, turistas y juventud, se hace cada vez más compleja según va avanzando el verano. Las aglomeraciones han ido ‘in crecendo’ sobre todo en aquellas zonas donde esta concentración siempre se ha dado. En el centro de la localidad en el triángulo comprendido entre la Bajamar, calle Misericordia y Jesús de los Milagros . «Es un descontrol», comenta una asidua a esta zona de ocio nocturno. «En muchas de las terrazas no se guarda la distancia de seguridad, ni siquiera a un metro, la gente al estar en exterior va sin mascarilla a pesar de que deberían de llevarla debido al gran número de personas que hay, beben y fuman sin ninguna protección entre ellos. Entiendo que los negocios tienen que subsistir pero el problema es que aunque intenten controlar la situación no tienen ni autoridad ni capacidad para hacerlo en muchas ocasiones».
Justo en El Puerto también la Policía Nacional ha intervenido varias veces desalojando algunos locales donde no se estaban cumpliendo los aforos permitidos y la gente bailaba y se movía de un sitio a otro en el interior sin ningún impedimento.
En otros locales por contra sí se extreman estas precauciones y se ha instalado ya como norma que para acceder a los establecimientos se autoriza la entrada con previa reserva de mesa e incluso de consumición (muchas veces por botella). Se vigila además que los clientes permanezcan en sus mesas y no deambulen sin protección. Esa fórmula se sigue igualmente en El Palmar o Chiclana por ejemplo donde se intenta contener a las masas.
«¿Quién lo controla sin Policía?»
Sin embargo el riesgo sigue en la calle donde, aumentan las quejas. No solo por el temor a los nuevos contagios sino también por los ruidos, un factor éste que da cuenta de que en esos puntos hay una alta concentración de personas. Milagros Muñoz, es presidenta de la Federación Local de Asociaciones Vecinales, Flave, de El Puerto y cuenta que no dejan de recibir denuncias. «Si no hay policía, ¿cómo se va a controlar?», se pregunta. «Hasta hay carreras de motos en la zona del Juncal, el Águila... nosotros lo estamos denunciando pero si no hay efectivos suficientes en la calle, poco más podemos hacer».
También habla de los botellones . En las zonas de playa, por el centro, la Puntilla... «se llama a la Policía Local y termina acudiendo la Policía Nacional que no es su competencia y tienen que estar para otros servicios también de seguridad». «Los bares hacen lo que pueden y también ellos son vecinos pero se necesita a la autoridad, no solo para multar o identificar sino para que sea disuasoria y no pase lo que está pasando». «El político debería de darse cuenta de esto e intentar llegar a un acuerdo para que sus vecinos no se sientan inseguros. Ese es su deber».
Desde el Ayuntamiento se cuenta que se está exigiendo a los empresarios del sector que «sean proactivos en el cumplimiento de las normas, los horarios, los aforos y las medidas sanitarias». Fuentes delConsistorio matizan que aunque en El Puerto ha subido de manera preocupante la tasa de incidencia (527) hay que tener en cuenta que es una ciudad turística, que multiplica la población en los meses de verano, por tanto aunque las cifras de contagios Covid ha crecido «hay que puntualizar que este dato es sobre el número total de residentes en este momento, que podría rondar las 170.000 personas doblando con creces la población censada». Aún así, inciden, que están en contacto con la Policía Autonómica y la Junta, a través de la Delegación Territorial de Salud, para reforzar la seguridad durante el verano.
Y si esto ocurre en el centro de las ciudades, la situación en zonas de extrarradio es más compleja aún . Es decir, más escondida. El propietario de una casa en Vistahermosa cuenta que hace unos días tuvo que llamar a la Policía Local porque unos vecinos estaban realizando una fiesta donde había «unas cuarenta personas». En este caso, y tras decaer el Estado de Alarma no existe prohibición al respecto, pero sí se pide que haya prudencia y se mantengan los mismos criterios de prevención que rigen la hostelería. Es decir, distancia social, uso de mascarillas, no superar aforos... Sin embargo aquí el problema es que, nuevamente, es muy difícil de poder controlar y, además, la Policía no está autorizada a no ser que haya un «peligro evidente» o «necesidad mayor» para entrar en domicilios privados.
La situación se repite también en otros lugares de la costa gaditana como Chiclana o Tarifa . Este último municipio ha subido de manera considerable su número de contagios en las últimas semanas (1.226, segunda). La mayor afluencia de turistas y la movida nocturna han complicado también las cifras lo que ha posicionado a este municipio del Campo de Gibraltar en unas tasas que no había tenido desde los momentos más duros de la pandemia.
Y mientras, los responsables de muchos de los locales de las zonas de ocio advierten de que ellos no están capacitados ni autorizados para actuar «como policías» y que en ocasiones aunque intenten evitarlo con restricciones y medidas de limitación la situación se les va de las manos. Además aseguran que el «descontrol» se produce más en la calle donde los jóvenes debido al cierre de las dos de la mañana comienzan a hacer botellones o se reúnen en casas donde continúan con la fiesta. En definitiva, una conjunción muy complicada de controlar y que, de nuevo, tiene como mejor salida la responsabilidad individual y la conciencia social.