FIT
La curiosidad murió al rato
Los catalanes Animal Religion buscan que los más pequeños se sumerjan en su propuesta, a ratos enigmática, pero con desiguales resultados
Un círculo de luces led en escena y cuatro focos comandados por Joana Serra sirven de marco lumínico del espectáculo '...y las ideas vuelan' , que cuenta con la participación en vivo del jefe de mezclas y sonidos Joan Cot Ros, y la presencia en la pista del bailarín/acróbata Quim Girón.
Con cierto halo de misterio desde el principio, el anfitrión danzante se vale de un micrófono sujeto a una pértiga para comenzar el juego interactivo con los espectadores . Los niños y niñas entran a la propuesta con varios “holas” que terminan siendo sampleados desde los controles de Cot Ros para iniciar lo que será la base acústica del espectáculo. Sonidos electrónicos, otras veces melódicos y a veces rozando lo chill-out, son el pretexto para las evoluciones cuasi improvisadas de Guirón. Sencillos cambios de iluminación acompañan lo poco que sucede en la pista. Ya está en marcha la maquinaria que en un principio logra captar la atención de pequeños y grandes. Casi sin abandonar la idea de interacción constante con los espectadores y desarrollándose después hacia el terreno claramente inmersivo, los niños y niñas, -algunos, no todos-, terminan adueñándose de la pista en una especie de discoteca sicodélica que desafortunadamente deja indiferente a otra parte de los asistentes.
Es extraño el resultado, pues las expectativas de misterio se van diluyendo entre otras cosas porque la estructura mantiene prácticamente el mismo rango rítmico en todo momento. Todo es de sobra sencillo y simple. Entre danza contemporánea y urbana y un poquito de acrobacia, la ejecución de Guirón es poco más que elemental; no hay apenas acrobacias, tan sólo un flic-flac y poco más. No hay circo, maroma y teatro. Tampoco, sorpresa o asombro entre los peques, ni la sensación de “que esto no acabe”.
Al salir no vimos expresiones de emoción, excitación o desencanto por haber tenido que dejar la función. Nos referimos a emociones básicas, pues habrá que reconocer que, en las tempranas edades en las que se mueve el público al que va dirigido este espectáculo, precisamente “las ideas no vuelan” pero quizás sí algunas emociones o sensaciones primarias que no lograron despertarse.
He oído decir muchas veces que el espectador no debería salir del teatro igual que entró, y en este caso me temo que los verdaderos protagonistas, los niños y niñas, se alejaron así, sin más , habiendo pasado un rato en el que la curiosidad desfalleció pronto.