CRISIS DEL CORONAVIRUS
Cuando despedirse de un ser querido se convierte en un gesto excepcional
Un jerezano ha podido darle el último adiós a su mujer fallecida por coronavirus gracias «al gesto de humanidad» del equipo de la UCI
La muerte por coronavirus ha añadido un dolor más al duelo de los familiares de las víctimas, el de no poder despedirse de sus seres queridos . De forma excepcional y gracias al esfuerzo del equipo médico, un vecino de Jerez de la Frontera sí ha podido hacerlo.
«Ha sido un gran gesto de humanidad del equipo de la UCI del Hospital de Jerez , dirigido por Ángel Estella», cuenta, en una entrevista telefónica, Juan González de Quevedo.
Durante muchos años Juan González ha trabajado como vigilante de seguridad del Hospital de Jerez, por lo que aún tiene aún muchos conocidos entre el personal de este centro, en el que su esposa, Isabel Franco, ama de casa de 55 años, falleció el pasado jueves 2 de abril .
Diabética y con patologías previas por hipertensión y neumonía , su esposa acudió a Urgencias del Hospital de Jerez el pasado 26 de marzo «porque apenas podía respirar», tras una semana de mareos y «fatiga» en casa.
Su marido relata que su mujer acudió a las cuatro de la tarde de ese día al hospital y no fue atendida «hasta las 2 de la madrugada ».
Fue entonces cuando tuvo que ser trasladada a la UCI, donde ha permanecido ingresada una semana.
Durante esa semana el exvigilante pudo entrar en contacto con los facultativos que atendieron a su mujer en la UCI. « Vieron el sufrimiento que estaba pasando por mi mujer y les pedí verla aunque sabía que no se podía», explica.
El domingo antes de morir, le hicieron una videollamada desde la UCI . Fue la única vez que Juan pudo ver a su esposa desde que ingresó y la notó «acelerada».
Días después le comunicaron su muerte, y a pesar de que sabía que el protocolo no lo permite, quiso acudir a despedirse de ella y así lo pidió.
«Tenía que ver a mi mujer -recalca-, por eso me fui corriendo al Hospital. Allí me estaban esperando los médicos de la UCI y me dieron uno de sus trajes de protección para que me lo pusiera», comenta.
Ataviado con el equipo especial de protección que usa el personal sanitario para atender a las personas infectadas con covid-19, Juan pudo entrar a dar un último adiós a su mujer Isabel .
«Lo pasé mal pero saqué fuerzas de no sé dónde y la estuve acariciando y despidiéndome de ella», relata.
Juan Quevedo se muestra « profundamente agradecido » con el personal de la UCI y el «trato humano» que le dieron a él y a su mujer.
«Se puede hacer, nos podemos despedir de nuestros familiares, si lo ha hecho el equipo médico de Jerez, lo pueden hacer todos», afirma.
«Lo que han hecho conmigo, dejarme despedirme de mi mujer , lo pueden hacer con otras muchas familias. Es algo digno de personas humanas», defiende este exvigilante del SAS.
La situación de los hospitales de la provincia de Cádiz, en la que, hasta este miércoles, se han registrado 36 fallecimientos por coronavirus, dista bastante de la de otros muchos centros hospitalarios de distintas zonas del país, en los que la incidencia es mucho mayor.
Los restos mortales de Isabel Franco descansan ahora en el domicilio familiar que compartía con Juan, después de que este acudiera al Tanatorio de Jerez para recuperar sus cenizas.
« Me dijeron que no podía llevarme sus cenizas , pero hablé con un abogado que me dio la razón y me explicó que les podía denunciar», asegura.
Fue tras hablar con delegados municipales del Ayuntamiento de Jerez cuando el personal del Tanatorio se puso en contacto con él para indicarle que depositarían la urna con las cenizas de su esposa en el jardín que hay en las instalaciones para que él las recogiera y se las pudiera llevar a casa.
«He visto en televisión muchas urnas en las funerarias sin recoger y es muy duro. Después de todo lo que estamos pasando, no es de ley que nos hagan esto a quienes perdemos a un ser querido », se lamenta