Cosme Domecq: El 'fumarel madrileño' que le gusta migrar a la provincia de Cádiz

Este portuense de adopción ha relanzado con sus hermanos y el asesoramiento de su padre la marca familiar Fumarel

Cosme Domecq

Goretti Domecq

Madrileño de nacimiento, jerezano de corazón y portuense de adopción. Trabajador, deportista, educado, aventurero y familiar, así es Cosme Domecq . Acaba de casarse, con su novia jerezana de toda la vida, Blanca Maldonado y están recién llegados de África, pero felices de estar en El Puerto, donde no paran ni medio minuto.

Cosme estudió en CUNEF, el doble grado bilingüe de ADE y Derecho. Durante sus vacaciones aprovechaba para irse de prácticas por distintos rincones del mundo, estuvo en Ghana y en el Congo. Cuando terminó la carrera, se fue a Londres, donde estuvo en banca de inversión durante tres años. Mientras estaba en el extranjero, su hermano Pedro que estaba estudiando la carrera, decide que su trabajo de final de grado lo va hacer de algo que todos en su casa han tenido siempre muy presente, el relanzamiento de la marca que creó su padre en 1987, Fumarel. No solo se quedó en una idea de universidad, sino que lo hicieron realidad. Ahí fue cuando Cosme volvió de Londres para sumarse a este proyecto en la empresa familiar. Nos cuenta, que siempre tuvo vocación empresarial.

Cosme Domecq con sus hijos

Fumarel , es una marca con historia, para los amantes del deporte al aire libre, con productos de una calidad que pueden durar por muchos años. «Con la reapertura de la marca, hemos vuelto a tener clientes de hace más de una década, que nos dicen que siguen teniendo polares u otras prendas y que están en perfecto estado. Ese es nuestro objetivo, y nuestro orgullo, hacer productos que no pasen de moda y sean de alta gama». Fumarel siempre ha apoyado al deporte, ya en 1999 surtían a la Federación Española de Pádel y a la de Deportes de Invierno, a todas las categorías de la Real Federación Española de Vela y a la Real Federación Española de Golf. Pero uno de sus grandes hitos fue, cuando se convirtió en el patrocinador oficial del Equipo Olímpico Español para los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.

En 2017 es cuando los hermanos deciden revivir el legado de su padre, aunque insisten, que es gracias a él que han podido hacerlo realidad, y sin perder la esencia, porque en todo momento les ha ido asesorando, con los proveedores o con las necesidades que han ido teniendo, gracias a su gran experiencia en este sector. Lo que podemos comprobar es que tanto la filosofía de la marca como la calidad no han cambiado desde que Cosme padre la creara. El único cambio que han tenido respecto al negocio inicial, ha sido el de adaptarse a la digitalización. En tiempos de su padre contaban con más de cien puntos de venta, y actualmente solo venden de manera online a través de diferentes webs, como desde la propia, El Corte Inglés, Amazon… Al poco tiempo de lanzarse a la piscina, les llegó un revés como a tantos otros, el Covid. En Fumarel, cuentan con otra línea de negocio en la que fabrican material promocional para empresas, pero en febrero de 2019, una fábrica asiática que trabaja para grandes marcas y con la que llevan trabajando más de diez años, les tenía que enviar un encargo con más de dos mil bolsas para un cliente, y les dicen que hay un virus muy raro, y que tienen que cerrar, pero enseguida se reinventan en fábrica de mascarillas, las cuales les llegaron a ofrecer. Aquí nadie se imaginaba lo que estaba por llegar, y en un primer momento les dicen que no, aunque poco después, cuando el virus llega España y no hay mascarillas por ninguna parte, aprovechan el contacto para importarlas. «Al principio, recibimos toneladas de FFP2, con las que suministramos al ejército de tierra, a grandes empresas… A la vez, fue un momento muy complicado, porque el transporte internacional estaba colapsado, hacíamos adelantos de pagos a ciencia ciega, muchas veces se las quedaban las aduanas de otros países y ni llegaban… nos costaba hasta dormir». De una situación adversa, nos dice Cosme, que tuvieron mucha suerte. Aunque si no hubiesen sabido reaccionar rápido, y haber arriesgado, la suerte no serviría de nada. Pero no todo quedó ahí, sino que habían sufrido tanto el tema logístico teniendo que traer las mascarillas, que decidieron comprar una máquina y fabricarlas en España. Aprovecharon que la gente no compraba ropa, porque no salían a la calle, para reconvertir el almacén de Fumarel, en una fábrica de mascarillas, un tipo de negocio completamente desconocido para ellos y del que tuvieron que aprender a marcha forzada.

«Ahora miramos atrás, y estamos llenos de satisfacción, saber que hemos creado valor y encima que dimos puestos de trabajos directos a más de 30 personas, que se habían quedado en la calle por la pandemia y con ganas de trabajar, la mayoría eran camareros. Además, conseguimos hacer un producto de calidad, certificado por los mejores laboratorios españoles. Actualmente contamos con dos fábricas, y producimos unas 100.000 mascarillas al día que importamos por todo el mundo». Sin duda, unos valientes, que, con su trabajo y riesgos, han sabido aprovechar las oportunidades. Toda esta logística se ideó y trabajó desde El Puerto, donde pasaron el confinamiento, ya que consideran que aquí está su refugio, y donde montaron un despacho en casa, desde el que dirigían este inesperado negocio.

Nunca descuidaron a Fumarel, aunque tuvieron que reducir la producción, pero ahora que todo fluye un poco más, están de nuevo a tope, y es que lo sienten por esta marca va más allá de un mero negocio. Nos cuenta Cosme, que, para ellos, esta tiene muchas similitudes con la provincia de Cádiz. «La manera que tiene la gente de disfrutar de las cosas, nosotros queremos transmitir eso a través de la marca, el divertirse con el deporte, de la naturaleza, de las playas, la sierra, el campo, el mar… Además, el fumarel, es un ave migratoria que pasa por la provincia».

Cosme, lleva toda su vida veraneando en El Puerto, pero sin duda y como gran deportista, su mejor recuerdo e incluso lo echa de menos, era cuando iban en grandes grupos con las bicis de un lado a otro. «También, recuerdo las fiestas de disfraces en El Buzo, donde una vez nos disfrazamos de San Fermines, con toro incluido». Ahora, sus planes son casi todos deportivos, le encanta salir a navegar, con un viejo barco que se compró junto a su amigo Alfonso Osborne. Ellos mismos lo han arreglado y están empezando a participar en regatas. Otros planes que le encanta hacer es irse con la bici por la sierra, a bucear a Conil, de escalada… A pesar de que intenta pasar largas temporadas en la provincia, dice que no le da tiempo para hacer todo lo que le gustaría. «Aquí las posibilidades de ocio y deporte son infinitas».

Sin duda, tenemos a un personaje que junto a su familia son unos todoterrenos, han hecho varios ironman deportivos y de la vida, sobreponiéndose con éxito a las adversidades. Una historia que merece ser contada, porque cuando unos se quejan de los problemas, ellos buscan soluciones. Con una gran humildad… Cosme es un luchador en todo lo que se propone.

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