Narcotráfico | Cádiz

Condenados unos narcos que vendían «grandes cantidades» de cocaína en El Puerto

La Audiencia les impone penas de tres a siete años a los acusados de traficar con esta droga desde una urbanización.Su clientela era gente de clase media alta

Dinero encontrado en el doble fondo de un armario en uno de los domicilios.

M. A.

Tres de los cuatro procesados por formar parte de una organización que se dedicaba a la provisión y distribución de cocaína en El Puerto, principalmente, han sido condenados a penas que van desde los tres años y medio a los siete años de cárcel , para el considerado como cabecilla de esta red. Así lo ha decidido el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cádiz después de que se celebrara el juicio contra ellos hace unos meses. Uno de los encartados ha sido absuelto.

Estos acusados fueron detenidos por la Policía Nacional en el verano de 2018 en el marco de la ‘operación Caulina’ , tras una investigación realizada por el Grupo de Estupefacientes de la Comisaría de El Puerto por la que se concluyó que todos ellos formaban parte de una red, asentada en Jerez, pero que distribuía «grandes cantidades» de cocaína en la localidad portuense a clientes de clase media alta, aunque también tenían compradores de Sanlúcar y Arcos. La Fiscalía solicitaba que fueran condenados a penas que iban desde los seis a los nueve años de cárcel.

Según recoge como hechos probados la sentencia facilitada a este periódico por el TSJA, fruto de las investigaciones realizadas por los agentes, se averiguó que uno de los procesados se dedicaba como «medio de vida» a la venta de cocaína a terceros. Ante tales evidencias, se montó un dispositivo de vigilancia policial gracias al cual pudo constatarse como quedaba con diversos compradores en la Urbanización Vallealto de El Puerto quienes en el interior, abonaban el precio que el procesado les indicaba a cambio de una o varias papelinas de cocaína; así ocurrió por ejemplo el 21 de noviembre de 2017 el que le entregó una papelina de cocaína de dos gramos de peso a un comprador. De igual modo sucedió dos días después cuando le vendió otra papelina de medio gramo a otro ‘cliente’ en esa misma urbanización y también el día 30, cuando quedó con otro comprador para mismo fin.

De esta forma, mediante un auto dictado por el juzgado de Primera Instancia de El Puerto se dio el permiso para que los agentes pudieran iniciar las pesquisas correspondientes. Los compradores y sus suministradores empleaban palabras clave, en lenguaje cifrado y convenido, para hacer las transacciones de la droga. También descubrieron que el familiar de uno de los encausados se dedicaba presuntamente a guardar en su domicilio y en los trasteros anexos la cocaína que los acusados le entregaban para lograr que el negocio ilícito funcionase de forma adecuada.

La cocaína almacenada y distribuida por los tres acusados era suministrada por otro implicado, quien con ánimo de distribuir las sustancias contactó con otros dos para entregarles las partidas que una vez vendidas, conllevaba que los acusados le entregasen lo recaudado de manera ilícita en la parte y proporción pactada entre ellos, operaciones que, según el fallo, les aportaban importantes beneficios económicos. Para poder blanquear ese dinero, se contó con la colaboración de otro familiar que se dedicó a comprar vehículos de alta gama, adquirir pisos, joyas, etc, motivo por lo que está persona ha sido imputada en este procedimiento por un presunto delito de blanqueo de capitales.

 Con todas estas averiguaciones se solicitó mandamiento de entrada y en el verano de 2018 se efectuaron los registros en los domicilios de los acusados.

Y así, en la casa de uno de estos procesados la Policía encontró una caja de zapatos con cocaína, libretas con anotaciones, varios móviles y una máquina de envasar al vacío, además de dinero en billetes fraccionados. En otro domicilio se halló también droga y unos dos mil euros. En otra de las viviendas registradas en la carretera del Tiro Pichón, los policías encontraron papelinas, recortes y dinero. Y en una tercera, situada por la zona de Vallealto, también en El Puerto, los agentes del grupo de Estupefacientes localizaron una bolsa con 1.083 gramos de cocaína además de entre otros efectos dos balanzas de precisión, recortes con bolsas de plástico, varios teléfonos móviles, así como una bolsa de deporte con dos cajas fuertes que contenían cinco bolas cada una de ellas de sustancia blanca y 1.780 euros, dinero, según la investigación, procedente de las ganancias obtenidas por el tráfico de sustancias estupefacientes.

Por último, practicada la entrada y registro en la casa del considerado cabecilla sita en Jerez se encontraron trece paquetes de cocaína de un kilo cada uno, una caja fuerte con varias joyas de oro (unas 54 joyas entre brazaletes, cadenas, colgantes, anillos, esclavas, etc) y también dinero que sumado al hallado en otro domicilio de esta misma persona ascendió a casi 50.000 euros.

Un volumen «descomunal»

«El volumen de venta que tenían era descomunal y los fines de semana se desbordaba», contaban los agentes que les siguieron la pista tras detenerlos. Según aseguran, podían llegar a ‘dispensar’ a diario unos 50 gramos de cocaína entre una importante cartera de clientes, personas de una pudiente posición económica que iban a por su dosis a la salida del trabajo, o que se citaban con los vendedores e incluso que se la acercaban a algún hotel.

Una de los registros se realizó en una finca ‘Caulina’ (nombre que ha bautizado la operación). En esta inmensa casa había unos 600 gallos de pelea , algunos de primera competición valorados en unos 50.000 euros. En otra de las viviendas los perros de la Unidad de Guías Caninos marcaron una maleta y un armario con doble fondo. En total intervinieron 13.000 gramos de cocaína, empaquetados, más de 60.000 euros y siete vehículos de alta gama como un Porsche Cayenne y un AMG.

Durante el juicio , los acusados negaron los hechos que se les imputan. E incluso algunos afirmaron que no se conocían con anterioridad y que no tenían nada que ver entre ellos. El cabecilla manifestó que su relación con la persona que supuestamente vendía la droga en el bar de la urbanización se debía a un tema de negocios ya que quería comprarle el mobiliario del establecimiento porque tenía previsto cerrar. Y que sus ingresos venían tanto de sus diferentes negocios como de la cría y exportación de gallos de pelea a la que lleva años dedicándose de forma federada.

Pero finalmente han sido condenados a tres años y medio de prisión, dos de ellos, y el supuesto líder, a siete años de cárcel como autores de un delito contra la salud pública de sustancia que causa grave daño.

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