TRIBUNALES
Condenado a nueve años de cárcel por atacar con una catana a unos policías en Jerez
El tribunal da total validez al testimonio dado por los agentes que fueron agredidos de manera insistente por este delincuente con numerosos antecedentes
![Imagen del día de los hechos.](https://s2.abcstatics.com/media/provincia/2020/04/24/v/imagenok-kdXF--1248x698@abc.jpg)
La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a nueve años de prisión al acusado de haber atacado con una catana a dos agentes de la Policía Nacional en Jerez durante una persecución en el verano de 2018. El juicio contra Jesús V. V. se celebró a puerta cerrada, debido a la crisis sanitaria, la pasada semana en la Sección Octava. Tras la vista, el tribunal ha considerado al procesado responsable de un delito de homicidio en grado de tentativa por lo que establece dicha pena de prisión para el encartado además de la obligación de tener que indemnizar con 1.500 euros a cada uno de los agentes que resultaron lesionados.
La Fiscalía solicitaba para el imputado diez años de prisión por homicidio y cuatro años y dos meses por un delito de atentado con uso de armas, mientras que la acusación particular pedía la misma pena y cuatro años y seis meses más por atentado, además de la indemnización a cada agente de 1500 euros.
Según la sentencia facilitada a este periódico por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, la sala ve como hechos probados que sobre las cinco de la tarde del 17 de julio de 2018 los agentes estaban patrullando por la calle La Cola de Jerez, por las proximidades de la barriada del polígono de San Benito, cuando vieron a Jesús V. V. que tenía activa una orden de busca y captura y detención. Al verlos el ahora condenado intentó esconderse detrás de unos vehículos pero al comprobar que los policías se bajaban del coche patrulla comenzó a correr con el fin de eludir su detención. Los funcionarios empezaron a perseguirle al tiempo que le daban órdenes para que parara, haciendo éste caso omiso.
Fue entonces cuando se ocultó en un edificio de bloques y tras golpear y patear una puerta logró que su sobrina le abriera. Los agentes lograron que no cerrara del todo la puerta poniendo una de las defensas, sin embargo esta le fue arrebatada por dos menores que se encontraban dentro del citado inmueble. Fue entonces, cuando Jesús salió de repente de la vivienda armado con una catana con una hoja de 42 centímetros e intentó golpear con ella a uno de los policías en el hombro, salvando el funcionario el golpe por muy poco. Al no darle, le lanzó el arma y aunque no le impactó al querer evitarla perdió el equilibrio cayendo el funcionario escaleras abajo.
El compañero de este agente acudió en su ayuda, momento en el que el procesado aprovechó para recuperar la catana y entonces dirigió su ataque a este segundo policía. Desde un plano superior y a un metro de distancia. Y así, y, «con ánimo de acabar con la vida» del agente, realizó movimientos trasversales con la catana, llegando a pincharle en varias ocasiones con la punta del arma en la zona del tórax-abdomen, aunque el chaleco antibalas que vestía impidió que tales pinchazos penetrasen. Jesús, fuera de sí, no atendía a ninguna orden y elevó el arma sobre su cabeza con las dos manos para volver a atacar. El policía volvió a evitar que le impactara en la cara.
Dada esta circunstancia, el agente sacó su arma reglamentaria y le advirtió de que soltara el cuchillo o le iba a disparar. Sin embargo de nuevo el condenado volvió a sujetar la catana con las dos manos sobre su cabeza haciendo ademán de que le iba a dar un nuevo golpe de arriba a abajo. Entonces el funcionario hizo un disparo «institivo y defensivo y sin apuntar, ya que temía seriamente por su vida», destaca el fallo.
El disparo impactó en el antebrazo izquierdo del delincuente pero se lo atravesó y también le hirió en la cara cayendo al suelo. Pero a pesar de todo volvió a levantarse esgrimiendo esta vez contra los agentes un formón que guardaba entre su ropa. Ante esta situación y estando ambos heridos, los agentes salieron del bloque hacia la calle pidiendo refuerzos y asistencia sanitaria. Entonces el condenado volvió a darse a la fuga hacia otro bloque donde vivía su madre. Los agentes le persiguieron de nuevo. A uno de ellos comenzó a darle codazos en la carrera mientras que le gritaba que «le iba a pegar el sida», al tiempo que, además, era atacado por dos perros de raza peligrosa que alguien había soltado. Ante esta situación su compañero disparó al aire para ahuyentar a los animales.
A pesar de todo esto, el acusado logró llegar a casa de su madre y entonces amenazó a los policías con dispararles con una escopeta que tenía en dicha vivienda. Vecinos y familiares se interpusieron para evitar que la Policía alcanzara a Jesús lanzándole incluso piedras. El delincuente volvió a escapar por una parte trasera.
Continuó la huída hasta que llegaron cuatro agentes de refuerzo y encontraron al procesado ensangrentado en un descansillo. Nuevamente se resistió de manera violenta pero finalmente fue detenido.
Esta sentencia no es firme y contra ella cabe recurso de apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.