Vuelta al cole en Cádiz
El Colegio de Médicos de Cádiz insiste en garantizar una vuelta «ordenada y segura» a los colegios
El sector sanitario, en alerta ante un posible incremento de contagios tras la apertura de los centros educativos
El sector sanitario no puede evitar mirar de reojo a los centros escolares. El inicio del curso 2020-2021 y la entrada de más de 100.000 alumnos en los colegios a partir de este jueves puede acarrear consecuencias sanitarias en forma de contagios. A pesar de que desde las autoridades se han dictado todas las medidas necesarias para garantizar una vuelta segura a las aulas, la realidad es que el riesgo cero no existe y el inicio de la actividad escolar puede llevar aparejado el emperoramiento de la situación sanitaria.
Sin embargo, desde el Colegio Médico de Cádiz consideran que la apertura de los centros educativos es una prioridad social y sanitaria, aunque insisten en que las autoridades deben asegurar que se produzca «de manera ordenada y segura». De hecho, desde la Comisión Asesora COVID-19 de la Organización Médica Colegial se han establecido diversas pautas para cumplir con una premisa que se antoja fundamental.
Estas pautas van en la dirección de las medidas que se incluyen en los protocolos de todos los centros y que suponen una salvaguarda para los niños y sus familias. En el documento se hace hincapié en que el regreso a las aulas requiere de recursos extraordinarios para asegurar que los Planes de Contingencia puedan aplicarse debidamente. Entre las recomendaciones y medidas técnicas que permitan esta vuelta a la actividad presencial en los centros se hace necesario, según la organización colegial, volver a recordar la importancia de cumplir prioritariamente con el distanciamiento físico , una higiene de manos frecuente y el uso correcto y renovado de la mascarilla.
A juicio del colectivo médico, los centros deben contar con una dotación y formación suficientes para dar respuesta a los nuevos requerimientos organizativos de las clases en cuanto a profesorado, limpieza y profesionales para la atención a la diversidad. Además, deben evitarse los contactos con superficies como pomos de las puertas dejándolas abiertas. «Mantener abiertas algunas ventanas, aunque la climatización esté activada, es una medida prudente para facilitar la dispersión de aerosoles», añaden los expertos de la comisión.
Entres las pautas, se especifica que los grupos de alumnos deben ser pequeños y fijos , y los circuitos de vigilancia epidemiológica deben estar bien delimitados para una detección precoz y el aislamiento de casos y contactos, mientras que el transporte al colegio debe ser lo más seguro posible, y en el caso del transporte escolar se deben asignar asientos fijos para cada niño, la apertura de ventanillas e insistir en el uso de mascarillas.
Otro de los apuntes del Colegio de Médicos de Cádiz con respecto a la vuelta al colegio es que los horarios escolares y laborales deben facilitar la conciliación para evitar que los abuelos o familiares convivientes de edad avanzada o vulnerables tengan que asumir la tarea de llevar y traer a sus nietos a las casas.
«El sector sanitario debe combinar su apoyo al sector educativo con el control de cadenas de contagio y brotes, y la prestación de la atención sanitaria a los enfermos. La potenciación de la Atención Primaria y la Salud Pública vuelven a demostrarse esenciales para la atención pediátrica en los centros de salud, las actividades de rastreo para casos y contactos y la disponibilidad de instrumentos y medios para que los aislamientos y las cuarentenas puedan realizarse efectivamente», puntualizan. A lo que añaden: «Resulta esencial desarrollar una comunicación clara y cercana a padres, familiares y tutores, que permita entender cómo van a funcionar los centros escolares, particularmente el escalonamiento de las entradas y salidas, y de los recreos. También se debe insistir en estimular que en el domicilio se extremen las medidas higiénicas para asegurar la protección de niños y adultos».
Por último, la organización médica asegura que estas medidas deberían ser objeto de una investigación evaluativa, promovida desde los Ministerios de Sanidad y Educación, para generar conocimiento sobre su efectividad y que ayuden a generalizar el cumplimiento de estas buenas prácticas.