OTROS EFECTOS DEL CORONAVIRUS
Cádiz, de la emergencia sanitaria al drama social
El coronavirus deja un reguero de muertos en la provincia y también una nueva generación de pobres
El número de demandantes de ayuda en Cáritas ha aumentado en 6.200 personas en solo nueve meses y en un 25% en Cruz Roja
La irrupción de la pandemia ha dejado en los hospitales gaditanos un reguero siniestro de muerte (335 fallecidos, por ahora), pero también una larga cola de nuevos pobres que nada tienen que ver con el perfil clásico o tradicional. Las organizaciones sociales consideran ... que esta emergencia social es muy distinta a la que generó la crisis financiera de 2008-2009, que se perpetuó durante más de cinco años y que dejó en situación de exclusión social a 297.000 personas en Cádiz , el 24 % de la población de la provincia.
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Los últimos informes de Cáritas y Cruz Roja del año 2019 reconocían que la situación había mejorado con una disminución de las personas atendidas y de los recursos invertidos en sus programas sociales. Sin embargo, la declaración del estado de alarma el pasado 14 de marzo en nuestro país y el confinamiento alteraron todas las expectativas de recuperación reportando otra vez al mapa provincial las perores cifras de la pobreza .
Del ERTE al paro
La inactividad provocada por el encierro doméstico, la tardanza en cobrar los ERTEs, las medidas de restricción de la movilidad que se han sucedido en los últimos meses y el desempleo, sobre todo en sectores clave de la economía gaditana como es la hostelería, han provocado el estallido de una bomba de relojería que se activó antes de la primavera. Ahora se pagan las consecuencias.
El Banco de Alimentos ya ha superado la cifra de reparto del año pasado y «aún queda por cubrir el mes de diciembre»
El tsumani ha venido de golpe . El número de personas atendidas por Cáritas entre marzo y noviembre de este año se ha incrementando un 16,7% . Es decir, en solo nueve meses se ha pasado de atender a 36.876 personas necesitadas en las parroquias de ambas diócesis, Cádiz y Jerez, a 43.055. El impacto del coronavirus está directamente relacionado con estas 6.179 nuevas personas que acuden ahora a pedir ayuda y que se encuentran en una situación de necesidad extrema.
En Cruz Roja , por ejemplo, se atiende con bolsas de alimentos a 22.889 familias mientras que a 10.000 se les ayuda económicante para pagar recibos de luz. El incremento en el número de demandantes es del 25%.
La puerta del hogar de los Caballeros Hospitalarios , en la calle Benjumeda de la capital, se abre dos jueves al mes para dar alimentos a los más necesitados. El primero de ellos es una bolsa con comida enlatada y no perecedera , mientras que el segundo incluye fruta y verdura fresca , sin embargo, desde que estalló la crisis del coronavirus, las cifras de atención social se han multiplicado y no dan abasto. Se ha tenido que poner un límite a la demanda. Un total de 130 familias , censadas y controladas por Servicios Sociales, acuden los jueves a su cita con la caridad para recibir la bolsa de la manutención. El presidente de esta asociación benéfica, José María Gómez , señala que el albergue también se encuentra al completo y con limitaciones de aforo. Las instalaciones están preparadas para recibir a 20 personas, pero ahora solo se permite el acceso a la mitad. Los Caballeros Hospitalarios reconocen que no veían una situación tan grave como la de ahora desde la crisis de 2009, «que se fue agravando con el paso de los años hasta que arrancó tímidamente la recuperación en 2015».
Las organizaciones sociales coinciden en que esta crisis ha venido como un tsunami mientras que la de 2009 llegó de forma escalonada
Distintas organizaciones consultadas por LA VOZ coinciden en señalar que la situación de emergencia social que se vive con el coronavirus es inmediata, es decir, no es escalonada como la que se vivió hace diez años. Esta característica complica aún más la distribución de las ayudas , «porque cada día son más vecinos los que vienen a pedir alimentos y también ayuda económica para pagar hipotecas y alquileres».
Uno de los termómetros que marca la gravedad de la situación lo encontramos, precisamente, en el Banco de Alimentos . El trasiego en sus naves del polígono de La Cabezuela es constante y las llamadas a la donación, también. Fuentes de esta entidad han confirmado a LA VOZ que ya se ha superado la cifra de reparto que se registró en 2019 «y todavía queda por cubrir el mes de diciembre». El Banco de Alimentos de Cádiz repartió el pasado año dos millones de kilos de comida a unas 23.000 personas. La pandemia ha dado un giro radical a la capacidad logística de esta organización. Entre marzo y noviembre de este año se han repartido casi dos millones de kilos de comida a través de las 150 entidades colaboradoras y el número de demandantes de esta ayuda alcanza ahora las 35.000 personas.
La sociedad insegura
El drama social ha llevado al Banco de Alimentos a fijar dos nuevas campañas de recogida. La primera de ellas abarca del 16 al 22 de noviembre y serán donaciones en supermercados , mientras que la segunda fase será virtual, del 22 de noviembre al 6 de diciembre, mediante donativos. El Banco de Alimentos ya puso en práctica el pasado mayo una recogida virtual de donativos y logró 100.000 euros, que se han invertido en alimentación y distribución.
Cáritas, por su parte, destaca que se ha dibujado un nuevo perfil del demandante de ayuda . Se trata de personas que no necesitaban apoyo directo de una organización social, aunque tenían dificultades para llegar a final de mes. Se refiere a ese estrato social vulneranle que, aunque estaba en la cuerda floja, no estaba en el contingente de población de la denominada exclusión social. Sin embargo, una crisis como el coronavirus ha terminado por arrojarlos de golpe a ese estadio y se ven obligados ahora a acudir a las organizaciones sociales.
Caballeros Hospitalarios está al límite con la ayuda que presta a 130 familias y a diez personas en el albergue
Esta radiografía la detalla el último Informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social en España, que alertó que, tras la salida de la crisis, la sociedad integrada se dividía en dos grupos: la sociedad de oportunidades que no tiene ninguna dificultad para su supervivencia y la sociedad insegura que, aunque viven en situación de integración, están al filo de la navaja y tienen la certeza de que no se recuperarían si se presentase una nueva crisis. Y, desgraciadamente, la crisis ha llegado en clave de la emergencia sanitaria del COVID-19 y, de inmediato, esa crisis ha desembocado en una emergencia social , que ha provocado que las cifras de la memoria de 2019 hayan quedado sobrepasadas por el nivel de atención que las diócesis de Cáritas en Jerez y Cádiz tienen en estos momentos. De hecho, Cáritas en Cádiz ha destinado 150.000 euros extra de su presupuesto y procedentes de donaciones a combatir la emergencia social.
Así, Cáritas Diocesana de Asidonia-Jerez ha duplicado su intervención ante la demanda para cubrir necesidades básicas de familias vulnerables. El 70% de las familias que han llamado a las líneas de teléfono de emergencia habilitadas, no había acudido nunca a Cáritas con anterioridad o no lo había hecho en los últimos cinco años, lo que refleja que esta crisis ha llevado a una situación límite a muchas personas. Además, el 90% de las solicitudes de ayuda eran para cobertura de necesidades básicas , específicamente para alimentación, higiene personal y limpieza doméstica. Asimismo, la falta de ingresos de las familias, ya sea por la pérdida del empleo, los ERTEs y otras circunstancias, ha provocado que la periodicidad de las intervenciones haya aumentado, ya que mientras que antes había familias que recibían ayuda de forma mensual en sus Cáritas parroquiales, en esta situación límite, la atención ha sido en numerosas ocasiones semanal.
Las organizaciones de ayuda consultadas por LA VOZ reconocen que la herida social que deja el coronavirus tardará en cicatrizar , aunque su proceso de curación no será tan largo como el sufrido con la crisis de 2008-2009, donde los primeros vientos de recuperación sobrevinieron cinco años después y no se vio la mejoría real hasta pasada una década. Parece que lo que se ha tardado en recuperar diez años se ha destruido ahora en solo nueve meses.
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