Fernando Sicre
Del bipartito a la polarización
Los dos ejes que vertebran la política española desde la Transición, el eje derecha-izquierda y el eje centro periferia.
Los dos ejes que vertebran la política española desde la Transición, el eje derecha-izquierda y el eje centro periferia. El sistema de partidos se configuró con arreglo al eje derecha e izquierda. El segundo se basa en la contraposición entre fuerzas de ámbito nacional español y los nacionalismos periféricos. Esta última es expresiva de la contraposición centro-periferia. Se observa desde 1977, que el eje izquierda-derecha ha mostrado gran estabilidad, permitiendo un voto ideologizado, sobre la base de dos partidos hegemónicos, que aglutinaban más del 80% del electorado en torno a ellos. Los últimos acontecimientos electorales presuponen el fin de ese ‘status quo’ caracterizador del periodo de la Transición. Sin embargo, el electorado español ha quedado dividido en dos posiciones claramente determinadas, a la derecha y a la izquierda. Cuando Pedro Sánchez manifiesta que el electorado español ha votado por un cambio de progreso, fundamentado en el voto de la izquierda, no dice la verdad. Si trazamos una línea para ubicar las distintas opciones partidistas que compiten en la contienda electoral, sabemos porque son datos contrastables, que el 52% del electorado español se encuentra a la derecha del eje. A la izquierda del eje, se ha producido una deriva hacia el extremo, debido a la intención del señor Sánchez de copar parte del espectro político ocupado por IU y Podemos.
La estabilidad de un país descansa en la moderación de las opciones políticas con capacidad de gobernar. La deriva hacia la izquierda del PSOE, no solo es un error de estrategia del partido, sino que además incidirá en los propios mecanismos de gobernabilidad del país. La renuncia hace 30 años a la dogmática marxista por el PSOE de Felipe González, aunque manteniéndola como instrumento crítico teórico, dio lugar entonces al surgimiento de la corriente izquierda socialista. Ahora, parece que el PSOE del señor Sánchez vuelve a las andadas, solo que aderezado con un toque de populismo, al que nos tienen acostumbrado las izquierdas de este país. Creo pensar que 1989 fue para estos un espejismo. La caída del muro de Berlín hizo caer el régimen totalitario imperante en la URSS y países del telón de acero. El marxismo stalinista-leninista sucumbía, ganando la batalla los sistemas democráticos liberales. Añoranzas del pasado, intentos de acceso al poder como sea, invasión del espectro político muy a la izquierda han terminado por desnaturalizar al PSOE.
Vuelve la contienda electoral y la conformación del voto confirmará la polarización del país entre la izquierda y la derecha. Los programas electorales de PP y C’s son bien parecidos y reflejan su condición de partidos liberales, que no discuten la existencia del Estado, pero asignándole funciones muy diferentes de las que asume un Estado socialista o un Estado benefactor. En lo económico, el Estado debe intervenir para reforzar los propios mecanismos de mercado, mostrándose partidarios de que el Estado asuma aquellas tareas que sean de utilidad pública, que no puedan llevarse a cabo mediante la iniciativa privada. Sin poner en cuestión el sistema público de pensiones y la garantía de la prestación pública sanitaria y educativa, que lo deslinda de manera diáfana de las diferentes alternativas de gestión de dichos servicios. Por otra parte, PSOE, IU y Podemos, todos pugnando por un mismo espacio. Los programas de estos se alejan ostensiblemente de la socialdemocracia como ha sido entendida desde final de la 2ª Guerra Mundial… Que Dios nos coja confesado el día después, o sea, el 27 de junio.