TRIBUNALES

La banda del Galopa de Sanlúcar, al banquillo de los acusados

El grupo que, según la investigación, se dedicaba a alijar hachís en barcos de pesca, se enfrenta a penas que van de seis a ocho años de prisión

M. Almagro

En octubre de 2018 trascendieron unas impactantes imágenes de un operativo desarrollado por la Guardia Civil en colaboración con la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera en las que se veía el tenso abordaje de unos agentes a un barco de pesca que iba rumbo a la desembocadura del Guadalquivir cargado de hachís. La tensión fue máxima. Los guardias civiles, armados, detenían a los ocupantes de esta recreativa y hasta quince personas en total, en el marco de la ‘operación Euyun’. Desarticularon el conocido como clan del Galopa , un histórico del narcotráfico en Sanlúcar.

Pues bien, el juicio contra estos investigados se celebrará a partir de esta semana próxima en la Audiencia Provincial. En el banquillo se sentarán todos los procesados salvo Antonio P. R., alias ‘El Galopa’, quien falleció hace unos meses tras salir de prisión provisional.

La Fiscalía pide para los encartados penas que oscilan entre los ochos y los seis años de prisión por diferentes delitos:un delito contra la salud pública, otro de integración en grupo criminal y para algunos, tenencia ilícita de armas.

Como reproduce el Ministerio Público en su escrito de acusación , este procedimiento es fruto de una compleja investigación que tuvo su punto de partida en el hallazgo de un barco que se había quedado varado en la escollera del Castillo de San Sebastián. En su interior había tres fardos, 120 kilos de hachís.

Fruto de la intervención de este alijo, los agentes detectaron los contactos que la organización establecía en Ceuta, Algeciras o Marruecos para aprovisionarse de la droga. Igualmente, localizaron a cada uno de los miembros de la supuesta organización, el rol que desempeñaban en ella, así como domicilios, vehículos que utilizaban y jerarquía entre sus miembros.

Con todos estos datos, los investigadores pudieron conocer que estaban preparando un alijo de hachís y que se estaban haciendo con diferentes barcos para tal objetivo. Por tal motivo, se procedió a la intervención de 461 kilos de hachís que se trasportaban en una embarcación recreativa que iban a ser introducidos en la zona del Río San Pedro.

Posteriormente, incautaron en alta mar otro alijo a bordo de una embarcación que trasportaba 22 fardos de hachís, con un peso de 660 kilos deteniendo a sus tres tripulantes. Por todo ello, se procedió a la entrada y registro de hasta seis domicilios de Sanlúcar de Barrameda y Puerto Real.

Durante las pesquisas los investigadores constataron que eran dos las personas que estaban al frente de todos los demás. F. J. J., quien era el que establecía los contactos con los proveedores viajando a Marruecos, y El Galopa, que se hacía cargo de los gastos para comprar los barcos y repararlos y también «daba el visto bueno» a los planes. «Le comunicaban los pormenores de los avances en los preparativos, adoptando medidas de seguridad extremas para evitar que fuese identificado y se le relacionase con la actividad delictiva». Así por ejemplo cuando hablaban por teléfono, jamás decían su nombre . «Se referían a él como ‘ese’, ‘este’, ‘galopín’, o ‘cangrejo’. «Su posición en el grupo era de superioridad respecto a ellos, considerándolo como su jefe».

Como se informó en su momento, en casa del supuesto cabecilla de la organización se encontró una pistola cargada y municionada en la misma entrada de la vivienda, así como una escopeta del calibre 12, también municionada y lista para ser utilizada, que se encontraba en su dormitorio.

También le incautaron tres coches de alta gama y dos motocicletas, además de una libreta con anotaciones manuscritas de personas, cantidades y coordenadas geográficas. En el domicilio también había más de 3.000 euros en dirhams y dos cheques a favor de él y otra de su pareja por una importante cantidad de dinero.

Como informó la Guardia Civil tras la operación, la forma de actuar de este grupo consistía en utilizar pequeños puertos deportivos de Cádiz como punto de botadura y partida de las embarcaciones recreativas de pesca que traería la droga. Así, bajo la apariencia de una excursión de pesca, se trasladaban mar adentro hasta un punto previamente convenido donde una semirrígida de gran potencia les abastecía de la droga que debían trasportar, volviendo al puerto de partida con las cañas echadas y todos los enseres de la supuesta pesca desarrollada.

Asimismo, la organización utilizaba otros barcos, donde otros integrantes de la organización informaban de la posible presencia policial, todo ello para dar seguridad al alijo planeado. Una vez que la droga se encontrara en el puerto deportivo la transportaban de forma discreta hasta la «guardería» que tenían preparada.

La operación fue desarrollada por la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Cádiz, el Grupo de Estupefacientes de la Policía Nacional de El Puerto y el Departamento de Vigilancia Aduanera de Cádiz

ACTUALIZACIÓN: Los miembros de la banda del Galopa confiesan que traficaban con hachís

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