Chipiona
¿Por qué han aparecido dos ballenas en Chipiona en cuestión de días?
La hipótesis que se maneja es que fueran madre y cría; el Estrecho es zona de paso del rorcual común y los cadáveres llegan a la playa empujados por las corrientes y el viento
En apenas un par de semanas, dos ballenas (rorcuales comunes) han aparecido en las playas de Chipiona . Varadas en la orilla, precisamente en la zona de Costa Ballena. Una de ellas impresionante, de más de doce metros y varias toneladas de peso . Una imagen que impactaba pese a que esta especie, el rorcual común , es una de las más comunes en la zona de paso del Estrecho de Gibraltar. La otra, bastante más pequeña. ¿Hay algún motivo por el que se encontraran a dos de estos ejemplares tan cercanos en el espacio y en el tiempo?
El linense José Carlos García Gómez es Catedrático de Biología Marina en la Universidad de Sevilla. El profesor entiende que esta coincidencia se deba a que «podrían tratarse de madre y cría» y que la progenitora hubiera muerto por diferentes razones y «con posterioridad lo hubiera hecho la cría al quedarse sola». Es extraño que aparezcan de forma tan seguida, pero no que con cierta frecuencia lleguen a la zona los cadáveres de estas especies.
Y es que todo depende de las corrientes y el viento. Son las razones por las que estos cetáceos, que discurren por este hábitat aunque lejos de la costa, acaban varando en las playas. « En Chipiona los vientos dominantes, del suroeste-oeste arrastran los cadáveres flotantes hacia la playa.
. Es igual que ocurre con las medusas. Siempre están ahí, en el mar, y que lleguen aciertas costas es cuestión de la dirección de vientos y corrientes, no de que un verano haya más o menos, que también podría ocurrir. Aquí cerca, el Estrecho de Gibraltar es una zona de paso del rorcual común».
Es «un lugar de paso atlántico-mediterráneo de numerosas especies (entre ellas del atún rojo), y el rorcual común es una de ellas, que es el segundo mamífero organismo del planeta tras la ballena azul». Esa abundancia ha propiciado el trabajo de investigación en el que anda inmerso, que estudia los momentos de paso de esta especie para configurar un mapa de riesgo de colisión y evitar el atropello de las grandes embarcaciones que operan en la zona.
Y es que los varamientos como los ocurridos en este último mes en Chipiona siempre han existido, pero han aparecido nuevos condicionantes «desde que el ser humano comandara una filosofía de vida basada en la navegación. Ahora es una nueva amenaza». El sonar antisubmarino, la captura accidental por parte de la flota pesquera y las colisiones con buques y ferris se esconden detrás de muchísimas de esas muertes.
Para verlos con vida, es muy posible tanto en el Estrecho como en playas cercanas como Zahara de los Atunes o la Línea de la Concepción , «donde desde la orilla se puede apreciar el soplo, con ese efecto de manguera del mar hacia arriba. En esta provincia tenemos una extraordinaria biodiversidad marina, de la que debemos ser conscientes, admirarla y protegerla».
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