CONSECUENCIAS CORONAVIRUS

Ansiedad, depresión o trastornos de alimentación, la otra cara de la pandemia

La situación causada por el Covid-19 ha generado un incremento de patologías mentales y de consultas a los especialistas

Los mayores son un sector de población que se ha visto muy afectado por la soledad derivada de las restricciones propias de la pandemia. Antonio Vázquez

Verónica Sánchez

Han pasado ocho meses desde que se declaró el primer Estado de Alarma y lo que hacíamos antes de aquella fecha se nos antoja como de una película de hace décadas. Tocarnos, abrazarnos, ir sin mascarilla, entrar a un establecimiento lleno de gente, reunirnos en ... grandes grupos... Imposible. La pandemia ha cambiado nuestras vidas y, además de las dramáticas consecuencias del Covid-19 que todos los días vemos en las cifras de fallecidos, hospitalizados y sus secuelas, el virus también está generando otras graves consecuencias en la población, las psicológicas .

Según un reciente estudio, el 36,5% de los gaditanos presenta, actualmente, síntomas relacionados con la depresión graves o moderadamente graves debido al Covid-19 , por ejemplo, disminución del deseo de hacer cosas, sentirse decaído o con desesperanza, y, en torno a un 32,5%, síntomas relacionados con la ansiedad, como preocupaciones frecuentes, tensión o angustia. «Sentirse decaído, nervioso, angustiado o tener poco interés o alegría por hacer las cosas, es ahora frecuente entre los españoles», señala este estudio, que además recoge que «el 38,9% de los gaditanos duerme menos de lo que dormía antes de comenzar la pandemia y que un 37,3% ha disminuido la cantidad de ejercicio físico que realiza».

Restricción de afecto en los niños

La actual forma de socializar tendrá muchas repercusiones y los expertos alertan sobre las consecuencias de la restricción en la expresión afectiva . «Los niños no es que no tengan demostraciones de amor, que las tienen, pero físicamente solo las reciben de sus convivientes», explica la psicóloga gaditana Nazaret Martínez . Aún no hay estudios de cómo esta diferente forma de socializar repercute en los más pequeños, pero que su vida ha cambiado es más que evidente. «Son los primeros que se quitan los zapatos al llegar a casa, te avisan de la mascarilla, están pendientes de no tocarse con nadie», explica la psicóloga.

«La situación de pandemia implica una socialización diferente», narra Nazaret. Y es que, si antes íbamos a casa de los amigos y nuestros hijos jugaban juntos, se relacionaban con otros niños en el parque, por la calle, en el colegio... Todo eso ha desaparecido. «Están menos tiempo en la calle y no se les acerca nadie. Tienen amor pero hay restricciones» , puntualiza.

En el caso de los niños más mayores o los adolescentes, esta nueva socialización no ha sido tan complicada y se ha convertido en virtual. WhatsApp y las redes sociales lo han puesto más fácil. Pero «en los niños más pequeños la socialización se limita al círculo de casa y al grupo del colegio o la guardería» , explica la psicóloga. «Si tienen hermanos pueden jugar entre ellos, pero los niños que no tienen hermanos no gozan de esa posibilidad».

«La restricción de contactos físicos por salud y sentido común mantenida en el tiempo tendrá consecuencias en el futuro» , detalla la psicóloga. Al tiempo que pone de relieve que esta restricción es necesaria pero en un futuro se verá cómo nos afecta. «Tendremos que ver las consecuencias que va a tener en los niños la nueva forma de relacionarse». Y no sólo en los niños de Primaria, sino también en los más pequeños y en los nacidos en plena pandemia que, en muchos casos, han comenzado ahora la guardería y no conocen otra forma de relacionarse que la impuesta por esta 'nueva normalidad'. Tienen el cariño de sus convivientes, pero les falta la otra parte de la socialización. «Esto será así al menos hasta dentro de un año, cuando llegue la vacuna», advierte Nazaret.

De igual opinión es el médico psicoterapeuta José Lorenzo de Motrico Alvarez . «En el desarrollo del niño tanto la socialización como la psicomotricidad son esenciales, con estas nuevas formas de comportamiento la infancia está siendo dificultada en su evolución . En su casa y con sus parientes más próximos que se encuentren en la misma situación, el niño no va a notar un cambio excesivo a no ser que surja la prevención ante la enfermedad por alguna situación concreta, sí es más llamativo la limitación de las relaciones con el mundo exterior a la familia (colegios, parques, reuniones en casa, etc), es imprescindible tratar de comunicar al niño que es una situación excepcional», aconseja el experto.

La lucha ante un enemigo invisible

No podemos pasar por alto que esta pandemia y los sucesivos confinamientos están dejando huella en la mente de los ciudadanos. Afecta diferente, «de muchas formas, dependiendo de las circunstancias concretas de cada persona», afirma el doctor Motrico. «Lo que es evidente es que se trata en todos los casos de un problema adaptativo a una situación nueva, desconocida, peligrosa y con gran incertidumbre. Es la lucha ante un enemigo invisible e invasivo, lo que suscita una situación de miedo ante lo imprevisible» .

«Lo que conocemos es que se trata de una enfermedad infectocontagiosa que se transmite por varias vías, fundamental y peligrosamente por vía respiratoria, ante lo cual se han establecido todos los mecanismos de evitación y de precaución conocidos, es como tratar de convertir nuestro hábitat en un inmenso quirófano en el que predominan todas las normas antisépticas para evitar el contagio , de ahí el uso de las mascarillas, el aislamiento (confinamiento), las distancias de seguridad entre las personas, etc», detalla el psiquiatra. Esta situación «conlleva un proceso mental de adaptación a las nuevas circunstancias , dependiendo de las situaciones vivenciales de cada persona y de las consecuencias que acarrea la aplicación de estas normas: problemas económicos graves, de aislamientos, enfermedades severas, afrontar fallecimientos de seres queridos, crisis familiares, problemas sanitarios y de funcionamiento de las distintas administraciones que enlentecen el ritmo habitual de solución de las gestiones o problemas educativos», entre otros. Ante esta situación cada individuo lo encara de una forma distinta, dependiendo de su «estructura de personalidad».

El confinamiento y las restricciones de movilidad también dejan su huella psicológica. Como señala la psicóloga Nazaret Martínez, «la incertidumbre genera más ansiedad que el que se pongan medidas» . Y afectan dependiendo de las circunstancias concretas de cada persona, «no es lo mismo el confinamiento de una familia numerosa en un espacio reducido que el de una persona de edad y enferma que se encuentre sola y en dependencia de otras personas», dice al respecto el doctor Motrico. Al tiempo que destaca la «capacidad de convivencia entre los miembros de la familia con los que hay que compartir el espacio y el tiempo» y la «capacidad aprendida para llenar su tiempo», en caso de las personas que se encuentren solas. Respecto a la movilidad, no hay que olvidar que muchas personas «necesitan por motivos orgánicos o mentales» salir y, además, el ejercicio físico conlleva «interacción social», añade el médico.

Síndrome del sanitario quemado

Además de los niños, otros sectores de población notan aún más la pandemia y lo que conlleva. Como los ancianos que, subraya el doctor Motrico, «temen más enfermar por las graves consecuencias que ello conlleva. Son una población de alto riesgo, de lo que son conscientes por la cantidad de información que les llega». Nuestros mayores, «se sienten muy solos», afirma la psicóloga Nazaret Martínez. Normalmente «están limitados físicamente» y su alegría es que «se vaya a verlos». Por eso, «la restricción del contacto físico les salva la vida» pero a cambio de una soledad total. «A veces dicen que prefieren morir de coronavirus que vivir en la soledad absoluta» , advierte la psicóloga.

Pero, sin duda, las personas con trastornos, diferentes capacidades o enfermedades mentales son las que más están padeciendo esta 'nueva normalidad'. El doctor Motrico subraya al respecto la «necesidad de apoyo de otras personas y el entorno en el que estén viviendo, de manera que puedan adaptarse a la situación. De hecho, a los niños con patología grave se les concedió permiso para poder salir y pasear, manteniendo su rutina durante la anterior situación de confinamiento total». Los niños con autismo, por ejemplo «necesitan salir porque no tienen recursos para entender», dice la psicóloga Martínez, que subraya el hecho de que, incluso, pueden llegar a autolesionarse o a agredir a sus convivientes. Estos niños, a igual que los que tienen síndrome de Down, «se benefician de la socialización y se ven muy perjudicados por esta situación» . Lo mismo ocurre con los mayores que padecen demencia senil o Alzheimer, por eso, pone de relieve la psicóloga, «necesitan no perder tiempo de acceso a sus tratamientos porque la enfermedad avanza muy rápido y ellos van en retroceso».

Los profesionales de la salud mental subrayan el incremento notorio de consultas en esta situación. «Sobre todo problemas de ansiedad, trastornos depresivos, trastornos del sueño, de la alimentación, y trastornos psicosomáticos», dice el doctor Motrico. «En muchos casos son problemas de pérdida que conllevan la elaboración consiguiente del duelo (fallecimientos, pérdidas de empleo, de empresas, etc.)», explica. Y destaca el médico psicoterapeuta «la especial incidencia en determinadas profesiones que por sus características se ven en la obligación de afrontar el problema de forma directa. Ejemplo de ello son los profesionales sanitarios, por la obligada atención a la gran cantidad de personas afectadas y la larga evolución que está teniendo el problema, unido a la falta de personal y en muchas ocasiones de los medios necesarios. Todo ello ha venido a establecer la denominación del 'síndrome del sanitario quemado'. Junto a otras profesiones que están en la vanguardia asistencial, agentes de seguridad (policías, guardia civil, militares, etc), y resalto la implicación de los trabajadores sociales, y un largo etcétera».

Consejos para hacer frente a la pandemia

Así las cosas, pedimos a los especialistas que nos den algunos consejos para sobrellevar la pandemia y sus restricciones. «Respecto a los mayores», dice la psicóloga Nazaret Martínez, «algo sencillo que podemos hacer es llamarles por teléfono o videollamada o, incluso, si tenemos una vecina mayor, preguntarle qué tal está de ventana a ventana. Necesitan saber que todavía cuentan, que importan ». Y con los más pequeños de la casa «explicarles las cosas pero sin exponerles a muchas noticias, compartir tiempo, jugar con ellos, hacerles partícipes de las cosas básicas de la casa como poner la mesa, por ejemplo. Hacer que todos los días cuenten ».

Por su parte, el doctor Motrico advierte que «este estado genera situaciones estresantes derivadas sobre todo por el miedo al contagio y a poder contagiar, así como otras afecciones derivadas del confinamiento y el aislamiento social». Por eso remite a las recomendaciones elaboradas por la Sociedad Española de Psiquiatría para hacer frente a esta situación : seguir las indicaciones dictadas por los organismos oficiales para evitar el contagio y la propagación del virus; intentar adecuar nuestras actividades habituales a las condiciones instituidas, elaborando un plan que nos mantenga ocupados en vez de estar elaborando pensamientos catastrofistas; elaborar un plan diario de actuaciones que nos sean agradables y continuar con los hábitos saludables que normalmente realizamos (ejercicios físicos que podamos hacer, ejercicios de relajación, lectura); el uso de internet para mantenernos en contacto con otras personas evitando de alguna manera el aislamiento social, así como su utilización para realizar trabajos on line; estar bien informados de la evolución de la pandemia por medios fiables y no a través de un exceso agobiante de información por medios de dudosa credibilidad; tener bien informados a los niños, no desde una posición alarmista, pero sí desde una posición que justifique el cambio de nuestras actuaciones; conservar el adecuado uso de medicamentos y tratamientos en personas enfermas y acudir a los servicios sanitarios en caso de aparición y/o alteración de síntomas que requieran aclararse y mantener la esperanza en los avances científicos que permitan la superación de esta situación.

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